Como mandamientos:

Es bueno ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivirla con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho para ser insignificante.
Charles Chaplin

A veces uno sabe de que lado estar simplemente viendo los que están del otro lado.
Leonard Cohen

miércoles, 1 de abril de 2020

Diario de Incertidumbres. 1 de Abril

     








    
      Hoy madrugue. Y no es algo habitual en mí. Si  lo tengo que hacer, lo hago. Pero hacerlo pa na, como que no. Qué le vamos a hacer si uno gustó siempre más de los efectos curativos del trasnoche. A decir verdad, justo será señalar que vi la llegada del alba durante una etapa de mi vida que se me antoja como la más larga. Treinta años, arriba o abajo, prestando servicios como búho nocturno dan para gozar de muchas amanecidas que nunca suelen ser las mismas cuando se ven desde detrás de la barra del bar. ¿Como va a ser igual que en el lado opuesto tomándose unos campanazos?
 
    Anoche tampoco me acosté con las campanadas que por Nochevieja anuncian el año nuevo. Anduvimos gozando la santa y un servidor (… no se vayan a afilar las uñas pensando en lo que viene ahora que no es como lo que pasa en Cincuenta sombras de Grey. Que los veo venir.) del visionado de INTEMPERIE, la última película de Benito Zambrano, basada en el libro original de Jesús Carrasco que les recomiendo encarecidamente. Libro y película. Por ese orden. Que es como debe de ser. Y he de decirles que, si gocé mucho con la lectura del libro, tanto o más lo he hecho con la película. Transcurre la acción, en los primeros años de la posguerra, en una comarca del interior de España que jamás llegamos a saber cuál es, de tierra baldía. Un desierto seco donde lo más difícil es sobrevivir. Pasan ante nuestros ojos unos personajes que apenas hablan, a los que jamás se les nombra por su nombre y que, sobre todo, parece como si no tuvieran sentimientos y menos aún ideas. Un capataz miserable, unos ayudantes serviles, un catálogo de gentes pobres de solemnidad, un pastor que, aun viniendo de vuelta de lo peor, conserva lo mejor que lleva dentro el ser humano y un niño que huye de tan mezquina y miserable vida. Nos encantó. Si pueden, no se la pierdan.
      
      Y venía esto a cuento, (que ya me he vuelto a ir por las ramas), por el hecho de que me acosté tarde y me he levantado temprano. Cosa, a todas luces, incongruente. Verán, resulta que había de ir a la vecina y muy heroica ciudad de Valdepeñas (que debe este apelativo a su lucha contra los franceses de Napoleón, aunque aquí también les dimos sopas y no lo recuerda ni celebra nadie) a llevar a mí querida hermana, que, como bien saben, es la sacristana del lugar, que toca hasta las campanas y a quien en el paro veo como no vuelva a cantar pronto misa Don Amadeo,(… rían, que de llorar siempre hay tiempo) para que le hiciesen una analítica que tenía pendiente.
     
    Llevaba mi acojone, y lo reconozco, ante la eventualidad de que me pararan en algún control, que es cosa que siempre me pone como de los nervios, y no conforme el gendarme correspondiente con los papeles que acompañaban la razón del desplazamiento, me crujiese bien “crujio”. Pero hubo suerte. Lo que me sorprendió fue observar la parálisis que rodea al mundo en este momento de tristeza. Y eso que no pasé de Valdepeñas. Las calles desiertas, el hospital con los justos y citados de antemano, la autovía en un solo desfilar de camiones con algún coche salpicado en la distancia y el cielo, ¿se han dado cuenta de que estos días hay más pájaros volando y cubriendo de trinos el manto azul de nuestro cielo?
     
     No sé si ya he dicho que hoy estrenamos mes. Esperemos que, aunque sea solo un poco, venga adornado con menos negrura que el anterior. La avalancha de quejas contra el gobierno es abrumadora y no pongo en duda de que, en muchos casos, podrá ser hasta justificada la razón. Y los del PP, (que no podían dejar de salir hasta la pista a bailar esta salsa que tanto le gusta), amenazan con votar en contra, como si fuera una sorpresa, de las nuevas propuestas que el gobierno aprobó el pasado martes para paliar, en la medida de lo posible, el desastre económico que se avecina después del confinamiento. Y, dada la gravedad de la situación, el ejecutivo intenta aprobar medidas de inmediato y dar explicaciones mientras pide excusas por los errores que haya podido cometer. Que son y serán muchos. Mientras, los de la gaviota, (que de pedir excusas y reconocer los errores cometidos jamás tuvieron, por prepotencia y orgullo, ni pijotera idea) se mantienen en la negativa si lo que vienen en llamar “paquete de medidas” no cambia y deja de tratar a la clase empresarial como si fuesen adversarios. En fin, y para terminar este apartado, que hace poco más de una semana pedían medidas más duras y ahora, que están puestas sobre la mesa, dicen que las votaran en contra. Siempre para atrás como los cangrejos. Va innato en su ideario el” o mando yo o no dejo que mande ni Dios. Aunque sea en tan compleja situación.
   
   Y comentarles también que uno de los personajes más odiosamente repugnantes, prepotentes, y…… en fin, (lo diremos y que reabran Alcatraz para darme asilo si viene en mi busca el FBI), gilipollas que ha visto la luz en el mundo mundial en las últimas décadas, o siglos quizás, ha terminado por reconocer, después de semanas tomándolo públicamente a chanza, que este puñetero bicho va a provocar entre 100.000 y 240.000 muertes en los sacrosantos Estados Unidos de América. Intuyo que ya saben el nombre del eminente personaje a quien me estoy refiriendo y entreveo también, hoy ando ducho en perspicacia, que ha necesitado del aprendizaje de las cuatro reglas esenciales para, echando mano de lapicero, hacer las cuentas llegando a tan sabia conclusión. Tenía pensado en el borrador del día dedicar más tiempo a este elemento, pero no merece más consideración. Como payaso era bueno cuando hacía televisión.
     Es multimillonario el elemento antes nombrado. Pero casi les puedo asegurar que ignora el placer que proporciona oler una flor, observar el vuelo de un águila o la inocente sonrisa de un niño. Si ustedes lo saben, que lo sabrán, considérense más ricos que este mastuerzo adornado con peluquín. Ni clase tiene pa lucir calva. 
    
     Parece que amainó el temporal y asoma el sol. De ser así, gocen de él que, ahora, hasta un servidor hace cabriolas de alegría cuando aparece. Pero, eso sí, dosificado y en su justa medida.

     Queden, como siempre, con Dios y no piensen en el goteo inmisericorde que nos está cayendo y por el que hoy, de nuevo, y con premeditación, pasamos como de largo.


    


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