Ya saben quienes
me siguen que soy algo dado al amontono. Por ello habrán podido comprobar los
que van tras las perdidas huellas de este aprendiz de escritor que desde hace
tiempo escaso aparece en el margen derecho de esta pobre factoría de escritos
un invento más al que he dado en llamar La Taberna del Mangines. Justo será
reconocer que llevaba un tiempo dándole vueltas a esto de ponerle voz y alma a
escritos propios y ajenos. Y de justicia será también decir que fue mi joven
amigo Ricardo Guzmán, no dejen de seguirlo en, pinchen sobre el
nombre, Frente al Baluarte, quien me animó, y mucho, en esta nueva aventura. Por
ello, y por si aún no la han escuchado, aquí les dejo la Elegía, sutil
maravilla, de Miguel Hernández en la voz de este mortal que les escribe
acompañado de su buen amigo Joan Manuel Serrat. Escúchenla, si a bien lo
tienen, mientras doy forma a una nueva divagación. Queden tod@s con Dios.