Le dijo
hace unos años en una entrevista a Jordi Evole mi añorado y apreciado José Luis
Sampedro (… algunos de los mejores libros que he leído en mi vida son suyos): “Para
que pueda haber una democracia tiene que haber demócratas. Y para ser
demócratas hay que tener libre el pensamiento, Pero toda la educación que nos
dan va contra la libertad de pensamiento. Si usted no tiene libertad de
pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor. Si lo que usted
está expresando es lo que le han dicho que diga, eso no tiene ningún valor
personal. Deberían educarnos para pensar por nuestra cuenta, para razonar por
nuestra cuenta, para arriesgarnos por nuestra cuenta y ser cada cual quien es.
Yo, cuando he hablado con los jóvenes, y no tan jóvenes porque hay de todo, del
15 M, siempre les digo: “reeducaos y, además, reeducad a la gente”. Pero
estamos educados para no tener independencia, para ser sumisos y buenos borregos.
Y esto demuestra que la democracia no funciona”.
Y prosiguió: “Si mandase el pueblo eso no
pasaría. Pero, como mandan los amigos del que está ahí, pues pasa. El
pueblo vota, pero lo hace sin libertad de pensamiento, influido por los medios
que dicen ser de difusión siendo, como son, de persuasión. La televisión, los
periódicos, están todos en manos de los que mandan. Y como están en manos de
los que mandan, informan de lo que les conviene, de lo que quieren, y de lo que
no quieren, no informan”. Y replicó Evole: ¿Entonces yo, debo de estar en manos
de los que mandan?, Y contestó Sampedro: “Claro. Y yo también. Todos estamos en
manos de los que mandan. Yo me refugio en este rincón, escribo mis palabras, y
cuando me invitan a venderme y vienen a comprarme, exactamente igual que a
usted, les digo que no”. Que grande era este hombre y cuánta razón
llevaba en sus planteamientos. Se le echa de menos maestro.
Resulta curioso el invento y uso de los eufemismos para
maquillar, o al menos intentarlo, porque ya saben que, a buen entendedor, pocas
palabras bastan, determinados conceptos, ideas o realidades, siempre incómodas,
molestas y negativas. Así, por ejemplo, “edad dorada”,” larga enfermedad” o
“dormir el sueño eterno”, pretenden suavizar y enmascarar, vejez, cáncer o
muerte respectivamente.
A las
cárceles se le llama “centros de readaptación y reinserción social”, a los
discapacitados “personas con capacidades distintas”, se sustituye pobreza por
“riesgo de exclusión social” y las víctimas civiles de una guerra se convierten
por arte de birlibirloque en “daños colaterales”
Incluso ponerle
los cuernos a la parienta o, al pariente, ha pasado a ser “vivir una aventura”
(… o affaiere, que resulta ser más cool) e “ir al excusado” es lo mismo que ir
al wáter. Pero suena mejor.
Lo llevas claro,
si una mañana al llegar a ese curro tan maravilloso que tienes te
encuentras con una notificación del Departamento de Recursos Humanos que, más o
menos, diga: “Debido al estado de desaceleración económica que se vive en
nuestro sector, junto al consecuente crecimiento negativo reflejado en los
balances de esta organización, nos vemos obligados a poner en marcha el
protocolo de supervivencia y flexibilación laboral previsto a efectos de
garantizar la continuidad de actividades de la misma. Esto supone, para el
departamento X en el que usted viene prestando sus muy apreciados servicios,
una regulación de plantilla de en torno al 50%, siendo además necesaria la
implementación de políticas efectivas de moderación y reajuste salarial para
los puestos no afectados por la anterior medida. El Departamento de RRHH queda
a su disposición y le emplaza para bla, bla, bla…… y bla.
Sin antifaz,
todo esto quiere decir que “tu empresa”, de la que estás tan orgulloso, , no
gana lo que en un principio se había presupuesto, y presupuestado. Así que date
por jodido, porque la cadena se rompe por el eslabón más débil, es decir tú, y
que, o bien, te vas a la calle o te bajan el sueldo. Lo dicho, date por jodido,
y contento, si solo ganas menos por las mismas o más horas, que hay otros que
son más pringaos y están todavía peor”.
Lo anterior
se lo he robado sin pudor a mi buen amigo Ángel Luis Fernández, alias “El
Liri”, conocido en el pueblo y extramuros, aunque ahora resida en
Almagro. Y coincidirán conmigo en que ha retratado un buen manojo de
verdades con la maestría de los que viven abajo. Y además he de estarle
agradecido dos veces, porque me ha mencionado en su entrada del Facebook, y me
ha dejado como prenda, una exquisita canción de Miss Blues. La escucharé
tranquilamente tomando la medicina que me ha recomendado. Esa no la digo.
Hoy me
demoré en demasía. Y es que resulta que emitían por Internet un programa sobre
el pueblo con sus gentes en el discurrir de estos días. Y estuve oyéndolo, con
los cascos puestos, mientras escribía para entregarles otro tostón. Me
alegró ver a los paisanos. Y observé, por sus pensares, que “nos vamos dando
cuenta de que dependemos los unos de los otros. Para el alimento, para el
vestido, para la vivienda, para la diversión, para el transporte. Para todo lo
que se obtiene “pagando”: Pero dependemos todavía más, los unos de los otros,
para nuestra felicidad. Y en este terreno nada se obtiene con dinero”. Lo decía
Phil Bosmans hace más de cuarenta años. Y podrán apreciar que sigue vigente.
Buena
noche y ya saben, sean felices y repartan felicidad. Lo demás lo pueden
comprar. Aunque sea en el bazar de los chinos.
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