Como mandamientos:

Es bueno ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivirla con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho para ser insignificante.
Charles Chaplin

A veces uno sabe de que lado estar simplemente viendo los que están del otro lado.
Leonard Cohen

martes, 7 de abril de 2020

Diario de Incertidumbres. 7 de abril







   Sumergidos en las delicias de la universalización estábamos convencidos de que vivíamos en el mejor de los mundos posibles. Habíamos llegado a las cumbres de la tecnología y, contentos por la inmediatez y eficacia de las comunicaciones, creíamos haber conquistado la tierra y descubierto todos sus territorios, sin caer en la cuenta, de que ese proceso global tenía un lado oscuro en el que anidaban demasiados fenómenos negativos como la generalización de las epidemias, el éxodo masivo de personas expulsadas de sus lejanos hogares, hambrunas, desastres y la restauración del poder económico como tótem indiscutible de nuestro tiempo.
     Y el más lamentable episodio de este mundo global es la presente pandemia que, aunque nacida en China, se ha extendido por todo el planeta. Tampoco es algo nuevo, por otra parte, la existencia de epidemias, pestes y desastres que ya fueron atestiguadas en las crónicas de la historia y en múltiples libros como La Biblia, El Decamerón de Boccaccio, el Diario de la Peste de Defoe o La Peste de Albert Camús.
 Proliferan ciudadanos que, desoyendo las recomendaciones, se muestran incapaces de renunciar a sus hábitos anteponiendo su libertad, su inconsciencia y su voluntad por encima de los derechos y del bien colectivo e, igualmente, aparecen ángeles protectores dedicados a atender a contagiados y enfermos. Héroes encargados de velar por el cumplimiento de las normas que han de corregir los comportamientos de los que, convirtiéndose en plebe, parece que les faltara un agua como a la manzanilla. Situaciones como la que vivimos nos devuelven lo mejor, y lo peor, del corazón de los humanos y mientras unos ayudan, otros medran. Recuerden que la globalización también era esto. Escribe lo anterior Pedro Felipe Granados en uno de sus artículos y yo, con sus modificaciones y añadidos al redactar, lo revalido.

    Encuentro garabateado a lápiz el borrador de un escrito salpicado de tachones y añadiduras. Ignoro si es mío o ajeno. Tampoco recuerdo si ha visto la luz con anterioridad. Es por ello que decido darle vuelo.

   Y de repente, la vida te pone a prueba. Te encuentras encerrado en casa viendo como algo que está matando a mucha gente hace temblar los cimientos de nuestra infecta sociedad. Amigos y familiares son despedidos de sus trabajos. El miedo se apodera de ti y te crea impotencia porque NO PUEDES AYUDAR. Sales a comprar. Ves a la gente triste y apagada. Y sientes que el miedo está hasta en el aire. Te preguntas como acabará esto. Te inquietas y te preocupas por tu salud, por la de los tuyos y por la de los otros. Y es ahí, en ese punto de incertidumbre, de bloqueo total de tu cuerpo, cuando te das cuenta de que solo no se puede. De que necesitas de los otros. Porque ves a ángeles de bata blanca luchando contra un enemigo invisible, porque ves que lo hacen arriesgando su vida por salvar la de los demás, porque los ves también detrás de la caja del supermercado, en los coches de Protección Civil, conduciendo camiones y ambulancias, mientras otros velan para que se cumplan las normas ayudando a todos en todo. Y eso te da fuerzas y energías para pensar que estando unidos lo conseguiremos. Ganaremos porque somos una nación única en solidaridad y solemos remar juntos ante cualquier adversidad. Solo queda desear que cuando pase este abejorro de mal vuelo, su paso, nos haya hecho más fuertes. Como españoles y como personas. Y que este mal sueño nos haya servido para aprender lo que realmente importa en la vida. Porque solo se suele llegar más rápido, pero junto a los otros, siempre se llega más lejos.
   
   No olviden nunca que las malas lenguas siempre contaminan. Intenten no hablar mal del que está ausente y no olviden tampoco que, si alguien habla mal de los demás delante de ustedes, hablara igualmente mal de ustedes delante de los demás. En cuanto se den la media vuelta.

    Y así acabo. Hoy me dormí un poco en los laureles transitando los caminos de Internet para poner en conocimiento del tiburón de hacienda el asunto de las declaraciones. No he seguido con detenimiento los noticiarios, pero me parece, por lo que he oído por los rincones, que en algo resucitó el bicho. Así que, no tocaremos campanas. Tampoco nos amargaremos. Es lo que hay y nos ha tocado. Descansen y vayan preparando los ingredientes y menesteres para las comidas con sus postres de la Semana Santa. Lo cortés no quita lo valiente y las penas con pan, y cerveza, siempre son más llevaderas.





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