Como mandamientos:

Es bueno ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivirla con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho para ser insignificante.
Charles Chaplin

A veces uno sabe de que lado estar simplemente viendo los que están del otro lado.
Leonard Cohen

domingo, 12 de abril de 2020

Diario de Incertidumbres.12 de Abril




    Les propongo hoy un ejercicio recordatorio sobre la historia de nuestro pueblo, refiriendo pasares que seguramente los más jóvenes ignoran, para contarles que los años del 1824 y 1825 fueron de una extrema esterilidad en los campos, sobreviniendo por ello una miseria espantosa. Lo que se dio en llamar Junta de Caridad tuvo que actuar para hacer frente a la situación, procurando por todos los medios reunir recursos con los que socorrer a multitud de personas que estaban en la indigencia.

    Bandadas de hombres, mujeres y niños, según contaban los escritos del archivo parroquial, quemado durante la Guerra Civil, y refleja Don Antonio Pardo en su libro BREVES PAGINAS ACERCA DE LA VILLA DE SANTA CRUZ DE MUDELA recorrían las calles del pueblo manifestando en sus rostros el hambre que los aniquilaba y consumía. Muchos de ellos parecían verdaderos esqueletos andantes y fueron numerosos los que perecieron víctimas del hambre.
      La antedicha Junta de Caridad tomó a su cargo el recaudar fondos entre los vecinos dirigiendo igualmente solicitudes al Marqués de Santa Cruz (… que andaría holgado en su Palacio del Viso y contribuyó con 2000 reales, que eran 500 pesetas de las de antes y 3 euros de los de ahora), al Infante Don Carlos (… que andaría igual y aflojó, estirándose aún menos, 1000 reales que no convertiré al uso actual para que no me de la risa), al Gran Duque de Luca(… que era poseedor, como el anterior Infante citado, de una de las Encomiendas limítrofes y aportó la “sabrosa” cifra de 600 reales) y al Sr Arzobispo y Cabildo de Toledo como partícipes de los diezmos y primicias (… que eran la parte de los impuestos que estos se embolsaban de lo que recaudado era por los señores anteriormente citados a los pobres de solemnidad que tenían en arriendo sus tierras) y de los que se sabe que la súplica que se les dirigió les produjo un “buen efecto” (… esto es cojonudo) aunque, al menos el Cabildo, se excusó de contribuir alegando como razón que también había muchos pobres en Toledo y por los pueblos cercanos. Estos, siempre igual. Como la cerveza de El Aguila.
     
     Aun así, se llegaron a recaudar entre los vecinos 3200 reales, que eran 800 pesetas y poco menos de 7 euros, debiéndose hacer notar que solo contribuyeron trece personas porque los demás apenas podían atender a su propia subsistencia. A los pobres de solemnidad, que según Don Antonio Pardo eran 122, y a los enfermos e impedidos, se les socorría diariamente con onza y media de arroz, que venían a ser unos cuarenta y cinco gramos, y media libra de patatas, que eran unos 220. A los ancianos, que eran 19(… entonces el personal no alcanzaba edades tan provectas como alcanzamos ahora) se les daban dos reales, que eran cincuenta céntimos y la mitad de una peseta y, como sustento general, se daba una sopa a la que acudieron en el invierno de 1824 quinientas personas y en el de 1825 alrededor de mil. Piensen, mediten y serán conscientes de, y a pesar de los pesares, porque poco nos quejamos ahora.
     
    Y,como aún siendo pocos, siempre suele parir la abuela, el 25 de Junio del año del señor de 1834 sobre las doce del mediodía descargó una tormenta torrencial sobre el pueblo inundando los campos que quedaron arrasados por la abundancia de piedra. Cuentan las crónicas que fue tanta el agua que cayó, y en tan poco tiempo, que uniéndose las corrientes en lo que era el Arroyo Riansares (… que en la actualidad discurre entubado y se utiliza como colector de aguas), por la inclinación de las calles hacia él, creció su caudal de un modo extraordinario. El arroyo se desbordó, arrastrando a su paso un viejo pajar que estaba situado junto a su margen hasta el Puente del Llano interceptándolo. Subieron entonces las aguas por encima de los pretiles del puente, y se precipitaron sobre las calles cercanas, alcanzando su nivel una gran elevación. Los cimentos se empaparon y ablandaron de tal manera que se desplomaron las tapias y las techumbres quedando reducidas y cubiertas de agua quince casas y dos posadas, pereciendo además veinticuatro personas, (… que otros documentos elevan a treinta y tres) de todas las edades y sexos.
   La Milicia Nacional y algunos intrépidos vecinos, a nado unos, y a caballo otros, acudieron inmediatamente, con gran peligro para sus vidas, a prestar auxilio a los inundados para conservar el orden y sostener el espíritu en tan infortunados momentos, consiguiendo librar a muchos de una muerte cierta. Durante mucho tiempo se recordó este desgraciado acontecimiento en el pueblo como la “Nubada de San Guillermo” y las innumerables personas que tuvieron que abandonar sus hogares encontraron una cordial cogida en las casas de vecinos que les prodigaron todo género de alivio y consuelo. A los dos días de este triste suceso se presentó el primer caso de cólera. Y cuenta Don Antonio Pardo en su libro, que le causaba pena leer el libro de defunciones de aquel aciago año del 1834, que se le presentaba a la imaginación como un  cuadro de desolación y tristeza, en que hubieron de morir por el verano trescientas seis personas. La epidemia se repitió en agosto de 1855 llevándose por delante a otras cien. 
    
    ¿Qué les ha parecido este retazo perdido de nuestra historia? Seguro que ahora piensan que, después de todo, y a pesar de los pesares, no estamos hoy en día, y aunque estemos recluidos, tan mal.


    Solo pasa que nos habíamos acostado en un mundo y de repente nos hemos levantado en otro. Muchas cosas han perdido su magia, Venecia ya no es tan romántica, Nueva York está que no se tiene en pie, la Muralla China ha dejado de ser una fortaleza y la Meca está vacía. Los abrazos y los besos se han convertido repentinamente en armas y el no visitar a nuestros padres y amigos se ha convertido en un acto de amor. De repente nos hemos dado cuenta que el poder, la belleza y el dinero no nos sirven para nada y no pueden aportarnos el oxígeno por el que estábamos luchando. El mundo continúa su vida y es precioso. Únicamente ocurre que ha recluido a los humanos en jaulas y les ha enviado un mensaje que viene a decir: “No sois necesarios. El Aire, la tierra, el agua y el cielo están bien sin vosotros. CUANDO VOLVAIS RECORDAD QUE SOIS MIS HUESPEDES. NO MIS DUEÑOS.

   Gracias a Don Antonio Pardo, que en gloria este, porque escribió, (con sus modificaciones y añadidos como siempre) la primera parte de esta que es mi vuelta al ruedo. Sacada está de su libro. Sin dudas el mejor que se ha escrito sobre el pueblo, que venero y tengo de cabecera. Y también a mi querido Bajillo que fue quien me envió el escrito con el que terminé y del que no conocemos autor. Me pareció tan certero y sublime que no pude evitar el echarlo a volar.


     Y eso, que se nos fue esta Semana Santa anormal. Tanto que un servidor debería estar a estas horas corriendo como un pollo descabezado detrás de la barra del restaurante y, muy a su pesar, está con las posaderas sentadas narrándoles estas tontunas, Mas ya saben que dice el refrán que “no hay mal que cien años dure”. Ni cuerpo que lo resista me digo yo. Esperemos entonces que el bicho ceda y la cosa se vaya normalizando. Aunque ya les auguro que no será mañana. Paciencia hermanos, paciencia.



    




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