Como mandamientos:

Es bueno ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivirla con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho para ser insignificante.
Charles Chaplin

A veces uno sabe de que lado estar simplemente viendo los que están del otro lado.
Leonard Cohen

martes, 31 de marzo de 2020

Diario de Incertidumbres. 31 de Marzo

    




    Hoy, en el último día de un mes de marzo que pasará a la infamia de la historia, recojo un artículo de José Fernández Díaz que ha puesto mi apreciada amiga Paloma Martínez en su perfil de Facebook. Dice así: “El advenimiento del virus ha dejado al desnudo la insolvencia intelectual y operativa de gobiernos supuestamente sofisticados que desoyeron varias veces las advertencias científicas, que no se prepararon para una pandemia largamente anunciada y que ni siquiera hicieron simulaciones económicas para esta eventualidad. Con la misma negligencia estaban atendiendo el calentamiento del planeta que nos llegará con maremotos, ponzoñosas enfermedades tropicales y otras formas del infierno. El drama no nos pisa los talones. Nos espera cómodamente delante, afilando su guadaña.”
   Y remata:” Nadie conoce en detalle lo que ocurrió realmente en China. Solo se sabe con certeza que hubo demasiado silencio (ahí la libertad de expresión no existe) y que se les permitió a miles de turistas chinos que visitaran e infectaran alegremente Europa durante un mes. Pero su presidente parece ser que representa a un nuevo Mao y que, por lo tanto, es de reaccionarios o de xenófobos criticar sus estrategias y secretismos. Además, admiremos lo extraordinario que resultó su remedio, amigos lectores: El amado líder se pasea por la grande y libre Wuhan mientras el mundo se incendia. No les extrañe que encuentre la vacuna y encima nos salve a todos”. Díganme si no da en que pensar este a artículo del que solo les traje unos retazos.
   Entretanto, me entero de que hay alcaldes catalanes que han pedido ayuda al Ejército Español a pesar de los dictados del más tonto que han parido por aquella tierra y que responde al apellido de Torra. ¿Habrá de haber ser humano más majadero que este hombre? Ha empezado un goteo de municipios que se han desmarcado de la Generalitat pidiendo la colaboración de las Fuerzas Armadas para frenar el avance del virus y, en la eterna contradicción que les caracteriza del “me acuerdo de Santa Bárbara cuando truena”, la siempre vacilante Ada Colau, que había rechazado la presencia, hace solo unos días, del ejército en el Salón de la Enseñanza, reclama, ahora que se ve con el agua hasta el cuello, la pronta actuación del mismo con el fin de construir un centro de alojamiento para las dos mil doscientas personas que duermen cada noche al raso en las calles de Barcelona.
    Y, en el colmo de los despropósitos, el pájaro del que hablábamos antes casi acusa al gobierno español de dejar de morir a los catalanes en una entrevista concedida a los ilustres ingleses de la BBC, (tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando) y además, como coronación de la desfatachez, envía cartas de queja a los mandamases de la Unión Europea. Mientras, su compañera y portavoz, de quien no pondré nombre porque el escribirlo en su jerga me resulta harto complicado, afirma ahora que “no es el momento de hacer política si no el momento de remar juntos” y pide, con un buen pedazo de morro, que sea el Estado (que al parecer ahora existe) el que soporte el peso económico de esta crisis”. Olvidó pedir la devolución de las competencias en Sanidad e Interior congeladas con el estado de alarma como había venido insistiendo últimamente en casi todas sus comparecencias. Será que ahora no le apetece tanto. Arrepentidos los quiere el señor.
    Dice la santa, que anda visionando Cuatro en la televisión, que están diciendo en la misma que los señores diputados, y por defecto también las señoras que ostentan idéntico cargo, van a cobrar su sueldo íntegro, además de dietas y desplazamientos en estos días en que se están rascando la entrepierna, aún más, en el sillón de su casa. Lo busco de inmediato en Internet y no encuentro noticia concreta que me aclare este asunto por lo que deduzco que, o hay secretismo al respecto o es mentira. De cualquier manera, y por si acaso, si cierto fuera, sería vergonzoso que cayendo la que les está cayendo a una inmensa mayoría de los que les votaron y les pusieron ahí, no sean capaces de quedarse con el sueldo, que ya es amplio, mientras donan lo que ahora no se gastan para lo que sea necesario en el combate de esta plaga. O lo hacen, o habrá que tomar las calles cuando nos quiten las caenas reclamando el fin de los privilegios de esto que ahora parece que ya no es casta.
    Y hoy, tengo que terminar, porque lo merece, con una mención a lo escrito en Facebook por mi apreciado amigo Tomás Ángel Felipe. ¡Qué gran persona es este buen hombre a quien siempre acompaña una sonrisa en el semblante! Ha tirado unas fotos desde la ventana de su casa y en ellas podemos observar la soledad del parque vacío en el que, según nos dice, hasta el canto de las aves, parece diferente. Y le viene al recuerdo el bullicio habitual de cualquier martes. El rumor familiar de de los vendedores que madrugan para montar sus puestos de ropa, de frutos secos, los de los churros, los que venden los zapatos, el del furgón de los pollos, el que nos trae los huevos y tantos otros que siempre tienen como primeros clientes a los que primero ponen el pie fuera de la cama, y que suelen ser los mayores. Esos que vivieron en sus carnes otro tiempo de calamidad, y aguantaron para que ahora diezme sus filas este bicho de invisibles alas.
    Y siente, el amigo Tomás, una honda preocupación hacia estos vendedores humildes que pertenecen a la clase de los autónomos de abajo, a esos que casi siempre les cuesta llegar a fin de mes y que fueron los primeros en tener que echar el cierre a sus negocios con la incertidumbre de tener conciencia clara de que si no venden lo que tienen difícil lo van a tener para poder continuar adelante. Por ello, y porque lo merecen, hoy nuestro aplauso lo daremos por ellos.
     Aunque habrá de ser ficticio porque llueve mientras escribo estas líneas como si hubieran abierto de golpe todas las compuertas del cielo decretando un segundo diluvio universal. Aunque ya no esté Noé. Tenemos un Noel, pero no va en barco sino en grúa. Y cierto es que también nos salva a veces. ¿O no?


    En fin, que un día más obviare hablar de lo que todos conocemos y es preferible olvidar. Salud, fuerza y hasta mañana. Si Dios lo quiere. 



     


lunes, 30 de marzo de 2020

Diario de Incertidumbres. 30 de Marzo

    



    Leo la noticia de que varios sanitarios del Hospital de Valdepeñas ofrecen sus teléfonos móviles para que los pacientes de coronavirus puedan hacer llamadas a sus familiares y siento que el ser humano todavía conserva el hermoso don de la empatía que, al menos este que les escribe, daba por casi perdido, Y me satisface más aún esta generosa acción porque tengo la convicción de que será a los pacientes más vulnerables, de mayor edad y más desasistidos, que no disponen de móviles y apenas saben usarlos , a los que se les abrirá un rayo de luz  en esta negra noche con tan loable medida.
     Ha sido de ELENA CABELLO, enfermera de urgencias del hospital, de quien ha partido este gesto altruista que se le ocurrió siguiendo el ejemplo de otros compañeros que habían publicado, a través de Facebook, sus turnos en el hospital por si cualquier familiar necesitaba saber algo de los pacientes. Y al preguntarse ella misma que es lo que podía hacer, no encontró mejor idea que la de aportar su propio teléfono para establecer una comunicación directa entre los enfermos y sus familiares. Intentan, además, todos los profesionales que se han sumado a esta iniciativa, que diferentes empresas de telefonía aporten de manera gratuita algunos terminales para que todos los pacientes en los que se ha cobijado el puto bicho estén en comunicación directa con los suyos. Un hurra por esta gente. Que se oiga. Lo tienen bien merecido.
    
    Le robo a mi apreciada amiga Raquel Valera un texto que adorna su perfil de Facebook y que dice así: “Los pulmones de la tierra necesitaban respirar, las personas odiaban más que amaban, los padres necesitaban pasar más tiempo con sus hijos. El rico pensaba que el dinero compraba la felicidad, el futbolista tenía más éxito que el sanitario, el estrés hacía temblar los corazones y las razas levantaron grandes fronteras hasta que un día, de repente, el mundo se paró y la tierra comenzó a respirar aire puro”.
    “Las personas, en su lejanía se dieron cuenta de que se amaban. La familia, de nuevo, estaba unida. El rico, al no poder salir de su casa, tuvo que conformarse con unos bollos de pan. La gente aplaudía desde los balcones a los verdaderos héroes mientras nuestras mentes se serenaban porque ya no había prisas. Y cuando todo esto estaba a punto de acabar, el mundo entero se unió convirtiendo los cinco continentes en uno solo”. Es tan hermoso que quiero hasta pensar que algún día pueda llegar a ser cierto.

     El día nos amaneció como si fuera de pleno otoño. Nubes negras adornaban el horizonte que puedo llegar a vislumbrar desde las ventanas del refugio que tengo en mi buhardilla. Miro al cielo y en tan vasta inmensidad siento que los descubrimientos de estas últimas décadas no eran descubrimientos de la sabiduría. Eran descubrimientos pensados para ir en contra de lo más hermoso que adorna al ser humano, cosas que, aunque en nuestra ignorancia no fuésemos capaces de intuirlo, no nos hacían avanzar un solo paso en el camino que lleva hasta la felicidad. Tal vez cuando cese este ciclón que nos engulle tengamos conciencia clara de lo que son las cosas sencillas, del valor indeleble de la amistad, de una puerta abierta o de una mesa acogedora. Y quizás también, valoraremos igualmente, un apretón de manos, una sonrisa, el silencio de una Iglesia, el dibujo de un niño, una flor que se abre, un pájaro que canta, una hilera de álamos, un riachuelo, una montaña o la vaca que pasta en ella. Entonces, no lo duden, la vida será una fiesta porque habremos aprendido a disfrutar de las cosas sencillas y normales de cada día. Esas mismas que antes decía que habíamos olvidado. Bendito sea Phil Bosmans, de quien saque la idea y parte del anterior escrito.

   La vida sigue igual. Por ello no merece la pena que les caliente más la cabeza relatando datos y números que todos saben y nos dejan abrumados. Solo cabe esperar que la tormenta arrecie y un mar de calma se vaya extendiendo. Entretanto, y agarrados al palo mayor del barco, habrá que seguir luchando contra esta tormenta que bien podemos catalogar de perfecta.   


                                                                     


    


domingo, 29 de marzo de 2020

Diario de Incertidumbres. 29 de Marzo




   Alemania tiene los mejores hospitales. Será porque tiene también la base industrial más boyante y a consecuencia de ello maneja más pasta. Pero les falta personal médico, de enfermería, cuidadores. Y es por eso que ahora, cuando el lobo aúlla, han mandado prestas señales de humo reclamando los servicios de todos los médicos sirios, iraníes e iraquíes que, por oleadas, llegaron a la teutónica nación hace ahora cuatro años y a quienes entonces les dieron la oportunidad (… como obra de misericordia y de muy pía caridad) de ganarse las habichuelas en todas las profesiones que los germánicos desechaban y mandaban al cubo de la basura. De momento, han reclutado a más de cuatrocientos. Es la miseria del capital y del corro según me aprietan.
       
     Leo un muy acertado artículo de Daniel Bernabé en PUBLICO y llego a la conclusión de que todos estos del Norte solo celebran nuestra existencia cuando vienen a tostarse, vuelta y vuelta, y cara al sol, por los meses de verano bajo el cielo de Torrevieja. Después olvidan, como dijo el gran Benedetti, que, aunque sea para su disfrute como taberna de farras,  el sur también existe, y albergan con vehemencia, la idea clara de que Portugal, España, Italia y Grecia son países habitados por gandules mediterráneos que no se tomaron en serio esta amenaza y  que ahora, en el colmo de la desvergüenza, se comportan como caraduras que no cesan de llorar y de pedir, a los laboriosos europeos, que lo son de verdad, y que son ellos. Y en esta disyuntiva queda claro que a los del subsuelo nos adjudicaron en su día, (…cuando soplaba bonanza y por conformarnos) idéntica condición, aunque no la creyeron y solo la utilizaron para desindustrializarnos y convertirnos en un gigantesco chiringuito de playa donde venir a orinar mientras enganchan buenos pedos por los meses del verano. Y todavía hay quien no se da cuenta. Que les den por donde amargan los pepinos.
      
     Por otro lado, los del PP siguen erre que erre dando la vara. Estos, que ahora lo saben todo y solo preguntaban hasta hace unas semanas por Maduro y Venezuela, manifiestan alzando la voz que el ejecutivo está en una improvisación continua, (… como si alguien se pudiera saber de memoria los pasos de baile que toca la orquesta). Todo ello a pesar de que decía su barbado líder que, en tan aciago trance, y hasta que den caza al bicho, iban a tener sentido de Estado. Y un cojón les digo yo. Culpan al gobierno del desabastecimiento de material en diversos campos y discurro que, si tan clarividentes y perspicaces son, y sabían lo que llovido nos venía del cielo, ¿por qué las comunidades que gobiernan no compraron antes mascarillas, respiradores y test, cuando tenían libertad y competencias para hacerlo? Porque, al igual que al gobierno, les ha pillado esta danza en bragas. Y punto.

   Por cierto, a los de los Países Bajos, tan “desarrollados, cultos y poco dados a la improvisación ellos, también les han metido los chinos una mascá (… que decimos en el pueblo) de tres pares de cojones con miles de mascarillas defectuosas, demostrando que, ahora mismo, cuecen habas en los cuatro puntos cardinales del planeta. Y eso que se las dan de apañaos.
  
  Vivimos un presente de calles vacías en el que parecen haberse desatado las diez plagas de Egipto juntas. Una pandemia se ha extendido por el mundo con cientos de miles de afectados. Ha paralizado la economía mundial vaciando de seres humanos las calles de las principales ciudades de la tierra. Esta primavera del 2020, dice EL PAIS, dejará para la historia insólitas estampas de lugares icónicos vacíos de actividad humana, Los confinamientos generalizados han obligado a millones de personas a abandonar los entornos compartidos convirtiendo ciudades y lugares de trabajo en escenarios sin actores.
      
    Y sin actores (… con las obras teatrales que entre sus muros se habrán “estrenao”) se ha quedado ahora el TAPICAO de mi buen amigo Vicente, que nunca quiero que cierren y ahora lo tienen cerrao. Entre sus paredes debiéramos estar en estos momentos, puesto que es la hora justa y oportuna, mi hermano de leche Bajillo y un servidor, soplándonos unos botellines y platicando (… que pancho me quedó el término) de las cosas del politiqueo, de nuestros dos equipos futboleros que visten de rojo y blanco o de los libros que tanto nos gustan. Pero hoy no puede ser, aunque algún día será. Habrá que verlo desde el lado bueno y pensar que con esto de la clausura estamos ahorrando en vino. Ya saben que no hay mal que por bien no venga. Aunque se puede joder el refrán.

   Hoy hemos dado las palmas casi con sol y ya se aventa la llegada de tábanos, avispas, moscas y otras especies que hacen el vivir “más confortable”. ¡Menudo dolor de tripas! Queden con Dios, o con quien buenamente quieran, que este que les escribe va a ver, de aquí a un rato, que comer con su beber se mete entre pecho y espalda. Entretanto, y mientras hago hora, me quedo en la siempre grata compañía de mi admirado Leonard Cohen.



sábado, 28 de marzo de 2020

Diario de Incertidumbres. 28 de Marzo

   





   ¿Se dieron cuenta alguna vez de que nadie consigue vivir sin alguien que le quiera? Hasta el alma más egoísta y mezquina necesita compañía. Otra cosa es quien escoja. Y ahí suele haber peligro porque ya saben que, como bien dice el refrán, “Dios los cría y ellos solos se van juntando”. A lo largo de nuestra vida conocemos a multitud de personas de muy variadas leches, pero al final, y cuando el camino se va estrechando, solo queda una selección escasa de lo que un día fue multitud. Y lo mejor es que esos que van quedando suelen ser los que se quedaron en tu corazón como si se tratara de su casa. Sin ellos no eres nadie y es a ellos a quien recurres cuando te vienen mal dadas.    
    Se me ocurre este pensamiento porque en estos días de angustia deben ser multitud los que no tienen absolutamente a nadie. Nadie a quien transmitir sus incertidumbres, a quien contarle sus miedos. Nadie a quien mirar a los ojos, aunque estos estén nublados por velos de incertidumbre.    
   Vivíamos en un mundo en el que nos quejábamos por nimiedades y éramos incapaces, aun teniéndolo todo, de ser felices los unos con los otros. Con toda la información del mundo en nuestra mano nos habíamos insensibilizado ante la cantidad ingente de noticias que nos llevaban hasta guerras que nos importaban un comino, homicidios que veíamos pasar como si nada y muertes que se nos hacían tan normales como el pan nuestro de cada día. Mientras, una legión de estúpidos nos vendía intimidades que, ahora, y ante la magnitud de la tormenta que nos cae encima, nos debieran parecer asunto muy pueril e intrascendente. Y si aún no es así, y así no lo sentimos, hora es de ahondar en nuestro interior porque algo nos está fallando.     
   
    Hoy recibí la grata llamada de mi apreciada amiga Feli. Siempre le agradeceré la fidelidad que muestra a mi humilde factoría de escritos. Desde que la puse en marcha, y ya va para diez años del alumbramiento de tan literario parto, no deja de darme aliento con su opinión en cada uno de mis relatos. Mantuvimos tal charla que,y a su extensión me refiero,de haber sido en un bar, habría llevado consigo el consumo de una docena de cañas con sus tapas, sus cuestiones, y hasta, con el pasar de las horas, sus kilos de más. Y es que cuando se juntan dos almas a quienes les gusta el parloteo se embalan más que el AVE a su paso por Brazatortas.    
    La intuyo compungida, y no es para menos, ante esta pesadilla que estamos viviendo y, a su vez, muy cabreada, con toda la razón, ante el comportamiento de algunas ovejas del rebaño que habitan el lugar en el que vive. Resulta que vislumbra desde el balcón de su morada a un pájaro cerero que sale de compra, por decir algo, dieciséis veces al día. Ahora a por cerveza, después a por el tabaco y más tarde a por las coca colas con que preparar los cubalibres nocturnos. Y el transporte de tanta y tan variada intendencia lo hace, (… con un par de huevos como los que tuvo El Dioni), pasando delante de las narices del guardia que a su vez hace la guardia a la puerta del cuartel, y que, al intuir que asoma el gato, se esconde como un ratón en su garita. Y, harta ya de tanto morro, increpado le ha, convirtiendo en púlpito de Iglesia el balcón de su casa, sin que el palomo haya reconducido su conducta ante su sermón de la montaña. Por ello, y en la encomiable intención de velar por la salud del susodicho y de quien le sale al paso, me cuenta que ha llamado al 092 para denunciar lo antes narrado. Y le ha atendido en su demanda otro guardia solícito y servicial (… ahora viene lo mejor) que después de escuchar el relato de los hechos le ha dado la solución respondiendo a su demanda con un: (… cuanto Sherlock Holmes tenemos escondido sin saberlo)” Señora, al menos usted hace lo que debe de hacer permaneciendo en su casa. Si el otro se quiere contagiar, que se contagie”. Este no sé si tendrá dos huevos o en su defecto tres, pero seguro que ser son como los que dicen que adornaban las bajeras del caballo de Espartero. ¡¡¡Que a gusto se habrá quedao!!!     
    Y decir, para terminar que, aunque señalan los que de esto saben que ya se vislumbra tenuemente la cima del Everest, el día volvió a ser negro. A pesar de que un sol esplendoroso lo adornara.     

    A pesar de todo, alégrense de vivir, de tener un techo bajo el que cobijarse y de ir viendo, mientras Dios o quien ustedes consideren oportuno lo quiera, como amanece cada día. Y no olviden, creo que es hoy, adelantar el reloj al pasar la medianoche. Estamos de enhorabuena. ¡Mañana el día tiene una hora menos! Buena noche.      

  

viernes, 27 de marzo de 2020

Diario de Incertidumbres. 27 de Marzo







  
    Aquí me tienen un día más frente al ordenador sin tener claro que parto alumbrar y menos aún los derroteros por los que se va a desarrollar. Así, que empezaré por relatarles, en este día del señor del 27 de marzo del 2020, algo más banal y relativo al cómo, donde y cuando se elucubran estos escritos. Ya saben ustedes, o debieran saber, que una vez  garrapateados puestos son en mi perfil de Facebook, en las diferentes páginas que tengo en esta conocida red, que ahora se llama social, y en ese grupo de paisanos que, en idéntico lugar, se da en llamar GENTE DE SANTA CRUZ DE MUDELA enlazando estos, y eso es cosa que me da la impresión de que no tod@s conocen, con LA FACTORIA NAVARRO, que es mi blog de escritos, audios, pulmonías y otras divagaciones desde hace más de diez años y que está presto a recibir las 150000 visitas. Y digo esto porque cuando me llegan los comentarios del día siempre son referidos a la escueta introducción con la que en Facebook presento cada entrada no habiendo apenas referencias, salvo las de mi apreciado amigo Vidal, al meollo de la cuestión que cada día se trata.
     Me acompañan, desde que empecé con este alumbramiento, un par de lapiceros de tamaño medio que debieron de utilizar mis hijos cuando iban al parvulario. Llevo también en el bolsillo del tabardo un sacapuntas al que le supongo idéntica procedencia y una libreta que me regalaron en la delegación de la Junta de Comunidades cuando era concejal y aun me quedaba pelo, en la que apunto todo lo que oigo, veo, pienso y considero que puede ser útil para el sermón de cada día. Así, con la llegada del mediodía y después del “parte de guerra” que a esas horas nos dan por televisión ya tengo una idea difusa de por donde encarrilar unos tiros que siempre veo más claros después de echar una cerveza con su tapa y meterme entre pecho y espalda el sustento que para esa jornada hayan preparado mis santas.
     Y terminado este acto rutinario suelo leer un rato hasta que llegado es el momento en que ponerme me pongo delante del teclado.  Aquí es donde empieza el cacao. Ordenadores tengo tres, aunque juntos no hagan uno, y un lío, con tanto archivo desparramado, de tres pares de cojones. El de sobremesa es una herencia de mi primo hermano Andrés Muñoz “Colorin”, que opera aún con el Windows XP, (… una joya de las que ya no quedan) que siempre utilizo para escribir porque soy de los que siente devoción por los teclados de antes. Esos que tienen como virtud la solidez, la consistencia y admiten, sin quejas de ningún tipo, buenos porrazos al teclear. Hasta el punto de que le doy a las teclas con más ímpetu que lo hacía el cubano Bebo Valdés cuando tocaba el piano.
   A veces también le quito las telarañas a un portátil que duerme el sueño de los justos y que adquirí cuando operaba sin mucho éxito lo que se dio en llamar Windows Vista. Pero lo más habitual es que, una vez escrito el relato, descargado sea en un pen para después editarlo con paciencia y mejoría de medios en otro portátil que, ( … después de que se comprara uno como los que operan en la NASA) heredado he de mis vástago primogénito y en el que suelo terminar de vestir y darle vuelo a la paloma mensajera de cada día.
     Y, a aquellos que puedan considerar que mis apreciaciones siempre cojean sin remisión del lado izquierdo, hoy les daré una alegría. Alabo el quehacer y me parece encomiable que el presidente gallego Alberto Núñez Feijoo haya hecho una defensa cerrada de la cesión de equipos materiales de UCI a la Comunidad de Madrid apelando a la “concepción de Estado y de país con los pacientes” y precisando también que, llegado el caso, el Ministerio de Sanidad debe de requisar todo el material que considere necesario. Este es un dirigente ecuánime, justo y con sentido de Estado. Queda dicho. Que conste y se levante acta.
   Y en otro día negro, despediré esta crónica con un sentido recuerdo para José, un anciano de 90 años que llevaba seis ingresado en la residencia pública Doctor González Bueno, la más grande de Madrid (… y en la que anda nuestro querido paisano Chus estos días echando una mano. Vaya una hurra por él), con 617 internos, gestionada por el gobierno regional.
     El sábado pasado comenzó a sentirse mal y avisó a sus hijos. El domingo, y ante la insistencia de una de sus compañeras de habitación, lo bajaron a la enfermería. Los médicos interpretaron que estaba contagiado por el virus y lo aislaron en una zona restringida. Fue entonces cuando su familia comenzó a llamarlo con insistencia a su teléfono móvil. El hombre dejó de responder. Su situación había empeorado y en la residencia no facilitaban información. La nieta de José telefoneó al centro el miércoles 25 de marzo. Quería saber cuál era la situación de su abuelo. Un trabajador social, después de consultar con parsimonia una base de datos le dio la noticia:”lo último que te puedo decir, y siento darte esta mala noticia, es que ha fallecido. Lo tengo aquí anotado. ¿No os habían comunicado el fallecimiento?".
     La situación es caótica y está desbordada, pero, ¿tan complejo es que alguien contabilice quien fallece y haga, por dignidad y respeto, una llamada de teléfono a los familiares de una persona que, en el último aliento de su vida, no ha podido morir rodeado de los suyos? Es incomprensible y lamentable.

     Y nos iremos por hoy. No sin antes desearles que se armen de valor, serenidad y paciencia ante lo que está por venir porque lo pasado, pasado está. Buena noche con sus sueños. Yo me quedo en la grata compañía de Simón y Garfunkel.

    




jueves, 26 de marzo de 2020

Diario de Incertidumbres. 26 de Marzo



    A día de hoy, y para no variar, sigo leyendo y viendo, a través de lo que compartido es en las redes, múltiples noticias que rayan la estupidez y la miseria. Hay una extensa camada de obtusos y cernícalos poblando la vieja España que parece que aún no se han dado cuenta de que túnel estamos atravesando. Se ha desatado la tormenta perfecta para que una “selecta” legión de apátridas que se sienten muy patriotas, (… siendo, como lo son, de bar de pueblo un sábado al mediodía), difundan sus proclamas para que otros tantos(… esto es como el puto bicho y se reproduce con una facilidad de cojones), las vayan pasando a falta de algo más sano y productivo que hacer. No seré yo quien no haya de reconocer que se pueden haber tomado decisiones tardías, inciertas y equivocadas. Pero tengo claro que esa debe de ser una cuestión que se dirima cuando pase este seísmo afrontando cada cual y, en justicia, con las responsabilidades a que haya lugar para que no pase como pasó con Aznar. Ahora solo toca y cabe EMPUJAR EN UNA SOLA DIRECCIÓN.
   Por ello, no estaría de más que todas esas lúcidas mentes que ahora elevan sus preces y gritos al cielo ante lo que dan en considerar como una irresponsabilidad reconocieran (… y aprovecho ahora para desglosar un acertado comentario de Alberto López Téllez, hijo de mi hermano de leche Bajillo. en Facebook), que si durante los días 5,6,7 y 8 del presente mes de marzo le dicen al personal que cancelado sería todo evento programado para esas jornadas incluyendo manifestaciones, conciertos, partidos de futbol y todo el largo etcétera que conlleva una aglomeración masiva de gente, habría que ver, aunque está visto, si hubiese aplaudido la muchedumbre, feliz y conforme, tan acertada decisión, al grito de “que buenos son los Padres Escolapios, que buenos son que nos llevan de Excursión”.
    No hace falta tener olfato de gato y ojo de lince para estar en la plena seguridad de que, a la soflama  conocida del “a por ellos oé”, la plebe hubiese criticado esas medidas acordándose de todos los santos que hay en el cielo, negando la evidencia de los casos, diciendo que se estaba creando un estado de alarma innecesaria, mientras que al grito de “hijos de putaaaaa”  saltaba en la cama , silbándole los oídos atronados, como dicen que ocurre cuando alguien te recuerda sin estar presente, hasta la sufrida madre del último concejal que ostente cargo, pongamos por ejemplo, en el Hoyo de Mestanza.
   ¿Cómo no habrá de ser así si hasta la ministra consorte de Pablo Iglesias no admite que la celebración del acto de las féminas vociferantes fue un acto de irresponsabilidad? Según ella, y con ello se justifica y echa balones fuera desde la otra acera, también ese fin de semana se celebraron centenares de eventos deportivos y culturales. Su razonamiento demuestra con claridad lo bien que se razona todo cuando el toro ha pasado. Si les dicen que suspendido queda el acto se comen, ipso facto y con patatas, a los miembros de la Policía de la noble villa madrileña.  Pa mear y no echar gota. No se asusten que dicen los que de esto saben y aún subsisten, que fue peor pasar la guerra. Lo malo ahora, creo yo, es que no vemos al enemigo.
    Entretanto, la presidenta de Madrid reconoce ahora “por lo bajini” que es “complicado” adquirir material sanitario mientras que un juez le da veinticuatro horas de plazo para que proporcione material sanitario a los médicos de su comunidad. Y mientras, nos enteramos de que devueltos han tenido que ser los test de detección del virus que se compraron a China porque eran inservibles. Lo mismo, más o menos, que ocurre con los destornilladores que vende el chino que hay en la plaza.
    Me gustaría contar asuntos agradables y de nuestro pueblo. Pero entiendan que las noticias que este genera son escasas. Y estando en casa, sin los bares con sus chismorreos, ya me contaran el plan. Ahora, por no enterarnos, ni nos enteramos de quien se nos muere porque no lo notifican en el Bando Movil. ¿Tan complicado, pregunto, resulta el hacerlo para que, a falta de poder despedirlos con su familia en el velorio, lo haga quien así lo considere y le plazca a través de una llamada telefónica o un mensaje de Wattsap?. Digo yo que no cuesta tanto y puede servir de ayuda a quien ha sufrido la pérdida de un ser querido en estos funestos días.

   Tengan una buena noche mientras se aferran a la vida en este tiempo de dudas con sus incertidumbres. Dicen que resistir es vencer.







miércoles, 25 de marzo de 2020

Diario de Incertidumbres. 25 de Marzo



     





  Escucho al levantarme la voz de Iñaki Gabilondo. Siempre tuvo sus detractores. Sobre todo, porque suele decir sin rodeos lo que piensa y ello es algo que molesta a los afines a la creencia extendida de que “todo el monte es orégano”. Reconozco que su pensar suele ser otra de mis banderas. Y, más o menos, y con sus junta y pega, les cuento como advierte de que en medio de este drama de ignoradas consecuencias empiezan a volar los buitres en busca de su carroña. Una turba de carroñeros que se lanza al ataque aprovechando el acojone y la debilidad que impera en medio mundo. Dice que son una minoría que, a su vez, son demasiados. Y abajo, en el subsuelo, está el rebaño de los imbéciles, del que venimos hablando largo y tendido durante estos días, esos que se toman este cataclismo como si tratara de unas vacaciones comportándose de manera incivil y yendo incluso de botellón. Son imbéciles con un alto grado de criminalidad. Sobre todo, los que conducen borrachos. Y hay otros aún más abajo que van como de graciosos infectando las redes con patrañas y bulos concebidos de antemano para crear pánico, aunque al parecer piensan que da mucha risa.
     Y ahí tienen a los servicios de seguridad del Estado, que bastante tienen con lo que tienen, activando sistemas digitales para neutralizar a estos y a otros que, como comentábamos ayer, están lanzando ataques a la red informática de los hospitales con la intención de pedir dinero después por su rescate. De miserables.
     En estos tiempos tan dados a mostrar nuestra opinión en las redes sociales observo como aparece en los perfiles de gente conocida una entrada en la que se da por seguro que diversas empresas, que en verdad son casi todas multinacionales de muy variado pelaje, han donado dinero para la adquisición de mascarillas, camas, ropa y diverso material sanitario, mientras que son muchos los hoteles de la capital del reino los que han puesto al servicio del Estado sus instalaciones para que en ellas alberguen a los que enferman por causa de esta plaga. Hasta ahí todo va bien. Lo estropean después cuando, (… como no iban a recitar los del adusto ademán su Cantar de los Cantares), aseguran, aunque dudo de que sea en su totalidad cierto, que una poblada lista de conocidos personajes afines a la izquierda encabezada por el Wyoming, los Barden, Almodovar y Pablo Iglesias, no ha dado ni un solo euro para tan noble causa. De ser cierto, que puede que lo sea, sería de agradecer que hagan público igualmente y lo publiciten cuanto han dado Casado, Abascal, Bertín Osborne, Francisco Rivera, El Duque de Alba y otros muchos más afines a su causa y de cuyo nombre prefiero no acordarme. Díganme, ¿Creen ustedes que se puede perder ahora el tiempo en semejante banalidad? Esperen a que pase esta ola gigante y vayan después a la caza de tanta opulenta ballena. Tendrán tiempo. Se lo aseguro.
   “Hoy emerge una pregunta. Una duda filosófica que se remonta casi al origen de la humanidad: el gilipollas ¿nace o se hace? Entendiéndose por gilipollas aquella persona que se cree con derecho a todo y que puede aprovecharse de los demás por ser más rico, más poderoso, más inteligente o lo que sea y que, además, es especie que suele mostrarse reacia a escuchar críticas sobre su conducta. Esta figura va en aumento en nuestra sociedad. Aparece por todas partes. Desde el que sale estos días a pasear a su perro de peluche o a la caza de Pokemon, hasta el político que compara el coronavirus con un embarazo (… léase el presidente de Brasil) y no toma medidas para frenar su expansión, pasando por el que sale al balcón a increpar a un transeúnte sin saber adónde va( a lo mejor es un sanitario que regresa a casa después de catorce horas en un hospital) o el que difunde bulos en la red por el simple hecho de sentirse importante con un click.
O sea, que hay gilipollas para dar y tomar y en todos los ámbitos. Aunque yo prefiero a la otra gente. La que es, además, mayoría, la que estos días las está pasando canutas, la que llora la muerte de alguien sin poder siquiera despedirse, la que resiste sola y angustiada en casa, la que está de los niños hasta la coronilla – pobres niños – la que ha perdido el empleo y teme por su futuro y que, aún así, pelea. La gente que se saca conejos de la chistera para que lo pasemos lo mejor posible”. Así ha empezado esta tarde LA VENTANA de Carles Francino y me ha parecido una reflexión genial.


     Termino de escribir esta entrada en el diario y cuando me dispongo a editarla en el blog me surgen multitud de problemas. Estoy a un paso de tirar el ordenador por la ventana cuando oigo el tractor que pasa por casa haciendo la desinfección de las calles. Me doy cuenta de la gran labor que también están realizando los agricultores ayudando al personal del Ayuntamiento en esta tarea. Salimos al balcón y aplaudo como cada día desde hace una semana. Esta vez el aplauso va por ellos. Por ellos, y por todos los que hacen que esta espera interminable sea más leve y llevadera. Hoy tampoco hablamos de lo que no conviene hablar aunque todos lo sepamos. Mañana Dios dirá.
    




martes, 24 de marzo de 2020

Diario de incertidumbres. 24 de Marzo

       











    No estaba hoy muy por la labor de darle a las teclas y a la escritura. Pero, como bien dice el refrán, “que el comer y el rascar solo requiere empezar”, aquí estoy dispuesto a dar luz a otra entrega del diario.
     Me indignó, desde el momento en que supe de ella, la fatal noticia de los ancianos que convivían en las mismas habitaciones con otros que habían fallecido en algunas residencias de mayores. Intuía donde estaba el motivo de tan inmundo comportamiento y hoy me queda confirmado al saber que la Fiscalía investigará cada caso de fallecidos ocultos en residencias porque parece ser que tan deplorable proceder tenía como objetivo evitar que cerraran estos centros, (de gestión privada para que lo vayan entendiendo mejor), si se confirmaba que habían muerto por coronavirus. ¿Se puede proceder de un modo más miserable? Aunque dice el general que sale dando el parte cada día que el sistema de residencias funciona muy bien. En fin, que será cuestión de que se coman los unos a los otros porque no les den comida para decir que la gestión de los geriátricos privados en infinidad de casos es un completo desastre
  Oigo a Ángeles Caso en la radio. Con su acostumbrada capacidad de juicio dice que “sería bueno relativizar un poco todo. Colocar cada cosa en su debido sitio, intentar contribuir a bajar un poco el pistón del pánico y la histeria que estamos viviendo y que no es bueno. Estamos en el deber de poner las cosas donde están. Es una situación grave, complicada, desesperada, pero si se hacen números veremos que tenemos confirmados cuarenta mil contagios, que significan el cero coma uno por ciento de la población, teniendo en cuenta que pisamos este suelo español más de cuarenta y seis millones de habitantes. Hay gente sufriendo lo indecible y, por toda esa gente que está sufriendo, los demás estamos en la obligación de colocar las piezas en su sitio. No es cuestión de ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío. Es cuestión de no perder los nervios, de ayudar en aquello que buenamente podamos, porque el sentirnos útiles nos ayudará a no perder los nervios, a reflexionar aplicando la inteligencia en esta difícil situación”.
     Y continúa: “Cuando atravesamos una enfermedad grave y la superamos, la mayor parte de nosotros sale mejor de lo que entró en esa situación. Vemos las cosas de otra manera, recolocamos nuestros principios, nuestra ética, nuestros valores. Por eso debemos de confiar en que esta situación nos haga aprender y que salgamos de esta mejorados como personas y también como sociedad. Es una oportunidad. Estábamos desde hace décadas construyendo una sociedad deplorable. Y lo que estaba pasando en nuestras residencias de mayores todos lo sabíamos mientras mirábamos hacia otro lado. Y cuando digo todos. DIGO TODOS. Porque no vale echar siempre de todo la culpa a los políticos. TODOS TENEMOS CULPA, o al menos un grado de responsabilidad. Tenemos que salir de aquí convertidos y decididos a que cosas como esta no vuelvan a pasar. Los débiles y mayores no se pueden seguir quedando tirados en la cuneta. Primero fue la crisis que con extrema crueldad dejó a la gente con menos recursos tirada hasta hundirla en el barro. La diferencia ahora es que esta situación está golpeando a todo el mundo. No como la anterior que afectó solo a algunos y a muchos les vino bien”.  ¿Qué me dicen de la reflexión? Sentando cátedra. Bendita sea la cabeza de ANGELES CASO. Cuenta desde hace años con mi más rendida devoción.
    Por cierto, ¿Por qué no se aísla Madrid? Le preguntan a Fernando Simón, medico epidemiológico que gestiona ante los medios esta crisis, y elude la pregunta sin dar una respuesta clara. Solo dice que para nuestro sistema serían medidas muy duras. Y cierto es que lo son. Expone entonces la santa que tome nota y mire en China lo que están haciendo. ¡Ya estamos de nuevo con los chinos! Habrá que tener en cuenta, y creo que algo de ello dije al respecto el otro día, que allí a la orden de Santiago y cierra China van todos a una como en Fuenteovejuna mientras que aquí todavía andan cerrando bares, discotecas y celebraciones “tipical spanish” a lo largo y ancho del suelo patrio.
    Me urge la santa a que pase con el coche a recogerla por el supermercado porque ha adquirido intendencia para unos días. Olvida el carro de la compra que vacío quedó al utilizar el maletero del utilitario para el transporte y paso a recogerlo por la tarde. Y me encuentro a los voluntarios de Protección Civil controlando, con un frio que hiela los huesos y congela el alma, la entrada del personal en la puerta. Les saludo y me despido andando con el carrito vacio mientras pienso en la hermosa labor que realizan y que tan incomprendida resulta a los ojos de tanto advenedizo que solo tiene, cuando a ellos se refiere, ojos para la crítica. Hoy daré mis palmas en el balcón pensando en ellos.

     Obviaremos un día más el entrar en cifras y detalles sobre este convulso terremoto de invisibles amenazas. Piensen que no hay bien, ni mal que cien años dure. Aunque también sea cierto eso de que no suele haber cuerpo, que, ante tan largo periodo de tiempo, capaz sea de aguantarlo.  


   


lunes, 23 de marzo de 2020

Diario de Incertidumbres. 23 de Marzo


     






       

   Recojo un testimonio que aparece en la página de la Cadena Ser y que dice así: “ Se nos va la generación de los fuertes, de los valientes, de los que lucharon por todo y recibieron poco a cambio, de los que no esperaron nada de nadie, de los que, lo poco que consiguieron, fue a base de su esfuerzo, de trabajar jornadas de 20 horas desde los diez años, de no saber que era un fin de semana, de dejarse la salud y la vida. Son aquellos que nacieron en la guerra y la posguerra, aquellos que pasaron hambre y enfermedades, aquellos que recibieron muy poco de un país al que ellos se lo dieron todo. Son aquellos que no tuvieron infancia, que lucharon por conseguir lo mejor para sus hijos sin darse cuenta de que estaban luchando por todos. Hoy otra “guerra” se los lleva solos en un hospital o en un geriátrico y solo serán un número más en una fría estadística. Pero me temo que, como siempre, no sacaremos nada positivo de todo esto y volveremos a privatizar, aún más, la sanidad, la educación, la gestión de los ancianos. Volveremos a utilizar el mal de algunos para el beneficio de otros”. Y termina, “ A mi madre Victorina, en estos momentos sedada en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
   Me estremece leer este testimonio real, crudo, y certero en el que Andrés Menéndez, (… a quien evidentemente no conozco), rinde un merecido homenaje a la madre que, probablemente no verá más, y le dio la vida.

     Y es verdad que no aprendemos. Muestra de ello es que, después de la que nos está cayendo, a menos de un metro y medio, y sin mascarillas, hay miles de teleoperadores que tienen que ir cada día a trabajar. Y lo mejor, les puedo asegurar, es el salario. Deplorable. ¿Qué habrá de ocurrir para que, quien corresponda, sea consciente de que son imprudencias como esta el alimento del que se nutre la voraz pandemia?

     Ha salido Casado en la caja tonta. Dice que ha decidido tener una posición de estado ante esta crisis, (… loado sea el Señor que está en los cielos con sus ángeles custodios porque igual se ha caído, al igual que San Pablo, del caballo empujado por un certero rayo divino), porque los españoles desean tranquilidad y eficacia. Pero no. ¡Pobre de mí pecando a mis años de ingenuidad!. Le dura poco la compostura porque de inmediato,(… ya saben que la cabra siempre suele tirar al monte), anuncia que ya habrá tiempo de exigir y dirimir responsabilidades. A toro pasado todos sabemos, y solemos acertar, lo que hay que hacer a cada instante. Y es por ello que este país suele tener cada mañana desde que alborea el día, y en la barra de los numerosos bares que diseminados están a lo largo y ancho del suelo patrio, una tropa de presidentes del gobierno y entrenadores de diversos equipos y de hasta la Selección Española de Futbol que saben lo que hay que hacer siempre con dotes inusitadas de acierto y precisión. Pero en el bar amigos. Siempre en el bar. En el exterior, y lloviendo como llueve ahora, no suele quedar ninguno. Por ello, sería de agradecer que el señor Casado, a quien nos referimos, dijera ahora, con esa clarividencia y acierto al que “siempre nos tienen acostumbrados los líderes de la derecha”, comandados por el semidios Aznar, cuales son, según él, las directrices que se deben seguir para salir victoriosos de esta plaga que asola su siempre querida España porque, de lo contrario, cometerá pecado grave de omisión por tamaña negligencia. Y eso, en gente tan pía y de mano en el pecho, no suele ser perdonable.
    Y por si los hospitales españoles no tuvieran ya bastante con el puñetero coronavirus, un nuevo virus, ahora informático, ha irrumpido en escena. Lo ha detectado la Policía Nacional tratando de colarse como información adjunta en los correos de los sanitarios cuando, disfrazado de información sobre el Covid-19, pretendía “romper” el sistema informático de los centros médicos en plena crisis sanitaria. Éramos pocos y pario la abuela.
     Por último, me llega una noticia muy de agradecer porque es de las que te alegra el día aunque haya amanecido teñido de gris. Leo en el LANZA que cincuenta vecinas de Santa Cruz de Mudela están colaborando en la confección de mascarillas para proteger a la población y a los mayores de las residencias cercanas de los estragos del bicho. Dice que Hostelería Huertas a donado el material necesario y distintas mercerías y particulares la cinta elástica necesaria para confeccionarlas, mientras que la Policía Local y Comercial del Valle se dedican a la  distribución y corte del material, siendo Tintorería Nuñez quien esterilizara las mascarillas una vez confeccionadas.
     Acciones como esta demuestran que la calidad humana de las personas crece siempre ante la adversidad. Eso se llama empatía y consiste, y es cosa que en estos tiempos de opulencia y plácido vivir estábamos olvidando, en ponerse en el lugar del que tenemos enfrente de la mano de algo tan hermoso como es la solidaridad. Veo en la foto a mi apreciada amiga Sandra Pérez García junto a su señora suegra y me sale del alma decirle, como ya le he dicho a través de las redes sociales, que es más apaña que un jarrillo de lata de aquellos que usábamos cuando íbamos de acampada en los dulces y añorados tiempos de la juventud y que lo mismo servían para tomar el café de la alborada, que la cerveza del mediodía o el irrenunciable cubata nocturno. Vaya por ella y por toda esa gente que se ha encomendado a tan noble tarea el aplauso que, tan solo hace un rato, hemos dado desde el balcón.
   Y me despido olvidando las noticias negras que nos vienen dando desde el mediodía para pensar, sin un asomo de duda, que un día más siempre resulta ser uno menos. Salud.




domingo, 22 de marzo de 2020

Diario de Incertidumbres. 22 de Marzo.






             
     

      

   Da lo mismo, pero anímense que estamos en domingo, sin fútbol y mañana es lunes. Lo voy arreglando. Por cierto, ¿ han oído que algún multimillonario de estos a los que le pagan por darle patadas a un balón se haya mostrado solidario, monetariamente hablando, contribuyendo con una misera parte de sus ganancias para lo que buenamente haga falta en esta lucha sin cuartel que se ha desatado para combatir al letal bicho? Yo no he oído ni papa al respecto. Igual me equivoco y hay por ahí alguno que ha donado algo para comprar una caja de mascarillas y un servidor, con esto del encierro, ni se ha enterado. No sé.

   
   En otro orden de cosas el tonto más grande que hay en Inglaterra ya ha decretado medidas radicales para frenar el avance del bicho después de admitir el fracaso de sus ideas de lumbreras que alentaban a la ciudadanía inglesa, tan selecta y especial ella, a dejar que la enfermedad se expandiera como las moscas cuando llega el mes de agosto. Por ello decreta ahora el cierre de las principales estaciones de metro, que tampoco es mucho, y se prepara para hacer frente a algo que vio venir sin hacerle ni puñetero caso.
     
    Arrecian las críticas hacia Pedro Sánchez después de que anoche se asomara a la ventana televisiva para decirnos que nos esperan muchos días de pesar y sufrimiento. Le vi abatido, como con cara de no haber descansado en siete días y con el pesar lógico de quien sabe que le ha caído encima un marrón de dimensiones difícilmente calculables. Mientras el personal en eso del Twiter le pone como hoja de perejil yo quiero pensar, y miren que el susodicho nunca jamás fue del todo de mi gusto y gozo, que está haciendo todo lo que es humanamente posible en la guerra contra esta plaga. Sánchez es un presidente en tiempos de guerra, dice en Facebook Esther Roldan, suscribo hasta la ultima coma de lo que dice, y nadie está preparado para eso. Seguro que apenas duerme, tiene a toda su familia enferma. No se puede ser más humano. Por ello, sería muy de apreciar que habiendo, como hay, un extenso rebaño de insensatos propagando toda serie de mentiras en las redes, tengamos todos la sensatez de separar el grano de la paja para obviar tanta calumnia y difamación que en forma de vídeo, imagen y audio circula por esos rincones sin orden y sin control. Contrastemos y sepamos la que es información fiable y obviemos lo demás arrojándolo a la basura.
     En su contra diré que a mi juicio está tardando en decretar que todos los trabajadores que no sean esenciales dejen de ir a trabajos donde se pueden fácilmente contagiar. Por ello sería deseable que no esperase a tener más de cuatro mil muertos como en Italia para empezar en ese sentido a actuar. He leído por ahí que mientras los médicos se baten hasta la extenuación con las UCI desbordadas, un grupo de científicos han reclamado el total confinamiento como sardinas en lata de toda España.

      
    Hoy rompí durante un breve espacio de tiempo mi reclusión con su encierro. Ya les conté que desde el viernes anterior al toque de queda, en que estuve en Los Jardinillos a por agua, no había salido de casa, exceptuando, eso si, los cuatro ratos en que voy a tirar la basura, tarea antes muy poco apetecible y que ahora me gusta tanto como ir a zamparme unos botellines al Tapicao, y el momento, que ya se acerca, en que hacemos lo del salir, como cuando la santa se va de corrida a Las Ventas con la peña, a hacer palmas en el balcón. Ahora entiendo, y me doy cuenta, (... aunque siempre lo tuve muy claro) de lo poco que necesita el ser humano para ser y sentirse feliz. Y como me perdí, voy a volver sobre mis pasos para contarles que puse mi “grácil” figura en la calle para ir a bordo del coche, que antes fue taxi en el que subieron sus posaderas los indígenas del pueblo y de Dios sabe de cuantos y variados lugares, con la intención de llenarle el depósito por lo que pueda pasar. Y ya, como no iba a hacerlo si tenía que ir a por el abastecimiento de pan para la tropa, me acerque un ratico, (… no me echen la bulla; sentí la obligación de hacerlo), a visitar con brevedad a mi buena hermana y sacristana que anda como perdida con el faltar de los cantos con sus misas. Y me sorprendió gratamente, aunque resultaba depresivo porque se asemejaba el paisaje a ese que veíamos en los documentales televisivos de UN MUNDO SIN HUMANOS, ver el pueblo sin un alma y con gatos y palomas andando por las calles como Pedro por su casa. 
    
    Y sin más, volví otra vez al calor del dulce hogar donde me esperaban la cerveza del mediodía con sus tapas de jamón y las noticias que, por ser las que todos ustedes saben, no merecen mención ni recuerdo alguno.

     Queden con Dios hasta el día de mañana en que espero calentarles de nuevo la cabeza con mis dudas y cavilaciones. Me quedo en la grata compañía de Johnny Cash.