Cuando un pájaro está vivo es él quien
se come a las hormigas, pero cuando muere, son las hormigas las que se lo comen
a él. El tiempo y las circunstancias pueden cambiar en cualquier momento. Por
eso, no devalúen nada en su vida y tampoco desprecien a nadie. Pueden tenerlo
todo. Pueden tenerlo todo hoy, pero, acuérdense, y háganlo siempre, de que el
tiempo es mucho más poderoso que cualquiera de nosotros. De un árbol se hacen
un millón de cerillas, pero basta una sola para quemar millones de árboles. Por
lo tanto, traten de ser buenos. Hagan el bien porque la vida es como
un río en el que jamás se puede tocar la misma agua dos veces. Y
piensen también que el agua que pasó no volverá jamás. Aprovechen cada momento
de su vida y nunca, jamás, busquen buenas apariencias porque estas siempre
cambian con el pasar del tiempo. Tampoco busquen personas perfectas porque no
existen. Busquen mejor, y por encima de todo, alguien que aprecie su verdadero
valor y no se olviden de tener siempre tres amores: la vida, porque es corta,
la familia porque es única (… aunque esta les venga impuesta y, a veces, tenga
tarea) y los amigos, porque, los que lo son de verdad, los podrán contar con el
pasar de los años, con los dedos de una sola mano. No sé de quién es esta
reflexión que me llegó, di vuelo y remocé. La encuentro magnífica.
Recuerdo que me referí el otro día al tan
espinoso tema del cobro de dietas por parte de diputados y senadores (… parece
que no se les cae la cara de vergüenza ante tan deplorable conducta, puesto que
ya han ido prestos a cobrarlas), aun encontrándose, como cada hijo de vecino,
metiditos en sus casas. Y el precio del condumio, alojamiento y cuestiones
varias de los integrantes del rebaño “solo asciende” (… y es una minucia
diría quien yo conozco) a la nada desdeñable cantidad de 628.000 euros para los
que habitan la tinada del Congreso y 492.000 para los que anidan, cuando a bien
les viene en gana, en el Senado. Solo Odón Elorza, (… que yo sepa hasta el
momento) ha renunciado a esos inmerecidos emolumentos. Y los muy fervorosos
integrantes de VOX, tan patriotas y españoles ellos, no apoyan el retirar estas
dietas por el “parón de actividad”, (según declara un impresentable que atiende
al apellido de Espinosa de los Monteros) porque siguen teniendo gastos
relacionados con los pisos y plazas de alquiler que tienen alquilados en la
capital. Que lo paguen con lo que han podido ir ahorrando, (… como dictan que
debemos de hacer los que vamos a pie y somos más como de la plebe), cuando
abogan por recortar, incluso, el derecho a una pensión digna cuando llega el
momento de la jubilación y abogan por que sea el currito quien se la pague
ahorrando, para ello, una parte de la miseria que cobra. Le daba un servidor a
tan indecente varón barbado los gastos que soportan todos aquell@s que se han
quedado viéndolas venir y tienen que sobrevivir con una miseria que, si de
ellos dependiera, no dudarían en eliminar haciéndonos volver, más aún, al
tiempo infame de los esclavos que es, en el fondo, lo que añoran y les gusta.
Hay gente a la que no conoces y sientes
más cerca que otros con los que estuviste compartiendo mesa y mantel durante
años. Es algo que me ocurre con un puñado de amigos a los que nunca jamás he
visto y a quienes conocí a través del invento del Facebook. Al nombre de Luis
Ángel Diez Lazo responde uno de ellos. Vive el paisano, y espero no
equivocarme, en Cea, un pequeño municipio de la provincia de León que alberga
413 almas y donde intuyo que se debe hallar como en la gloria. Y entre la calma
y sosiego que siempre se dan en los lugares escasos de concurrencia da en
pensar con una cabeza que, de tan bien amueblada, es capaz de parir reflexiones
como la que sigue. Lean y me lo cuentan.
“Castigados, sin recreo. Tenemos tiempo
de matar el aburrimiento leyendo o reflexionando. Nos hemos creído los reyes
del mambo. ¡Ay, la vieja Europa! El mundo rico, la civilización occidental, la
casa llena de lujos. La lavadora superautomatica con mil y pico programas
aunque siempre uses el de siempre, con el microondas que tiene cien funciones y
que solo usamos para calentar café, las vacaciones a crédito en un crucero, el
coche no, los varios coches, el armario a reventar de ropa barata que abarata
más Amancio Ortega en Bangladesh, de la necesidad de darse varias duchas
diarias, de cambiarse varias veces de ropa, de atizarnos bien a colonias y
desodorantes, de poseer una cabeza que, lo mejor que tiene, es una obra maestra
de peluquería. De tener una chica que trabaje para nosotros para que nosotros
podamos trabajar para otro. Ninguno estamos libres de estos pecados. Vivimos
así y educamos así a nuestros jóvenes.
Rechazamos al extranjero, (… más por pobre que por extranjero).
Adoramos al becerro de oro y damos nuestra vida por el. No nos concedemos
tiempo ni para acompañar en la vida a nuestros hijos. Madrugamos, trasnochamos,
gastamos nuestras energías, abandonamos a nuestras familias, enclaustramos a
nuestros hijos en guarderías, a nuestros padres en residencias y damos valor
solo al que trepa, al que evade impuestos, al que maltrata a quienes cree
inferiores, al espabilado, al que aprovecha las oportunidades para escalar, al
“hecho” a sí mismo, al forrado.
La inteligencia más productiva de nuestra
sociedad es el dinero. A él han de rendirse las razones, las necesidades, los
derechos, la cultura y el bienestar. Nos hemos creído que el dinero
lo puede todo y casi es así. Ahora tenemos dinero, un plan de jubilación, (…
menudo plan) y somos el mundo desarrollado. Somos seres superiores a otros
seres del planeta porque tenemos más dinero, vamos más limpios y no comemos
solo para alimentarnos, si no para que otros nos miren con hambre.
Ahora pintan bastos. Ahora tenemos dinero,
pero no encontramos donde comprar unas miserables mascarillas. Ahora los ricos
también pueden morir como moscas por la enfermedad, Ahora tenemos geles y sales
de baño aunque para prevenir el virus solo tengamos que lavarnos las manos.
Ahora aun podemos comer como reyes, pero nos falta el papel higiénico para
limpiarnos el culo después de cagar. Ahora no sabemos amasar el pan y no lo
tenemos si no obligamos a trabajar al panadero. Ahora producimos toneladas de
carne y de vino que hemos de desperdiciar porque están cerrados los
restaurantes. Ahora podemos ver mil películas en Netflix pero los actores
también se tienen que quedar en sus casas. Ahora somos el mundo libre encerrado
en una celda de sesenta metros cuadrados. Ahora podemos imaginar lo que sienten
en el tercer mundo cuando se desata el ébola. Ahora no cabemos en los
hospitales, ni tenemos suficiente material para salvar nuestras vidas. Ahora
aterrizan en nuestros aeropuertos los aviones cargados de ayuda humanitaria
procedentes del tercer mundo. Y, ¿ahora qué? Pues ahora a pasar esto como
podamos y después a seguir igual”.
No me negaran que es una mente lúcida la del compadre Luis. Es lo
que tiene vivir saboreando lo pequeño y mundano, con sus asuntos, estando en
paz contigo mismo y con los que te rodean. Hoy mi recuerdo, y también mi
aplauso en el balcón, han sido para él. Cuídate amigo. Mentes como la tuya
deben de prevalecer.
Y un día más que se nos fue sin la esperanza de
tirar, por el momento, cohetes. Mañana veremos. Queden con Dios que, un
servidor, se queda hoy en la grata compañía de Frank Sinatra.
Excelentes reflexiones de ambos. Un abrazo virtual confinado. Zaca.
ResponderEliminarAmigo Zacarías, que gusto verte por estos lugares!!!. Ahora, que tenemos aún más tiempo para pensar, habrá al menos que reflexionar. Falta nos hace con la que nos está cayendo. Nos vemos, más pronto que tarde, y que viva la ilusión, con un Baceló con limón en la mano, en el garito de la esquina. Porque ya será verano, cuando eso sea. Un abrazo.
EliminarSiempre digo que qué maravilla plasmar así de un tirón lo que se piensa. Yo firmo todo.Estoy de acuerdo en todo lo que dice él y tú. La sensatez llevada al máximo por ambos en este escrito. Sigues con Sinatra? Un placer leerte.
ResponderEliminarSinatra es como de la familia. Como Leonard Cohen, Bob Dylan, Serrat, Sabina y un largo elenco que se haría interminable enumerar. Si utilizas Spotfy, me lo dices y luego te cuento. En cuanto a lo de plasmar uno se lía, va avanzado y salen algunas cosas que pueden merecer la pena. Aunque ya sabes que siempre digo que no todo lo que voy escribiendo es de mi autoría. Siempre echo mano de libros, frases y otras hierbas que remozo y adapto a mi propio pensar y sentir. Menos cuando escribo sobre asuntos del recuerdo. Entonces todo es parto del calvo. Gracias por pasar por la posada. Un abrazo.
Eliminar