No estaba hoy
muy por la labor de darle a las teclas y a la escritura. Pero, como bien dice
el refrán, “que el comer y el rascar solo requiere empezar”, aquí estoy
dispuesto a dar luz a otra entrega del diario.
Me indignó, desde el momento en que supe
de ella, la fatal noticia de los ancianos que convivían en las mismas
habitaciones con otros que habían fallecido en algunas residencias de mayores.
Intuía donde estaba el motivo de tan inmundo comportamiento y hoy me queda confirmado
al saber que la Fiscalía investigará cada caso de fallecidos ocultos en residencias
porque parece ser que tan deplorable proceder tenía como objetivo evitar que
cerraran estos centros, (de gestión privada para que lo vayan entendiendo
mejor), si se confirmaba que habían muerto por coronavirus. ¿Se puede proceder
de un modo más miserable? Aunque dice el general que sale dando el parte cada
día que el sistema de residencias funciona muy bien. En fin, que será cuestión
de que se coman los unos a los otros porque no les den comida para decir que la
gestión de los geriátricos privados en infinidad de casos es un completo
desastre
Oigo a Ángeles Caso en la radio.
Con su acostumbrada capacidad de juicio dice que “sería bueno relativizar un
poco todo. Colocar cada cosa en su debido sitio, intentar contribuir a bajar un
poco el pistón del pánico y la histeria que estamos viviendo y que no es bueno.
Estamos en el deber de poner las cosas donde están. Es una situación grave,
complicada, desesperada, pero si se hacen números veremos que tenemos
confirmados cuarenta mil contagios, que significan el cero coma uno por ciento
de la población, teniendo en cuenta que pisamos este suelo español más de
cuarenta y seis millones de habitantes. Hay gente sufriendo lo indecible y, por
toda esa gente que está sufriendo, los demás estamos en la obligación de
colocar las piezas en su sitio. No es cuestión de ver el vaso medio lleno en
vez de medio vacío. Es cuestión de no perder los nervios, de ayudar en aquello
que buenamente podamos, porque el sentirnos útiles nos ayudará a no perder los
nervios, a reflexionar aplicando la inteligencia en esta difícil situación”.
Y continúa: “Cuando atravesamos una
enfermedad grave y la superamos, la mayor parte de nosotros sale mejor de lo
que entró en esa situación. Vemos las cosas de otra manera, recolocamos
nuestros principios, nuestra ética, nuestros valores. Por eso debemos de
confiar en que esta situación nos haga aprender y que salgamos de esta
mejorados como personas y también como sociedad. Es una oportunidad. Estábamos
desde hace décadas construyendo una sociedad deplorable. Y lo que estaba
pasando en nuestras residencias de mayores todos lo sabíamos mientras mirábamos
hacia otro lado. Y cuando digo todos. DIGO TODOS. Porque no vale echar siempre
de todo la culpa a los políticos. TODOS TENEMOS CULPA, o al menos un grado de
responsabilidad. Tenemos que salir de aquí convertidos y decididos a que cosas
como esta no vuelvan a pasar. Los débiles y mayores no se pueden seguir
quedando tirados en la cuneta. Primero fue la crisis que con extrema crueldad
dejó a la gente con menos recursos tirada hasta hundirla en el barro. La
diferencia ahora es que esta situación está golpeando a todo el mundo. No como
la anterior que afectó solo a algunos y a muchos les vino bien”. ¿Qué me
dicen de la reflexión? Sentando cátedra. Bendita sea la cabeza de ANGELES CASO.
Cuenta desde hace años con mi más rendida devoción.
Por cierto, ¿Por qué no se aísla Madrid?
Le preguntan a Fernando Simón, medico epidemiológico que gestiona ante los
medios esta crisis, y elude la pregunta sin dar una respuesta clara. Solo dice
que para nuestro sistema serían medidas muy duras. Y cierto es que lo son.
Expone entonces la santa que tome nota y mire en China lo que están haciendo.
¡Ya estamos de nuevo con los chinos! Habrá que tener en cuenta, y creo que algo
de ello dije al respecto el otro día, que allí a la orden de Santiago y cierra
China van todos a una como en Fuenteovejuna mientras que aquí todavía andan
cerrando bares, discotecas y celebraciones “tipical spanish” a lo largo y ancho
del suelo patrio.
Me urge la santa a que pase con el coche
a recogerla por el supermercado porque ha adquirido intendencia para unos días.
Olvida el carro de la compra que vacío quedó al utilizar el maletero del
utilitario para el transporte y paso a recogerlo por la tarde. Y me encuentro a
los voluntarios de Protección Civil controlando, con un frio que hiela los
huesos y congela el alma, la entrada del personal en la puerta. Les saludo y me
despido andando con el carrito vacio mientras pienso en la hermosa labor que
realizan y que tan incomprendida resulta a los ojos de tanto advenedizo que
solo tiene, cuando a ellos se refiere, ojos para la crítica. Hoy daré mis
palmas en el balcón pensando en ellos.
Obviaremos un día más el entrar en cifras
y detalles sobre este convulso terremoto de invisibles amenazas. Piensen que no
hay bien, ni mal que cien años dure. Aunque también sea cierto eso de que no
suele haber cuerpo, que, ante tan largo periodo de tiempo, capaz sea de
aguantarlo.
Mauro ! Es obvio que no son pocas las personas que ocultan hechos que nos perjudican a todos.Luego cómo estarán quienes allí trabajan o trabajaron? Tan infectados como los fallecidos. Es imposible que tengamos la cantidad de casos que tenemos, a no ser por la IGNORANCIA IMPERANTE!!
ResponderEliminarCORDIALES SALUDOS y a no dejarse abatir!!
Hola Beatriz. Eres de las pocas que siempre vuelve. Donde vivias?. Creo recordar que en algún país de América pero no recuerdo el que es en concreto. Claro que ocultan . Y ahora más. En lo que pasó y en lo que está pasando. Tal vez algún día tendremos conciencia clara de la magnitud de esta tragedia. Y de quienes la han provocado. Saludos de vuelta . Resistiremos.
EliminarMauro ni no lo van a decir y encima no nos vamos a enterar,porque siempre nos estan aporreando con lo mismo, con lo que quieren que oigamos, la verdad no nos vamos a enterar nunca,ellos veran como le atacan al bicho,nosotros creo que estamos poniendo de nuestra como cada cual salvo algunas excepciones que ahi por ahi,y ya esta que tengamos suerte. Saludos
ResponderEliminarNo hay nada oculto entre la tierra y el sol. Al final todo se termina sabiendo y la verdad prevalece. Así lo creo. Igual soy un ingenuo.Que le vamos a hacer!!!. Saludos de vuelta amigo desconocido.
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