Alemania tiene los mejores hospitales. Será porque tiene también
la base industrial más boyante y a consecuencia de ello maneja más pasta. Pero
les falta personal médico, de enfermería, cuidadores. Y es por eso que ahora,
cuando el lobo aúlla, han mandado prestas señales de humo reclamando los
servicios de todos los médicos sirios, iraníes e iraquíes que, por oleadas,
llegaron a la teutónica nación hace ahora cuatro años y a quienes entonces les
dieron la oportunidad (… como obra de misericordia y de muy pía caridad) de
ganarse las habichuelas en todas las profesiones que los germánicos desechaban
y mandaban al cubo de la basura. De momento, han reclutado a más de
cuatrocientos. Es la miseria del capital y del corro según me aprietan.
Leo un muy acertado artículo de Daniel Bernabé
en PUBLICO y llego a la conclusión de que todos estos del Norte solo celebran
nuestra existencia cuando vienen a tostarse, vuelta y vuelta, y cara al sol,
por los meses de verano bajo el cielo de Torrevieja. Después olvidan, como dijo
el gran Benedetti, que, aunque sea para su disfrute como taberna de
farras, el sur también existe, y albergan con vehemencia, la idea clara
de que Portugal, España, Italia y Grecia son países habitados por gandules
mediterráneos que no se tomaron en serio esta amenaza y que ahora, en el
colmo de la desvergüenza, se comportan como caraduras que no cesan de llorar y
de pedir, a los laboriosos europeos, que lo son de verdad, y que son ellos. Y
en esta disyuntiva queda claro que a los del subsuelo nos adjudicaron en su
día, (…cuando soplaba bonanza y por conformarnos) idéntica condición, aunque no
la creyeron y solo la utilizaron para desindustrializarnos y convertirnos en un
gigantesco chiringuito de playa donde venir a orinar mientras enganchan buenos
pedos por los meses del verano. Y todavía hay quien no se da cuenta. Que les
den por donde amargan los pepinos.
Por otro lado, los del PP siguen erre que erre
dando la vara. Estos, que ahora lo saben todo y solo preguntaban hasta hace
unas semanas por Maduro y Venezuela, manifiestan alzando la voz que el ejecutivo
está en una improvisación continua, (… como si alguien se pudiera saber de
memoria los pasos de baile que toca la orquesta). Todo ello a pesar de que
decía su barbado líder que, en tan aciago trance, y hasta que den caza al
bicho, iban a tener sentido de Estado. Y un cojón les digo yo. Culpan al
gobierno del desabastecimiento de material en diversos campos y discurro que,
si tan clarividentes y perspicaces son, y sabían lo que llovido nos venía del
cielo, ¿por qué las comunidades que gobiernan no compraron antes mascarillas,
respiradores y test, cuando tenían libertad y competencias para hacerlo?
Porque, al igual que al gobierno, les ha pillado esta danza en bragas. Y punto.
Por cierto, a los de los Países Bajos,
tan “desarrollados, cultos y poco dados a la improvisación ellos, también les
han metido los chinos una mascá (… que decimos en el pueblo) de tres pares de
cojones con miles de mascarillas defectuosas, demostrando que, ahora mismo,
cuecen habas en los cuatro puntos cardinales del planeta. Y eso que se las dan
de apañaos.
Vivimos un presente de calles
vacías en el que parecen haberse desatado las diez plagas de Egipto juntas. Una
pandemia se ha extendido por el mundo con cientos de miles de afectados. Ha
paralizado la economía mundial vaciando de seres humanos las calles de las
principales ciudades de la tierra. Esta primavera del 2020, dice EL PAIS,
dejará para la historia insólitas estampas de lugares icónicos vacíos de
actividad humana, Los confinamientos generalizados han obligado a millones de
personas a abandonar los entornos compartidos convirtiendo ciudades y lugares
de trabajo en escenarios sin actores.
Y sin actores (… con las obras teatrales que
entre sus muros se habrán “estrenao”) se ha quedado ahora el TAPICAO de mi buen
amigo Vicente, que nunca quiero que cierren y ahora lo tienen cerrao. Entre sus
paredes debiéramos estar en estos momentos, puesto que es la hora justa y
oportuna, mi hermano de leche Bajillo y un servidor, soplándonos unos
botellines y platicando (… que pancho me quedó el término) de las cosas del
politiqueo, de nuestros dos equipos futboleros que visten de rojo y blanco o de
los libros que tanto nos gustan. Pero hoy no puede ser, aunque algún día será.
Habrá que verlo desde el lado bueno y pensar que con esto de la clausura
estamos ahorrando en vino. Ya saben que no hay mal que por bien no venga.
Aunque se puede joder el refrán.
Hoy hemos dado las palmas casi con sol y
ya se aventa la llegada de tábanos, avispas, moscas y otras especies que hacen
el vivir “más confortable”. ¡Menudo dolor de tripas! Queden con Dios, o con
quien buenamente quieran, que este que les escribe va a ver, de aquí a un rato,
que comer con su beber se mete entre pecho y espalda. Entretanto, y mientras
hago hora, me quedo en la siempre grata compañía de mi admirado Leonard Cohen.
No hay comentarios: