Como mandamientos:

Es bueno ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivirla con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho para ser insignificante.
Charles Chaplin

A veces uno sabe de que lado estar simplemente viendo los que están del otro lado.
Leonard Cohen

miércoles, 25 de marzo de 2020

Diario de Incertidumbres. 25 de Marzo



     





  Escucho al levantarme la voz de Iñaki Gabilondo. Siempre tuvo sus detractores. Sobre todo, porque suele decir sin rodeos lo que piensa y ello es algo que molesta a los afines a la creencia extendida de que “todo el monte es orégano”. Reconozco que su pensar suele ser otra de mis banderas. Y, más o menos, y con sus junta y pega, les cuento como advierte de que en medio de este drama de ignoradas consecuencias empiezan a volar los buitres en busca de su carroña. Una turba de carroñeros que se lanza al ataque aprovechando el acojone y la debilidad que impera en medio mundo. Dice que son una minoría que, a su vez, son demasiados. Y abajo, en el subsuelo, está el rebaño de los imbéciles, del que venimos hablando largo y tendido durante estos días, esos que se toman este cataclismo como si tratara de unas vacaciones comportándose de manera incivil y yendo incluso de botellón. Son imbéciles con un alto grado de criminalidad. Sobre todo, los que conducen borrachos. Y hay otros aún más abajo que van como de graciosos infectando las redes con patrañas y bulos concebidos de antemano para crear pánico, aunque al parecer piensan que da mucha risa.
     Y ahí tienen a los servicios de seguridad del Estado, que bastante tienen con lo que tienen, activando sistemas digitales para neutralizar a estos y a otros que, como comentábamos ayer, están lanzando ataques a la red informática de los hospitales con la intención de pedir dinero después por su rescate. De miserables.
     En estos tiempos tan dados a mostrar nuestra opinión en las redes sociales observo como aparece en los perfiles de gente conocida una entrada en la que se da por seguro que diversas empresas, que en verdad son casi todas multinacionales de muy variado pelaje, han donado dinero para la adquisición de mascarillas, camas, ropa y diverso material sanitario, mientras que son muchos los hoteles de la capital del reino los que han puesto al servicio del Estado sus instalaciones para que en ellas alberguen a los que enferman por causa de esta plaga. Hasta ahí todo va bien. Lo estropean después cuando, (… como no iban a recitar los del adusto ademán su Cantar de los Cantares), aseguran, aunque dudo de que sea en su totalidad cierto, que una poblada lista de conocidos personajes afines a la izquierda encabezada por el Wyoming, los Barden, Almodovar y Pablo Iglesias, no ha dado ni un solo euro para tan noble causa. De ser cierto, que puede que lo sea, sería de agradecer que hagan público igualmente y lo publiciten cuanto han dado Casado, Abascal, Bertín Osborne, Francisco Rivera, El Duque de Alba y otros muchos más afines a su causa y de cuyo nombre prefiero no acordarme. Díganme, ¿Creen ustedes que se puede perder ahora el tiempo en semejante banalidad? Esperen a que pase esta ola gigante y vayan después a la caza de tanta opulenta ballena. Tendrán tiempo. Se lo aseguro.
   “Hoy emerge una pregunta. Una duda filosófica que se remonta casi al origen de la humanidad: el gilipollas ¿nace o se hace? Entendiéndose por gilipollas aquella persona que se cree con derecho a todo y que puede aprovecharse de los demás por ser más rico, más poderoso, más inteligente o lo que sea y que, además, es especie que suele mostrarse reacia a escuchar críticas sobre su conducta. Esta figura va en aumento en nuestra sociedad. Aparece por todas partes. Desde el que sale estos días a pasear a su perro de peluche o a la caza de Pokemon, hasta el político que compara el coronavirus con un embarazo (… léase el presidente de Brasil) y no toma medidas para frenar su expansión, pasando por el que sale al balcón a increpar a un transeúnte sin saber adónde va( a lo mejor es un sanitario que regresa a casa después de catorce horas en un hospital) o el que difunde bulos en la red por el simple hecho de sentirse importante con un click.
O sea, que hay gilipollas para dar y tomar y en todos los ámbitos. Aunque yo prefiero a la otra gente. La que es, además, mayoría, la que estos días las está pasando canutas, la que llora la muerte de alguien sin poder siquiera despedirse, la que resiste sola y angustiada en casa, la que está de los niños hasta la coronilla – pobres niños – la que ha perdido el empleo y teme por su futuro y que, aún así, pelea. La gente que se saca conejos de la chistera para que lo pasemos lo mejor posible”. Así ha empezado esta tarde LA VENTANA de Carles Francino y me ha parecido una reflexión genial.


     Termino de escribir esta entrada en el diario y cuando me dispongo a editarla en el blog me surgen multitud de problemas. Estoy a un paso de tirar el ordenador por la ventana cuando oigo el tractor que pasa por casa haciendo la desinfección de las calles. Me doy cuenta de la gran labor que también están realizando los agricultores ayudando al personal del Ayuntamiento en esta tarea. Salimos al balcón y aplaudo como cada día desde hace una semana. Esta vez el aplauso va por ellos. Por ellos, y por todos los que hacen que esta espera interminable sea más leve y llevadera. Hoy tampoco hablamos de lo que no conviene hablar aunque todos lo sepamos. Mañana Dios dirá.
    




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