Se ha
vestido el día de gris. En la cotidiana normalidad sería uno de esos que
siempre digo que me ensanchan el alma. Hoy en cambio, deberá ser por el
condicionante añadido de tener que estar metido en casa, parece como que me la
aplana. Miro por la ventana y observo la terraza y el patio, (… reconozco que
tengo esa suerte), mientras los árboles se mecen suaves mecidos por el viento.
Y siento, que, a pesar de este enclaustramiento, aún sigo gozando en parte de
lo que es ese bien tan preciado llamado libertad. Aunque no parezcan sentirla
esos jóvenes que pululan por las redes diciendo que se sienten hartos y
aburridos. Convendría recordarles, o mejor decirles por primera vez, porque no
se habrán molestado en aprenderlo nunca jamás, que, según cuenta Arturo Pérez
Reverte, en el Sarajevo asediado de los 90, la gente estuvo encerrada cuatro
años en sótanos, bajo las bombas, sin luz, sin agua y sin calefacción. Y cuando
salían, los francotiradores los mataban. Y una abuela sobreviviente del
holocausto estuvo, siendo niña, escondida tres años en un pozo bajo tierra,
donde le llevaban lo estrictamente necesario para subsistir y después, como
postre, aguantó otros dos en el gueto de Varsovia sin bañarse y casi sin
comida.
Y dice la gente que no puede aguantar ahora unas semanas en su casa con
televisión. ordenador, internet, móvil, consola, cuarto de baño, mullida cama y
la despensa llena? Que sabrán much@s de sacrificio, (y de manera triplicada los
más jóvenes) si hemos vivido, y los hemos criado, durante demasiado tiempo como
conservados en urnas de cristal?
Dicen que lo
verdaderamente heroico en una guerra es no morir. Esa es solo una probabilidad.
Lo verdaderamente heroico es aprender a sobrevivir en ella y vencerla. Aunque
en el empeño vaya tu propia muerte. Por ello, ojala y esto del confinamiento
fuese el mayor sacrificio de cualquier guerra.
Normalmente escribo este diario del tirón y por la tarde. Hoy me he
saltado la norma y he empezado a hacerlo al mediodía. Es por ello que me
encuentro delante del televisor a la espera, porque ya las he visto en el
periódico, de unas noticias que presumo poco alentadoras. Son las cuatro de la
tarde, y hoy no comparece el equipo informativo habitual, cuando nos dicen que
son más de mil trescientas cincuenta las víctimas del siniestro bicho.
Me sonroja, y mucho, leer después, y no sé dónde, que el Papa Francisco,
por quien siento una sincera simpatía, o el Vaticano, por quién no siento
tanta, han anunciado que la Semana Santa se celebrará en Septiembre. Y me
pregunto indignado como se puede estar pensando en celebraciones que dan en
pasear imágenes de escayola con la que nos está cayendo. Más oportuno sería que
anduviesen reflexionando la manera de donar una mísera parte de lo que atesoran
para la lucha contra esta pandemia. Y hablo del Vaticano como nación que
alberga el máximo poder de la Iglesia. No lo hago contra esta ni contra
quienes, en su nombre, se dejan la piel en muy diversas partes del mundo
combatiendo el hambre y la miseria. Que quede claro.
Observo también que van desapareciendo poquito a poco las chanzas y
cachondeos que sobre esta situación se estaban difundiendo. Parece que
empezamos a darnos cuenta de que esto no es un mal chiste de Arévalo. Muy facha
este por cierto. De los que defienden lo indefendible. Incluso, presupongo,
aunque no lo aseguro, que debe de ser de los que aseguran, (… es cosa que he
visto hoy en las redes), que este marrón le ha caído a Pedro Sánchez por tener
la osadía de desenterrar la momia de Franco. Como la maldición de Tutankamon,
vamos. Me abruma tanta sobrada inteligencia. Todavía no se han dado cuenta tan
lúcidas mentes de que el dictador solo puso los pies fuera de España para ver a
Hitler en Hendaya, que está a veintiún kilómetros de San Sebastián ,y de joven,
ya con bigote, para ir a Marruecos a matar moros. A fe mía que no hizo
más viajes. Por lo demás, el bicho que se incubo en China poco podía saber de
este ilustre “salvador de la patria hispana”.
Visito el perfil en Facebook de mi buen amigo Manuel Vacas Nieto
(... véanla porque no tiene desperdicio) y se me alzan las
alas cuando leo la entrada que ha titulado como BASTA YA. Cuanta verdad
puesta sobre la mesa hay reflejada en su escrito, aunque todavía haya animales
de bellota (… que haberlos los hay y siempre los ves venir) contrarios a tanto
sensato parecer. En ella pide, entre otras muchas cosas, que el “comité de
sabiondos” encargado de buscar culpables, de poner vídeos y audios en Internet
de dudosa verificación y procedencia que en vez de sumar, restan; esos que, en
suma, no tienen otra misión en este aciago momento que difamar, se metan la
lengua en el culo (… esto lo digo yo) y esperen a que pase esta ola de
desastres para pedir cuantas responsabilidades estimen convenientes.
Entretanto, lo que yo digo es que, ahora al menos, cada día sobre las
11,30, podemos ver a través de los medios de comunicación como una comisión de
profesionales en la materia nos dan los datos precisos del desarrollo de esta
pandemia. Y creo que lo son porque los contrasto en diferentes fuentes de muy
variado signo. Ya me gustaría a mí que en otros momentos aciagos para la
historia de este país hubiese hecho lo mismo el gobierno del insigne Aznar (…
quien por cierto puso pronto pies en polvorosa con rumbo a Marbella al otear la
que se avecinaba) con algunos venerables ex ministros que aún andan afirmando
que no engañaron al personal en aquellos tristes atentados que ustedes
recuerdan y de cuyo nombre, y día, no quiero acordarme.
Les
dejo, que es sábado, sabadete y…… habrá que pensar en cenar. Un abrazo,
descansen y mañana, quiéralo Dios, que nos den más y que sea mejor.
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