Pregúntame donde voy y te contestaré que a ningún sitio. Con los años y la calvicie, que no canas, he aprendido a no marcarme metas y menos aún imposibles sueños que después se me tornan montañas insalvables. Por ello vivo al día y con lo puesto que, tal y como está el patio, no es mal tesoro y en mi pensamiento no hay futuro, solo presente. En tiempos pasados gusté del sabor de la amargura, la incertidumbre del ¿qué será de mí mañana?, el sinsentido de ver murallas y miedo donde no había nada. Una cita de Julio Cesar se quedó grabada en mi eterna desmemoria: “cuando lleguemos a ese río, hablaremos de ese puente”. Pensé, medité y vi claramente la verdad que me enseñaba una frase tan aparentemente simple en su escueta brevedad.
A veces, y sin que las invite, siguen llamando a mi puerta ráfagas de
mala racha, pájaros negros de mal agüero a los que ahuyento soltándole al
perro. Y algo importante, he aprendido a enfrentar los problemas, los escollos
que nos escupe la vida, mirándoles a la cara y sin dejarlos reposar para
mañana. Por último, pregúntame que me motiva, porque vivo, que me apasiona. Si
te contesto que la familia y mis hijos me dirás que es lo tópico y normal. Si
por el contrario te afirmo que la música, mis libros, el cine, que no me
cierren el bar de la esquina y ¡qué se yo!, afirmaras, ¡no sales de lo habitual!
Me obligas, pues a confesarte que mi mayor afición con el pasar de los años, es
perder el tiempo, respirar el aire, observar los pájaros, ver los arboles crecer,
marchitarse, resurgir y esperar. Esperar con paciencia lo que haya de venir,
que bienvenido será, si es positivo disfrutándolo y exprimiéndolo y si es
adverso luchando contra el monstruo como buenamente se pueda. Porque ya dice el
refrán, y me atengo a su premisa, que “no hay bien ni mal que cien años dure”.
Ni cuerpo, digo yo, que lo resista.
Dice mi Bea que te queremos como persona, como amigo y como escritor.
ResponderEliminarTus relatos siempre son un toque al corazón y los sentimientos, conectando con alma de mucha gente.
Gracias por dejarnos estas pinceladas de vida.