El
escribidor ha de decir en honor a la verdad que tiene pocas ganas, mejor
decir ningunas de darle al asunto de la escritura. Lleva unos días como atacado
por una fase aguda de vagancia. Debe ser que con la llegada de la prima Vera se
le han introducido por el cuerpo y en el alma eternos mareos de perro. Con el
sueño asomándole por encima de las gafas y sin saber muy bien por donde
encaminar sus pasos escribidores, ha dado en pensar que podría hacer un
esfuerzo para escribir algo que haga referencia al sobrevenido hecho de que ya
tenemos encima otras elecciones, unas más que echar al saco. Piensa también que
así, como a lo tonto, han pasado doce largos años desde que dejó el consistorio
santacruceño, las tareas de gobernanza del patio con sus gallinas y es que no
en vano también, y esto ya le gusta menos, está a un paso de colgarse el medio
siglo de existencia a las espaldas y eso, lo quiera o no, da para mucho que
decir y demasiado que contar. Hechos estos incisos, a los que el escribidor
tiene acostumbrados a sus pobres y sufridos lectores, es hora llegada de entrar
en el meollo de la cuestión, en el asunto de las elecciones, con lenguaje más
adecuado y conciso.
Me pregunto, si aún no se han dado cuenta estos hombres y mujeres, seres al parecer de otras recónditas galaxias, de que la plebe, que a fin de cuentas es lo que les parecemos, esta literalmente, perdonen la expresión, hasta los huevos, de mentiras, falsedades, insidias y pantomimas. Tengo claro y no me engaño, conozco bien este mundo, que no es fácil el arte de la gobernanza, el tener contentos y satisfechos a todos. Mas pienso y creo que para ser leal y honesto hay que ir siempre, y digo siempre, con la verdad por bandera y eso cada vez ocurre menos en el oficio del politiqueo.
Recuerdo, como si de ayer mismo se tratara, la época de las primeras elecciones en las que aún no pude votar. Viene a mi mente con nitidez el miedo soterrado que todavía campaba a sus anchas. Miedo a ir a mítines, a ser tachado de rojo, a coger una simple octavilla del suelo, a decir lo que se pensaba. Recuerdo a los fornidos mozos de Fuerza Nueva, iguales a muebles de rustica apariencia, colocados en posición marcial a las puertas de las escuelas del Jardinillo, vigilando el orden y el buen desarrollo de los mítines del líder. Recuerdo igualmente, con nostalgia, a mi tío Francisco, que desde el pueblo de Puertollano se trasladaba hasta Santa Cruz en un 124 desvencijado, con dos altavoces en la “vaca”, emitiendo soflamas y mensajes del Partido Socialista, y recuerdo, parece que lo estoy viendo, como a mi padre, siendo calvo, se le erizaban los pelos de la cabeza mientras, perdonen nuevamente los lectores, se cagaba en la leche puta al ver a su hermano en menesteres tan revolucionarios.
A mi lo que me da una rabia que no me aguanto es el asunto de la cartelería, por qué, a ver, tengo yo que ver mi calle inundada de fotos de feos, que mira que son feos, coño, y luego no quitan los carteles y se van destiñendo y ahí se quedan con sus caras de panolis durante meses llenándolo todo de porquería...Estoy como tu padre, me entran unas ganas de cagarme en la leche puta...
ResponderEliminarPor qué no convierten la campaña entera en jornada de reflexión, pero para los que se presentan y les obligan a callarse catorce días y luego ya el último, que digan lo que quieran
GRRRRR
Ay, que un beso, Mauro, que es pensar en la campaña y entro en brote y claro, se me olvidó
ResponderEliminar:D
A mí, esto me recuerda cada vez mas a una jauría de perros a la caza del zorro. Es dar el pistoletazo de salida y empezar a salir mamíferos de dos patas sobándote el lomo para recabar tu voto. En ese momento se convierten en tus mas fieles defensores. Lo llenan todo, como dice Alma, de carteles de tíos y de tías feas con una sonrisa de estudio, por cierto, todavía no he visto un cartel con un tío mas cabreao que un mono diciendo: ¡¡me cago en “to” lo que se menea!!!. Debe de ser cosa del marketing, pero el día que salga, yo le voto. Luego después de “la caza”, la mayoría ya no se acuerda de ti.
ResponderEliminarPor cierto, rogaremos para que en Castilla-La Mancha no salga “La Cospe”, aunque si te digo la verdad, tengo tal desencantamiento que me da hasta igual. ¿O no?
Un besillo retorcío amigo Mauro.
@Alma
ResponderEliminarVeo que como pase alguno por los lugares que habitas, te tiras a el y le muerdes. Debe ser que lo tiene merecido. Cuando empieza la campaña todos contentos y ufanos coloan carteles, banderolas y pancartas. Después el que gana, suele por aquello del buen proceder, quitar rapidamente los atalajos del sitio en que los puso, mientras el perdedor se duerme en los laureles de su desolada desgracia. Cosas que pasan y vamos viendo venir.¡A ver que milongas nos cuentan, querida amiga!. Un besazo en la mejilla IZQUIERDA.
@Jose Testón Marín
ResponderEliminarMira chaval, nos hacemos unas fotos con cara de mala hostia, somo antiguos titiriteros y sabemos bien del asunto de la interpretación, las arreglamos en el Photoshop, sobre todo la mía, y empapelamos el pueblo de punta a punta. Las vamos a poner justo al lado de las que adornando calles y plaza nos muestran a la señora De Cospedal con una sonrisa, de hiena, de oreja a oreja. A lo mejor tenemos suerte, nos votan y aplicandonos una dedicación exclusiva generosa, 3000 euritos por barba, nos hace salir de nuestra "porca" miseria. Un besazo "so" Ciezo.
Enhorabuena, Mauro. Me gusta mucho tu blog y las historias en el contenidas.
ResponderEliminarUn saludo
Miguel Angel Gracia
@An�nimo
ResponderEliminarMiguel Angel Gracia.
Son trozos de vida, retazos de una existencia que se va tornando larga. Gracias por acercarte a este rincón. Es grato sentir que os molestais en leer los escritos sencillos de un humilde escribidor. Un cordial saludo.