Como mandamientos:

Es bueno ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivirla con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho para ser insignificante.
Charles Chaplin

A veces uno sabe de que lado estar simplemente viendo los que están del otro lado.
Leonard Cohen

lunes, 11 de abril de 2011

¿Por qué no? Pudiera ser que ser pudiera.


    El pueblo se encuentra en pleno corazón de los Picos de Europa. El lugar es un cuadro idílico, una estampa con un encuadre paradisiaco. A lo largo del año lo habitan unas cuantas personas que ignoran lo que es el stress y viven sin preocuparse ni ocuparse de la hora a la que amanece, ni de cuando llega la anochecida. Cuidan su ganado, labran sus huertos, comen y beben lo que ellos mismos producen y cuando buenamente les apetece, se sientan en una piedra y contemplan la inmensidad del paisaje, el canto de los pájaros que se posan en los aleros de las casas, el aullido de un lobo nocturno o el ulular de las lechuzas. Poco importa si es lunes o domingo. Todos los días transcurren igual, sin prisas, sin pausas, braceando en el devenir de los cotidianos quehaceres. No hay teléfono. Tampoco hace falta. Quien quiera saber de alguien, que suba el camino que serpentea a lo largo del collado y pregunte, que a buen seguro quien le atienda le invitará a pasar a su morada a tomar una copita de buen orujo y, si lo tiene a bien, un sabroso chorizo de la última matanza regado con un buen vaso de vino. La chimenea arde plagada de leños que se consumen chisporroteando y vuelan, cual mariposas, briznas de fuego encendido mientras en los hogares de la cocina de carbón una mujer elabora un sabroso pote en un puchero de barro. Apenas saben lo que acontece más allá del pueblo vecino al que bajan de tarde en tarde para abastecerse de las pocas cosas que necesarias les son. Tampoco necesitan saber nada, porque poco les importa lo que ocurrir pueda más allá de sus dominios y tampoco es fácil que a lugar tan apartado se desplace ninguna “mosca cojonera” a darles la vara y a joderles la placidez en que discurre su vida.

    Ramón y María valoran poco las cuestiones materiales. Por ello las abandonaron hace tiempo. Hasta este momento hemos pensado que los protagonistas de nuestra historia eran personas mayores, viejos habitantes desdentados de alguna aldea perdida entre montañas. Pero nada más lejos de la realidad. Ramón tiene cuarenta años, es licenciado en económicas y un día se hartó de balances, reuniones y viajes que le llevaban por medio mundo sin saber jamás a ciencia cierta dónde estaba. Sintió que el vacío le llegaba de los pies a la cabeza y el alma se le quebraba en mil pedazos. Por ello lo mando todos a hacer puñetas y se dedicó a buscar un lugar en el que vivir fuese un acto de dignidad y no una obligación cotidiana. En ese camino de reconversión encontró a María que regresaba con sus maletas vacías de una relación convulsa, con un capullo rebozado de billetes al que decidió dejar con su Mercedes, último modelo, para marchar con Ramón a la aventura.

 Desde entonces viven con lo puesto y producido, ya que en sus anteriores vidas dilapidaron y gastaron todo lo que tenían, debido al status que entonces les correspondía. Pero eso ahora importa poco. Juntos han descubierto la simpleza de vivir en plenitud. El sol en la amanecida, las nubes entre los cerros, la nieve que corona las montañas y ese cielo infinito que cual mural de estrellas en la anochecida les cubre desde la inmensidad, mientras abrazados contemplan lejanos luceros estelares desde la ventana de su vieja casona anclada en el fondo de los Picos de Europa.



 

   
      









4 comentarios:

  1. He visto la foto y me he sentido como ET

    mi casaaaaaaaaaaaaaaaaaa


    Yo si podría, osea, podría con conexión a internet y desconexión total con los vecinos, que los conozco, jaja y los viejos desdentados que viven en las aldeas perdidas no necesitan moscas cojoneras porque ellos lo son (¡Y como!) Pero podria perfectamente vivir allí y no me cansaría...Pero tengo niños y el paraíso de la niñez, el reino fabuloso de la infancia se vuelve una ratonera en la adolescencia que siempre llega antes de lo que todos quisiéramos...por eso sigo aquí, de hecho, porque sé lo duro que es crecer lejos de los besos de tu madre como tuvimos que hacerlo todos los niños de mi generación a los que algún iluminado decidió concentrar en los "amorosos"brazos de la enseñanza católica para ahorrarse lo que suponía tener tantas escuelas abiertas en pueblos perdidos con pocos críos.

    Un beso

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  2. Yo también tengo claro que hay muchas cosas de este mundo material en el que vivimos a las que seguramente no renunciaría y también sé que posiblemente me terminaría hartando de una vida tan bucólica y apartada. Ocurre que cada vez que veo y leo que hay gente que de un plumazo abandona lo que tiene y le da a su existencia un giro de 180 grados, apartandose de esta vorágine que nos asfixia no puedo evitar reconocer que le echan un par a la hora de tomar esa decisión.¡No me digas que cococes las casas de la foto, porque las puse al tun-tun, buscando en el google!. Igual me piden derechos de autor. Un beso desde la manchega tierra.

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  3. Es una maravilla de relato el que nos ofreces esta vez Maurito, lleno de paz y tranquilidad en un marco único, pero yo no creo que estaría preparado para vivir así. Es posible que durante un tiempo, fuese idílico, pero terminaría por cansarme. Además, Mauro, por desgracia no pertenezco al grupo de personas autosuficientes que se saben hacer de todo. Estamos acostumbrados a recolectar las lechugas en el super, y las morcillas y chorizos nos los sirven ya envueltos sin necesidad de picar la carne y de cocer la cebolla. Solo puedo admirar a los que deciden vivir de esta manera, aunque creo que por desgracia, es algo que también tiende a desaparecer.
    Sabes que siempre hemos pensado que la vida, cuanto mas sencilla mejor. Y así debería de ser, por lo tanto seguiremos escuchando los pájaros y disfrutanto de nuestros paisajes manchegos y si puede ser en compañía de buenos amigos, mejor.
    Un abrazo, amigo mío.

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  4. Bueno, ya sabes, esto son cosas que se piensan y punto. También pertenezco a este mundo acomodado, pero ello no impide que sienta envidia de los que veo que son autosuficientes para casi todo. De cualquier forma, no me digas que no te sientes capaz de sembrar lechugas, tomates, patatas y criar gallinas y cochinos para tener carne y huevos. Tampoco será tan dificil y tu eres un hombre "apañao" que lava, guisa, plancha y cualquiera sabe, vamos para ponerte de adorno encima del televisor. Lo esencial es no perder los valores de un mundo que siendo simple hemos empezado a complicar en grado sumo. Gracias una vez mas por asomarte a mi ventana. Un abrazo y ¡contención!, que llega Semana Santa con sus cirios y lamentos.

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