Pensaba
escribir un cuento. Un cuento que basado en hechos relatados en el último libro
que he leído, narrase la esencia del relato sin desviarse un ápice de su desgarrador
contenido; Sopesándolo con calma, llegué a la conclusión de que si así lo hacía
destriparía sin compasión la posibilidad de que os acercaseis a su lectura
sacando vuestras propias conclusiones. El libro en cuestión se titula A VEINTE
AÑOS, LUZ y su autora es Elsa Osorio. Narra la historia de una mujer nacida
durante la dictadura militar que asoló Argentina en la década de los 70 y es un
fresco palpable de la inhumanidad, de la inusitada vileza de la que fueron
capaces estas devastadoras rapaces, esos “milicos” aborrecibles. Os cuento la
trama, como si del argumento de una película se tratara, porque de cualquier
manera lo espeluznante es bucear en la historia, empaparse de su contenido.
¿Podemos imaginar cómo ha de sentirse un ser humano cuando descubre pasadas con
holgura dos décadas de su nacimiento, que quienes creía sus padres eran unos
impostores?. ¿Cuál sería la reacción, humanamente insoportable, de quien
averigua que quien creyó su padre, fue quien ordeno matar a su verdadera
madre?.
Pienso, y me estremezco al pensar qué clase de buitre será capaz de velar el
sueño, besar los labios y arrullar en sus brazos durante noches plagadas de
fantasmas a la tierna criatura que robó de los brazos de su madre?.¿Qué
corrompida conciencia habrá de tener para mirarla con ternura, ¿qué ternura?, a
los ojos sin que el tupido velo negro de su corrompido hacer le abrase hasta
devorarle sin piedad, esa que no tuvo para nadie, de un tajo las entrañas.
Adivino claramente la respuesta al ver a Videla y compañía sentados en el
banquillo del tribunal que los juzga; observo sus ojos, disecciono sus miradas
y tengo la certeza de que no se arrepienten de nada, porque en su pútrido
comportamiento piensan que nada hicieron.
Lo peor de todo es pensar que le queda a esa criatura, que fue usurpada y
desprovista de identidad y pasado, cuando haya de asimilar que aquellos padres
a quien veneró y esos hermanos a quien con pasión quiso solo son extraños,
fantasmas que le robaron su esencia, seres abyectos que no sintieron compasión
por nada, ni por nadie.
Oportuno será recordar que no solo en la lejana Argentina se dieron hechos tan
mezquinos. La España grande y libre del general Franco y sus secuaces practicó
la misma deplorable filosofía con multitud de niños robados a sus madres
republicanas antes de ser llevadas al paredón.
Si, es escalofriante el tema de los NIÑOS ROBADOS POR LAS DISTINTAS DICTADURAS. Y tienes razón, los culpables en lo q menos piensan es en arrepentirse, esa gente está podrida!.
ResponderEliminarMuy buena tu publicación :-)
Ana María