Como mandamientos:

Es bueno ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivirla con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho para ser insignificante.
Charles Chaplin

A veces uno sabe de que lado estar simplemente viendo los que están del otro lado.
Leonard Cohen

jueves, 16 de septiembre de 2010

Pensaba escribir un cuento.

    
 

  
   Pensaba escribir un cuento. Un cuento que basado en hechos relatados en el último libro que he leído, narrase la esencia del relato sin desviarse un ápice de su desgarrador contenido; Sopesándolo con calma, llegué a la conclusión de que si así lo hacía destriparía sin compasión la posibilidad de que os acercaseis a su lectura sacando vuestras propias conclusiones. El libro en cuestión se titula A VEINTE AÑOS, LUZ y su autora es Elsa Osorio. Narra la historia de una mujer nacida durante la dictadura militar que asoló Argentina en la década de los 70 y es un fresco palpable de la inhumanidad, de la inusitada vileza de la que fueron capaces estas devastadoras rapaces, esos “milicos” aborrecibles. Os cuento la trama, como si del argumento de una película se tratara, porque de cualquier manera lo espeluznante es bucear en la historia, empaparse de su contenido.
   
   ¿Podemos imaginar cómo ha de sentirse un ser humano cuando descubre pasadas con holgura dos décadas de su nacimiento, que quienes creía sus padres eran unos impostores?. ¿Cuál sería la reacción, humanamente insoportable, de quien averigua que quien creyó su padre, fue quien ordeno matar a su verdadera madre?.
   
    Pienso, y me estremezco al pensar qué clase de buitre será capaz de velar el sueño, besar los labios y arrullar en sus brazos durante noches plagadas de fantasmas a la tierna criatura que robó de los brazos de su madre?.¿Qué corrompida conciencia habrá de tener para mirarla con ternura, ¿qué ternura?, a los ojos sin que el tupido velo negro de su corrompido hacer le abrase hasta devorarle sin piedad, esa que no tuvo para nadie, de un tajo las entrañas. Adivino claramente la respuesta al ver a Videla y compañía sentados en el banquillo del tribunal que los juzga; observo sus ojos, disecciono sus miradas y tengo la certeza de que no se arrepienten de nada, porque en su pútrido comportamiento piensan que nada hicieron.
     
    Lo peor de todo es pensar que le queda a esa criatura, que fue usurpada y desprovista de identidad y pasado, cuando haya de asimilar que aquellos padres a quien veneró y esos hermanos a quien con pasión quiso solo son extraños, fantasmas que le robaron su esencia, seres abyectos que no sintieron compasión por nada, ni por nadie.
    
    Oportuno será recordar que no solo en la lejana Argentina se dieron hechos tan mezquinos. La España grande y libre del general Franco y sus secuaces practicó la misma deplorable filosofía con multitud de niños robados a sus madres republicanas antes de ser llevadas al paredón.





1 comentario:

  1. Si, es escalofriante el tema de los NIÑOS ROBADOS POR LAS DISTINTAS DICTADURAS. Y tienes razón, los culpables en lo q menos piensan es en arrepentirse, esa gente está podrida!.
    Muy buena tu publicación :-)
    Ana María

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