Agotado quedo,
como podréis observar, amadas y amados míos, después de releer
murgas y escanear fotos, aguantando a la “santa”, que me conmina y reprende
incitándome a que duerma más, pobre ángel mío, como me cuida, y me de
menos a estas tontunas de la escritura que me tienen “sorbió” el seso. Mas, que
quieren que les diga, como soy Navarro y cabezón, no pienso hacerle en esta
cuestión, no vayan a contárselo cuando la vean que los conozco, ni puñetero
caso. Así que, calculo yo,
si el tiempo y su discurrir no
ponen impedimentos, es probable que siendo uno lento, como es, para estos
asuntos de la escritura, antes del Domingo de Piñata, pondremos broche y punto
final a esta historia. De cualquier manera, si hubiera de ser, para el domingo
que corresponda del año que viene, no me vayan a poner pegas, que tampoco pasa
“na”. A propósito del visionado de imágenes, si pinchan sobre la que
deseen, pueden ver todas ampliadas.
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Los Panteras Polichinelas |
Ya les deje dicho y hasta les asegure la semana pasada, que habría de
volver por estos lugares para ofrecerles, o cansarles nuevamente, (… que
cada uno pensará lo que a bien le convenga), con el segundo testamento
carnavalero referido a las idas y venidas de la murga de Los
Polichinelas, con lo que pueden llamarme cansino o tildarme de hasta
tábano colmenero, si les vuelvo a aburrir con recuerdos y añoranzas de
aquellos años. En esta nueva singladura, los jauloneros muchachos
pasaran más desapercibidos, más no piensen por ello que rompimos
relaciones, ni cosa que se le parezca, que ya los estoy viendo. Lo que
ocurrió es que El Bajillo, autor como dijimos de murgas y letras, pasó a
regir los destinos del corral y las gallinas, con lo que supone un
servidor, que dificultoso había de resultarle, (…. como pude apreciar en
mis propias carnes, un par de años más tarde), lanzar críticas, sátiras
y sarcasmos contra su misma persona, cosa esta que de hacerse, podría
parecer como de tontos, pues ya nos dice el sabio refranero que ninguno
de estos últimos tira piedras contra su propio tejado. Por este motivo,
las jauloneras criaturas dejaron de componer letras, con lo que
sabiendo, como saben ustedes de lo exiguo de mi recuerdo, complicado me
resulta recordar de qué puñetas iban vestidos, aunque seguir siguieron y
aun siguen con los restos del naufragio, asomando la cerviz por los
carnavales de cada año.
Mencionar quisiera también, antes de entrar en materia, algunos olvidos
anteriores que llegar llegaron a mi masa gris. Quisiera recordar a los
integrantes de La Catastrofe, otra comparsa alumbrada aquellos años y de
la que aún quedan restos dando tumbos y vaivenes. Los catastróficos
muchachos y muchachas, no se vayan a ofender las damiselas, no pasaran a
la historia por la letra de sus murgas, que solían ser, (… no se me
enfaden, si esto les digo), anunciación de monserga y tabarra, pero si
lo harán, y de qué manera, por el primoroso gusto con que elaboraban la
carroza de cada año, asunto en el que eran buenos, tan buenos que
siempre ganaban en el pueblo y Valdepeñas cuantos premios se les ponían a
tiro. Y quiero pasar también por el crisol del recuerdo a unos pájaros
cereros de cuidado y medio. Don Juan Carlos Aranda, alias El Facha, (…
que de facha tiene lo que yo de cura), el amigo bodeguero Isidoro Bravo,
el carnicero Ciriaco y una de las cabezas, junto con la de un servidor y
Basilio Olavarrieta, más ilustres de la villa, por grosor y poderío
perteneciente a Mendieta, acompañados los dos primeros,(… el otro par
tienen hecho voto de castidad y son solteros a perpetuidad), de sus
queridísimas esposas Milagros y Lola, que cada carnaval nos deleitaban
con prodigiosas ocurrencias que les llevaron a ser desde pescaderos o
maestros en escuela franquista, hasta un afamado grupo rumbero llamado LOS CHICHOS. ¿Los recuerdan?
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El escribidor, su"santa" y el niño |
Y hecho este introito o prologo preliminar, pienso que ya está bien de
hablar de los unos y de los otros, cuando lo que quería era contarles la
segunda parte de las idas y venidas del grupo polichinelo. Si han
seguido la historia desde su principio, y así espero que sea, habrán
adivinado, sin tener que ser en exceso sagaces, que andamos ya por el
año de ventura del 1990, principio de la última década del milenio, esa
en el que aseguraban sapientes y doctos agoreros de tres al cuarto, que a
su término todo el mundo y su tenderete se irían mismamente donde se
fue el carro del Bizco, o sea a tomar por el santo c…. , cosa que
después pudimos comprobar que eran falacias y simples enredos. Pensando
que la fiesta habría de transcurrir entre días fríos y lluviosos, (
aunque esto lo decía por decir algo, contemplo las “afotos”
correspondientes y observo que resultó cierto), hubimos de pensar muy
bien “pensao” el confeccionar un traje que fuese de mucho abrigo y
consistencia, llegando a la conclusión de que vestirnos como la Pantera
Rosa era adecuado, muy correcto y procedente y ya pueden imaginar, ( …
que ya se lo están pensando), que tanto higos, como carajos fueron bien
conservados y calentitos.
Hasta aquí, todo fue bien, aunque no podíamos imaginar los machos
integrantes del plantel el quebradero de cascos que alguna aviesa
damisela, compañera de parranda nos tenía preparado. Por aquellos años,
amigos y amigas, leedores y leedoras, acaba de nacer el famoso huevo
Kinder, y esto no habría de tener excesiva importancia, de no ser porque
en su interior, como todos habrán de saber, siempre se oculta un regalo
y que en aquel momento preciso era la susodicha pantera. Así y con
estas, se presentó una noche nuestra dicharachera Lala, (… que
torbellino arrollador esta Beatriz impetuosa), conminándonos al Ciezo
Testón y a un servidor, (… el chino Fu-Fu, no recuerdo donde andaba), a
que prestos nos diésemos a la fabricación del susodicho huevo en tamaño y
forma que pudiese contener en su interior, a un miembro al menos del
polichinelo grupo, idea esta que fue inmediatamente avalada y ratificada
por las demás féminas presentes, con lo que no nos quedaron mas huevos,
perdonen la indiscreción y la redundancia, que amagar la cerviz y decir
a “to” que sí.
Ya hemos contado en alguna ocasión, y no es menester el hacer leña del
árbol caído, que en las cuestiones manuales no éramos los mencionados
varones especialmente habilidosos, hecho este por el cual nos entró el
acojone y con él la aseveración, muy de Don José Testón de empezar a
asegurar aquello del “no lo veo, no lo veo”, afirmación que también
esgrimía, cuando ensayábamos cantos y músicas con los que acompañar
letras y murgas, para mi cabreo y desesperación, porque un servidor que
quieren que les diga, lo ve “to” hecho, aunque siempre “chapuceao”. Así,
al día siguiente, apareció el pobre mío, con el equipo de soldadura de
la fábrica de VALPLAS, sita en Valdepeñas, donde era por aquellos
tiempos encargado y de la que habrían de pulirle, hace poco menos de dos
años, con una mano delante y con la otra detrás, sin aprecio, ni
consideración a los años trabajados y sinsabores vividos. Traía también
bajo el brazo un rollo enorme de alambre que me dio en pensar: ¡la que vamos a liar¡,
mientras que un servidor apareció cargado con un amasijo enorme de
periódicos atrasados y unos cuantos kilos de cola. Habíamos sido
asesorados por Miguel Matute padre con antelación, en la tarea de
moldear con papel y cola todo un armazón de alambre, al que habríamos de
dar la forma de un huevo, para después cubrirlo con papel mojado en el
adhesivo, que al secarse formaría una masa compacta y dura, a prueba de
golpes y demás estropicios. Así que manos a la obra, Don José soldando y
un servidor de ustedes mirando sentado en la silla, costumbre muy
española, hasta que quedó el esqueleto del huevo, ¡de los huevos!,
como torcido, pero terminado. Prestos pues, empezamos con la tarea de
untar en el pegajoso liquido los papeles hasta ir cubriendo el armatoste
en su totalidad, y partimos para nuestra casa, después de tomar unas
cervezas fresquitas en La Campana, a la espera de que secara.
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El huevo de los "ojones", sus creadores y las sutiles damas de la idea |
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Al día siguiente, con el llegar de la luna y los luceros, nos
encaminamos hacía la sede del teatrero grupo Mudela, improvisado taller
en aquel momento, y cual no fue nuestra sorpresa al comprobar que el
huevo parecía más bien una boñiga de vaca, que yacía
desplomada y sin forma por los suelos. Nos entraron los temblores y la
depresión que nos anticipaban los anunciados decires y las suaves
bondades que habrían de llegar, cuando a la vez llegaran, las sutiles
damas acompañantes al lugar, por lo que, con premura y sin dudarlo,
armamos nuevamente aquella estructura, ya como difusa, (… ahora me da
por acordarme, que me da en que pensar, el asunto de que ni llegamos a
soldar aquel odioso alambrado, porque era tarea imposible, por lo que
aparejamos el armazón, uniéndolo con alambre y alicates, a la antigua),
y la cubrimos con un trozo de sábana muy tirante y bien “prensao”,
pasando acto seguido a pintarlo del color blanco y anaranjado del
susodicho huevo, que una vez terminado, con sus aristas y “to”, quedó
hecho un bodrio, como pueden ver en las “afotos”, y lo mejor, queridos y
queridas míos, es que después de tanta desazón y tormento el ovoide
elemento solo salió a ver la luz el domingo por la mañana, ya que
después las gráciles damas aseveraron, que "no era cuestión de ir
tirando de semejante trasto por calles, bares y callejones durante “to”
el puñetero día". Por si queríamos arroz nos hubieron de dar tres tazas
Fue
también el año en que cogieron las damas la costumbre de vestirse de
mascarones con el pasar de la noche y así una de ellas, que fue mi
“santa”, hasta hubo de ser capaz de enamorar al ingenuo concejal
Morales, amigo del alma y compañero titiritero, que pasó todo un año
para saber, quien había sido la encantadora novia que había bailado
bailes y danzas encandilándolo, haciéndole soñar con desvelo historias
de amores desaforados e irrepetibles. Por aquel año, terminado habían de
reconstruir la vetusta ermita de San Roque y algunas de las coplillas
carnavaleras hicieron referencia al evento en cuestión diciendo: “San
Roque, gran milagroso, curador de lepra y llagas, andaba escaso de
cuartos, para repellar su casa. Pateando todo el pueblo, agrupadas sus
vecinas, fueron recaudando fondos, para embellecer la ermita. Y
conseguido el empeño, y tan loable misión, la casa que ocupa el santo,
más parece una mansión. Con ese chalet tan mono, paraíso de oraciones,
cuando se enteren en Roma, mandan peregrinaciones. Y caviló alguna
mente, con pensamiento certero, que hay que poner escaleras, “pa” poder
subir al cerro. Con obra tan suntuosa, y tanta comodidad, puede que
venga hasta el pueblo, una visita papal. Por si de momento llega, tan
venerada ocasión, llevaron hasta la cumbre, tendido de alta tensión.
Solo queda ya un letrero, reluciendo en las alturas, “pa” que parezca la
casa, un chiringuito de p…. Ni que decir tiene que se abrieron en
canal las carnes de los pobladores y pobladoras del barrio en cuestión
que llegaron a pedir, si mal no recuerdo, nuestra pronta excomunión.
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Con mi hermano de leche José Testón |
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los bucaneros Polichinelas |
Mucho
nos hemos alargado en los pormenores y aconteceres del año anterior y
es por ello que, adrede y queriendo, me he dejado asuntos en el tintero
que habré de pasar al venidero, que si mal no recuerdo es el del 1991.
Hago esto, porque en esta ocasión, hubimos de vestir atuendo al que le
tuve mucha aversión e innato aborrecimiento desde su creación y que
respondía al atavío que debían llevar los corsarios por el siglo de
Maricastaña y al que a mi parecer le faltaba menos empaque y más usagre,
porque digo yo que los susodichos bucaneros, filibusteros y otras
yerbas por el estilo no habrían de ir tan elegantes y “maqueaos” como
vamos en las “afotos”, sino con mas roña en los cuerpos y tizne en las
caras. Debió de ser entonces, aunque fue el año anterior, cuando afloró
por el pueblo, venido desde Córdoba la mora, el paisano Pepe Leches, (
¡…que sutil herramienta, Dios mío!), con el Simca 1200 hasta los topes
de pollos y no vayan a pensar, porque se equivocarían, que los volátiles
bichos, venían enjaulados en el maletero porque estarían fatalmente
equivocados. Las perversas alimañas, (… ya saben de mi inquina perpetua
hacia estas sabandijas), campaban a sus anchas por asientos y
salpicaderos, en los que se mezclaban restos de excrementos, comida y
orines. Presto y sin dar lugar al descanso, se calzó los zuecos de pisar
uvas que descansaban en el baúl de los recuerdos que había en el desván
de su casa,(... sandalias de hacer media promesa, las llamaba), y se
unió a la fiesta con jaulones y polichinelas, celebración que hubimos de
acabar en el añejo Salón de Piña, donde tocaba aquella noche la
orquesta Galaxia, que iba comandada por una vocalista de generosos
pechos, a quien Andrés Huertas “Chichín”, increpaba con voz cazallera y
un cubalibre en la mano, aquello del: ““ten ·cuidao” y no saltes tanto que se te salen las tetas”.
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Los tres machos integrantes |
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Las féminas dominadoras |
Al
albur del cantar de los gallos, habianle salido a Pepe Leches vejigas,
como altramuces, en los pies de las dos piernas, por lo que andando
maltrecho y sin consistencia hubo de escurrirse en el vomito depositado
por algún cuerpo bien templado. Aquel año quedo iluminado, que falta le
hacía, el Paseo de Castelar, entonces Calvo Sotelo, y a esta vicisitud
dedicamos unas coplillas que decían: “Un
sitio que ha mejorado, mucho en iluminación, es el Paseo Castelar, o
mejor de la estación. Según dicen la reforma, no tiene ningún misterio,
pues tenía menos luz, “quel” paseo del cementerio. Por eso los que
salían, de Cacheras con buen pedo, más que ver iban tentando, con la
punta de los dedos. Y alguno que a trompicones, a Santurce iba cantando,
se dejo “pegaos” los sesos, en el tronco de algún árbol”.
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Los Polichinelas duendes |
El
año del señor de 1992 hubimos de atacarlo vestidos, todos y todas, de
Duendes del Globo que era un personaje creado para actuar en variados
espacios teatrales y que fue contratado por televisión hasta que al
parecer, esto es un decir, nosotros mismos lo gafamos, pues hubo de ser
en este señalado año de exposiciones en Sevilla, Olimpiadas en Barcelona
y otros variados fastos, entre los que destacan las nupcias pasadas por
agua (… esa es otra historia, la del día en que le robé el refrán a
Neo), de este relatador sin fuste y su queridísima santa, cuando el
mencionado personaje desapareció de la parrilla televisiva. Habremos de
decir que íbamos muy monos y monas, ya que hasta llevábamos unas
antenitas, con sus pilas alcalinas, que se encendían en los extremos,
dando la impresión de que más que duendes, al menos los varones, éramos
cornudos iluminados.
Como siempre la celebración carnavalera discurrió distendida y variada,
ganando premios, (… huelga el decirlo, pues parecer puede
presuntuosidad), bebiendo vino y otros compuestos que hicieron que
hiciera algo que ni en la más recóndita suposición hubiera hecho de
estar sereno, (… o tal vez sí, cualquiera sabe). Les cuento. Ya les he
referido, al final les contaré hasta mis verdades más ocultas, que las
damiselas integrantes de la comparsa, eran muy dadas a atalajarse con
ropajes y atuendos, con los que vestidas de mascarones, irrumpían en el
salón de Piña dándole la vara al más “pintao”. Así hubo de ser como este
año, (… o tal vez fue otro, que le vamos a hacer, si ya no me ubico),
fueron capaces de convencerme, pobre diablo, de que me uniese al grupo
vacilador, con lo que acicalado con variados ropajes del baúl de mi
señora suegra, (…que todavía no lo era), irrumpí dispuesto a comerme al
mundo y a sus integrantes a la hora en que el salón estaba pleno. Lo que
ocurrió no fue desastre, sino pesadilla. Decir, que debajo de la
máscara portaba mis inseparables lentes de aumento, porque pueden
suponer que sin ellos hubiese topado y tropezado con todo bicho
viviente, por lo cual, apenas traspasado el umbral de aquel paraninfo
del baile, los cristales se empavonaron y quede más ciego que Román, que
en paz descanse. Así, como tentando y palpando, llegue hasta la vera de
Chichín y su cubata, y le pregunté por lo bajo aquello del: “¿a que no me conoces?”, contestando para mi chasco y amargura acelerada: “eres Mauro, “so” gilipollas”, motivo por el cual, ipso-facto y a toda leche me di la vuelta a trompicones y volví a despojarme de tan nefasto atavío.
De vuelta por el jardín, recompuesto y olvidado el trance, aparecieron
por el lugar dos pájaros de cuentas tambaleantes, que hicieron la puñeta
a cuantos le salieron al paso. Con el pasar de la noche y el fluir
etílico de los compuestos, uno de ellos, el de menor estatura, aunque el
otro era el Bajillo, llamado Don Paco “Costa”, (… con quien, a buen
seguro, Dios se entretiene en el cielo echando un vino), hubo de cantar a
quien le salía al paso la copla carnavalera que decía y afirmaba,
perdonen si es algo obscena, pero estamos en carnaval: “A mí me la chupa el rey, me la menea el alcalde,(… que era su acompañante), y me la sacan al fresco, los guardias municipales.
Decir que ya era un servidor por aquel entonces, edil del corral y sus
gallinas o primer teniente de alcalde, de la villa y sus contornos, no
siendo esto óbice ni impedimento, para que los polichinelos compañeros
exigiesen, cosa que puede parecer de tontos, como es la de que elaborase
el susodicho, (… o sea yo mismo), murga y letra poniéndome de hoja de
perejil. Decía, entre otras cosas,: “Y volvieron a ganar, los señores
de la rosa, aunque justo es recordar, y mentar algunas cosas. Para
decirle a Maurito, que antes tanto las piaba, que nos vaya ahora
arreglando, lo que siempre criticaba.”
Les prometí, creo, que serían dos entregas, pero se me antoja que
quedándome, como aún me quedan, tres años y un apéndice por relatar,
habría de ser mucho pedir que hubieran de ser capaces de leer tan
extensa homilía sin dormirse o siquiera cabecear, Es por ello que les
emplazo al más puro estilo de tiempos remotos, a la próxima entrega, que
habrá de ser si Dios lo quiere y el escribidor conserva lo que aún le
queda de cordura para la semana venidera o el Domingo de Piñata.
Diviértanse, coman y beban todo lo comestible y bebible que este pasar
terreno es cosa como de dos días.
Ya imagino que muchos pensarían que esto de los relatos carnavaleros,
no habría de acabar nunca, pero miren por dónde se han equivocado y les
puedo asegurar, para mi paz y su eterno descanso, que por el momento
habrá de ser este el último escrito de andanzas tan festivas. Andamos ya
coronando la cima de la montaña, llegando al momento culminante del fin
de la carrera, la llegada a la cúspide de esta historia que cogemos de
nuevo en los albores del año de su santa madre del 1993 en el que las
chicas iban vestidas, cual suaves conejitos, y de Rita Hayworth en
Gilda, íbamos los maromitos. No adivino ahora el porqué, me queda largo
en el tiempo, de esta decisión que en principio parece como
contrapuesta, (… imagínense tres bellezas, como éramos y somos, los
varoniles integrantes de la comparsa, acompañados de ¿conejitas?. Me
causa estupor), más ya sabemos que Dios dispone, el hombre a veces
propone y la mujer hace lo que le sale, con perdón, de los ovarios en
cada momento de este discurrir terreno, por lo cual no le daremos más
vueltas al asunto y relataremos con detalle y precisión lo acontecido en
aquel año del señor.
Con un frio que helaba los sesos, el cuerpo y el alma, hubimos de salir
a la calle, los varones miembros polichinelos, equipados de peluca,
guantes de seda, bolso, medias y vestido largo y ceñido, además de otros
complementos varios, entre los que recuerdo, cangándome aun en sus
muertos, unos pendientes de bola enormes, que llevé sujetos a mis
exiguos lobulillos auditivos, mientras veía luceros y estrellas de
colores,(… para algo hermoso, las orejas, que tiene uno, se las querían
joder), decisiones todas de las féminas integrantes del grupo que nos
conformaban diciendo que íbamos “monísimas”, mientras ellas disfrutaban
del calor que les proporcionaban sus enfundados cuerpos y un servidor
notaba como le subía, debía de ser por la falta de costumbre, un
refrescor testicular desde las bragas para arriba, asunto este que sin
prisa, pero sin pausa, fue como trepando “pa” la zona donde se aposentan
amígdalas y faringe, llevándome, recién terminada la fiesta hasta el
fondo del lecho conyugal, tan recientemente estrenado, y haciendo que
pasase el resto de aquellas “inolvidables” vacaciones entre tisanas y
friegas de alcohol de romero. El chino Fu-Fu iba en su salsa, porque era
hombre que disfrutaba vistiéndose de esbelta señora en tan señaladas
fechas, (… debe de ser porque, la verdad, para ser tío, estaba hermosa y
tenía buen talle) y el Pepito Leré llevaba un cabreo de tres pares,
cosa por otro lado, muy congénita en su ser llegados estos festivos
días,(… a ver como se explican, queridos míos, que sin gustarle en
exceso, hubiera siempre de vestir de estos atalajes su esbelto cuerpo
carnavalero. ¿Se lo contesto?, pues les digo que siempre pueden, si
habré de saberlo yo, mucho más dos tetas que dos carretas.
¿Entendido?). Así, llegado el domingo de piñata, último día de la
celebración carnavalera mandamos los varones, en tiempo y forma,
aquellos vestidos esplendorosos a tomar por el mismísimo trasero y nos
enfundamos nuestros abrigados trajes de pantera. Aquel año pudo ser,
aunque lo dudo, el año en que Santiago mando al carajo su peluquín. Todo
porque al pasar por debajo de las rejillas que expulsaban aire para
acondicionar, en lo posible, el abarrotado salón de Piña, hubo de salir
la peluca a cagar leches, con el consiguiente cachondeo de toda la
multitud allí apiñada. También hicimos homenaje escrito a los alcaldes y
el arreglo de sus calles diciendo: Aseguran
que es mentira, pero resalta el detalle, de que todos los alcaldes,
arreglasen bien sus calles. Carlos Dotor reparó, la suya, la de San
Marcos, pocas más alquitranó, en largos años de mando. Con muchísimo más
morro. Juan Bustos, más descarado, cortó al llegar a su casa, la que
había pavimentado. No pudo atar bien los cabos, Valverde, alcalde de
paso, viendo sus aceras nuevas, siendo ya concejal raso. Fue líder,
Antonio Cobos, medio pueblo adoquinó, su calle, la de Ramiro, también en
el bombo entró. Te criticaran Bajillo, acabo de hacer sondeos, por
haber “mandao” arreglar, la tuya, Calvo Sotelo. Aunque hay lenguas
afiladas, que excusa dicen que tienes, pues te llega el agua al cuello,
las pocas veces que llueve. Pues comentan que te han visto, tieso en el
umbral rezando, pidiendo muy serio al cielo, que vaya pronto escampando.
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Las marujas Polichinelas |
Así, escalamos ya los últimos peldaños de la escalera y nos adentramos
en las vicisitudes ocurridas en el 1994, año en el que hubimos de ir
ataviados, machos y hembras, al igual que marujas de casa humilde, con
escobas, cubos y fregonas. Puedo asegurarles, queridos y queridas míos,
que fueron este, junto con el próximo, los dos carnavales de mi vida, en
cuanto a lo que de vestimenta y atavío se entiende, porque pueden
imaginar que el traje daba juego para hacer lo que debe hacerse, que en
estas fiestas se supone que debe ser, o sea, incordiar, irritar y llevar
al límite de la paciencia a cuanto mortal te salga al paso, aunque
este, comedido, cortés, afable y hasta de buen trato, trate de hacerte
ver que está pasando un buen rato.
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Un marujo servidor |
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Con la santa |
También hubo una novedosa novedad y es la referida a que el concurso de
murgas fue celebrado por primigenia vez en el Cine Cervantes, o mejor
del Pato, que es como se le conoce y se le ha llamado durante toda la
vida. Resultó que la Casa de la cultura se había quedado pequeña para
tan exitoso evento e Isidro “El Colorin”, concejal de los festejos,
decidió trasladarlo al mencionado lugar, previo pago, en eso era muy
estricto el amigo Ladislao Muela, de “amoñiguar” 40.000 pesetas del
ala,(… no estaba mal el alquiler), cantidad que había quedado estipulada
desde los añejos tiempos en que estrenaba sus celebradas obras el Grupo
Teatral Mudela, para la apertura de las puertas de vetusto salón antes
citado. Allí se amontonaba una marabunta de padre y muy señor mío, plebe
que a la espera de comerse los garbanzos, se reía alborozada con los
cantos y coplillas de unos cuantos. Y digo de unos y no de otros, porque
sin citar nombres, bueno será recordar que algunas de las composiciones
murgueras provocaban la somnolencia con mayor poder que el SOMNOVIT,
medicamento en forma de pastilla que un servidor se toma cada día al
acostarse, para quedar, por unas horas, mas tieso que una mojama.
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Todos juntitos, ellos y ellas. ¿ A que tiene premio? |
Hubo en nuestra exitosa composición murguera,(… un año más volvimos a
ganar el primer premio, para gusto de unos, nosotros mismos y desespero
de otros, los demás), una referencia al viaje que habían realizado,
habitantes de ambos sexos de esta insigne localidad, a los estudios de
Telecinco para asistir a un programa de cuyo nombre no quiero
acordarme,(… porque no me acuerdo), y que decía: “Por
gestiones del Mochuelo, que es avezado y muy listo, señoras con sus
esposos, se fueron “pa” TELECINCO. Fue Carmen la de Maurito, y Santiago
el albañil, Virtuditas “la Pavilla”, e Isidro “El Colorín”. Y también se
apuntó El Choro, y la hija de Talegas, y bien plantá, como siempre, “pa
allá” fue Tere “La Nea”. Decían todas muy contentas, nos van a dar de
cenar. “¿Será jamón de Jabugo?, ¿o nos pondrán caviar? Llegados “tos” al
estudio, a “toa” leche y sin demora, bocadillo de chorizo y lata de
Coca Cola. Y cuando empieza el programa, al cuarto de hora escaso, ven
que “to” aquel “entramao”, es más bien un pestiñazo. Hubo allí quien se
durmió, y también quien bostezaba, y alguno que en trance absorto, al
cielo en cruz suplicaba: ¡que me lleven “pa” mi casa, no quiero padecer
más, ¿Cuánto le queda a este bodrio?, ¿cuándo leche va a acabar?
. Y así, hasta otro año, que para mí sería el último, (… de momento.
Nunca se puede decir, de esta agua no he de beber, ni este cura no es mi
padre), nos despedimos del personal cantando aquello del: “mi suegro estará “cagao”, la suegra estará “mea”, con “tos” los críos llorando, Dios mío que carnaval.”
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Fue premio Pulitzer. Solo queda, que nos den la jubilación |
Hemos coronado ya, la cima de esta montaña. Estamos, amigos y amigas,
en la añada del 1995, año en el que la villa y sus aborígenes se
hubieron de hacer mundialmente famosos, aunque tal vez no fuera para
tanto, pues quiso la diosa Fortuna tomar aposento por estos sagrados
lugares, concediéndoles la bendición del oro, del dinero contante y
sonante, pues hubo de tocar por estos lares y sus inmundos rincones el
gordo de la Lotería del Niño. Aquel sonado día, terminada mi jornada de
mochuelo nocturno, hubo de sustituirme, mi buen amigo y compañero,
Casimiro “El Chino”, a quien Dios tenga en buen lugar, y con premura
cogió el San Pancracio de escayola,(… del que dicen que es como imán
atrayendo la buena suerte), decrépito y mutilado, por la cantidad de
veces que cabreados lo poníamos a ducharse bajo el grifo del lavabo a la
espera de que se le aclarasen las ideas, y le endilgó una vela a cada
lado, aposentadas sobre sendos envases de cerveza vacios. Sorprendido le
pregunté a que se debía tal arrebato de fe incontenida y con firmeza me
contestó: “ porque hoy toca la lotería”. Como
siempre, no le hice ni puñetero caso y emprendí la vuelta a casa, a la
espera de meterme en la cama, al arrebujo de las mantas y mi santa.
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Otra con mi santa |
Y así, cayendo ya el mediodía, hube de escuchar entre sueños,
ruidos lejanos de bullicio y algarabía, que una vez despabilado y puesto
en pie resultaron evidentes, por lo que sin pensarlo dos veces, me
encaminé a la salita y prendí,que argentino, me ha salido este
vocablo, el televisor, viendo con estupor en el teletexto que el numero
impreso en la pantalla, era el mismo que tenía entre mis manos, el que
había sido vendido a mi santa, (… aquel día santa hasta le
beatificación), por mi amigo del alma Miguel Matute. Pueden imaginar
que a partir de ese momento, y ya puestos en la calle, el día fue de
celebración, charanga y pandereta, aunque a estas alturas deban de
estarse preguntando, (… que ya los voy conociendo), que tiene esto que
ver con el discurrir carnavaleo de la villa. Tranquilos, que ya les
cuento.
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los tres maromos polichinelos |
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¡Que caras Dios mio!. Un lujo... |
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A punto de subir al autobús |
Aquel año del señor, decidimos, o mejor decidieron las que todos
ustedes saben, (… y no nos llamen calzonazos, que sé que lo están
pensando), que debíamos ir disfrazados de abuelitas y abuelitos del
INSERSO. Puedo prometerles y prometo por mi honor, que aquel disfraz lo
bordamos y fuimos hasta capaces de construir con planchas de madera, (…
veréis como aparece ahora Pepito Testón, alegando aquello de que ando
falto de entendederas para decir que lo encargamos. Al tiempo.), un
autobús de variados colores, con el que por primera y última vez
desfilamos en el concurso de carrozas. Así con sombreros, garrotas,
maletas del año del coño, y otros atavíos variados, recorrimos plazas,
bares, calles y callejones, cantando estrofas muy oportunas para la
ocasión, que entre otras cosas decían:”Con
subvención del INSERSO, que Felipe a concedido, hemos llegado a este
pueblo, tan famoso y conocido. Con cien kilos de reuma, y con doscientos
de artrosis, solo falta que a estos años, padezcamos de fimosis. Pepe
tiene diez juanetes, Carmen va llena de callos, Mercedes quiere
quitarse, quinientas patas de gallo.”. Y continuábamos refiriéndonos al premio lotero: “¿A
que no te has enterado, porque no se ha comentado, “quen” Santa Cruz de
Mudela, la lotería ha tocado? A Miguel Matute padre, ¿Cuánto no le
habrá tocado?, que siempre que le preguntan, dice que no lo ha contado.
Siempre ha sido inteligente, por eso muchos comentan, como es posible
que tarde, tanto en resolver la cuenta. Arcos, el de la Renault, amasará
una fortuna, pues al pueblo ya le llaman, Santa Cruz de La Laguna.
Isidro, Mauro, “El Bajillo”, los tres con once millones, en un bar
tomando copas, contrastaban opiniones:”Veréis si tiene cojones, tal y
como está el tinglado, que alguno nos joda ahora, diciendo “questo” es
robado”. También
ocurrió que estando comiendo, uno de aquellos días en el restaurante,
hasta hubimos de subirnos en un autobús pleno de jubilados a darles la
vera por aquello del parecido y del disfraz, con lo que sin quererlo
casi partimos hasta Levante.
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Con mi hermano de leche, del alma, Don José Testón |
Aquel año fue para un servidor de vivencias muy dispares y encontradas,
puesto que como hemos referido tuvo la suerte de cara, cosa esta que no
le solucionó la vida, pero si le dio un empujoncito. También hubo de
ver nacer, “in situ” y al momento, a su vástago primogénito y hubo de
despedir, un mes más tarde, con el corazón encogido por el dolor y el
sufrimiento al hacedor de sus días, que después de mil batallas ganadas,
hubo de perder la última, iniciando el viaje hacia el lugar del que
nunca nadie vuelve.
También perdimos a un buen amigo murguero, aficionado al carnaval desde
el principio de los tiempos, Vicentillo “El carnicero” a quien
dedicamos unas coplas que decían: “Dedicamos esta murga, a un amigo y
gran murguero, que nos a “dejao” este año, Vicentillo “El carnicero”.
Va por ti que fuiste grande, con la pluma y el papel, canta allí arriba
esas coplas, que acabas de componer. Qué con el oído puesto, aquí abajo
te escuchamos, alza una copa Vicente, que todos te recordamos” y
que levantaron el día del concurso de murgas, (… que ganamos por última
vez), a los espectadores de sus asientos, en una explosión de
incontenidos aplausos. Despedíamos aquella composición con estas
letras:”De los dolores de huesos, estamos todos curados, ahora de
tanto bañarnos, estamos acatarrados. Cuando lleguemos al pueblo, veremos
lo que nos pasa, si nos mandan “pal” asilo, y nos echan de la casa.
¡Qué suerte tienen algunos, pues el yerno les espera, ¡pasto “pa” los
cocodrilos, el que viva con la nuera!. Nos vamos meando claro, y tan
llenos de ilusiones, que al pasar por la farmacia, vamos a comprar
condones.
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Aun hubieron de vestirse en el 1996 las
féminas integrantes Polichinelas, exceptuando a la santa, de vendedoras de
cosméticos y hasta hube de componerles la correspondiente murga que para mi
decepción ya no fue cantada en el vetusto escenario del Cine del Pato,
faltabamos Pepito Leré y ub servidor que al igual que Serrat y Sabina en los
tiempos presentes o Lennon y McCartney en los años de cuando reinaba Carolo,
eramos el dúo compositor de letras y músicas entre desafinaos del que escribe y
"no me cuadra" del Pepito Cagalastimas. Y las féminas muchachas,
exceptuando a Beatriz, alias "La Lala", que porta voz de soprano,
siempre tuvieron el tono como salido de un pozo, cavernoso y descompasado, por
lo que habíamos de advertirles, pero " mu bien advertío", que
frenaran sus impulsos y no cantaran so pena de parecer el orfeón un coro de
grillos a la luz de las estrellas en noche de Agosto.
Y hemos llegado al
final. Os aseguro que me bajo de este tren invadido por el poso de la añoranza
que inevitablemente da paso a la nostalgia. Nostalgia de los momentos vividos y
de los días pasados. Días de alegría, garrafón y noches de fiesta donde siempre
amanecía al albor de cubalibres y de orquestas. Me queda la amistad
irrenunciable de los amigos que siguen ahí compartiendo vida y andanzas, la
memoria de los que se marcharon para no volver y el poso amargo de los que
están e incomprensiblemente se han ido. De cualquier manera son los compases de
la vida y sus acordes.
Mencionar a todos los
integrantes Polichinelas desde sus principios sería tarea arduo dificultosa
porque siempre quedaría, sin remisión, alguno sin quererlo en el olvido. Por
ello el recuerdo es, y será, para los que fuimos componentes del murguero grupo
hasta el final y que fueron, son y serán: Beatriz Laguna, José Testón, Rafael
Rodriguez, Virtudes Ruiz, Pilar Poveda, Mercedes Delgado, María Cortés, Carmen
Delgado y un servidor de ustedes, Mauro Navarro que agotado en este intento se
despide y les pide a su vez la venia y el beneplácito de un merecido
descanso.
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LOS POLICHINELAS |
Y les contaré, para dar termino a tan extensa homilía, que la nostalgia hace que hagamos tontunas y pensemos en volver de alguna
manera a lo que fuimos. Es por ello, que con la ilusión perpetua de
tener por una vez en el año frondosa cabellera, me lancé una vez más a
la calle con mi apreciada peluca, que acompañada con unas gafas de los
chinos que tienen tienda en la plaza hicieron que me pareciera a mi
admirado José Feliciano.
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Lo dicho, el puertoriqueño cantante |
Joooo... Q recuerdos mas buenos!! Para mi todos los años fueron buenos.... Pero sin lugar a dudas el del inserto es el q mas recuerdo y en el que mas me metí en el papel..... Con esa muleta q le quite a la More y la maleta del año el cuerno..... La peluca q parecía la madre de sicosis Jajajajajajajajajajajajaja q bien nos lo hemos pasado durante todos esos años y lo q hemos reído.... , cuantas anécdotas!! Y q poca vergüenza teníamos!! Bueno tenemos jejejejejej
ResponderEliminarSin duda volvería a salir disfrazada de lo que fuera, como esos años q con la lala nos disfrazábamos de cualquier cosa y nos metíamos a todo el pueblo en el bolsillo!!! Pero por desgracia la vida cambia y los deberes y obligaciones nos hacen cambiar nuestra vida....... Pero no descarto q algún año podamos retomar lo q dejamos aunque ya la muleta no sea ficción!! Un saludo Mauro me ha encantado tu relato, como todo lo q escribes buenísimo!!
Ah!!! Decir q bueno son los recuerdos con la murga Polichinelas.. Pero no mucho menos buenos esas noches que junto con tu santa nos perdíamos y nos poníamos ropajes de todo tipo mascaras a cual mas fea!!! Coño q una de las veces recuerdo q estando en mi casa y con mis padres ya metidos en la cama y durmiendo no se nos ocurrió otra cosa a tu santa y a mi q entrar en la habitación para preguntarle a la More y a Francisco si nos conocían..... Jajajajajajajajajajajajaja no te puedes hacer idea el salto q pego mi padre de la cama y las risas de mi madre.( cuanto la echo de menos en esta época... Le encantaba el carnaval y disfrutaba de lo lindo poniéndonos el desayuno cada mañana a la lala, a la Mari y a una servidora.) un beso, no un millón , donde quiera q estés Morena mía.