Como mandamientos:

Es bueno ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivirla con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho para ser insignificante.
Charles Chaplin

A veces uno sabe de que lado estar simplemente viendo los que están del otro lado.
Leonard Cohen

jueves, 4 de agosto de 2011

De la feria, El Santo y los pinchos del Alaska.

    



     Añoro la feria de antaño, la que en conmemoración de gestas no recordables comenzaba cada año el 18 de julio . Aquella que se ubicaba en la explanada del parque y a la que partíamos como en procesión desde la calle del casino o de Don Máximo Laguna, como gustaba de llamar mi progenitora, mi padre con su garrota, mi madre muy “repeina”, mi hermana con sus dos coletas trenzadas y un servidor dando saltos, como si de un muelle se tratara.

   No vaya a pensar el lector que era tarea fácil la de convencer a mi padre para visitar el ferial. Ya hemos dicho y sabido es, por otros escritos expuestos en este devenir de la escritura, al que el escribidor es tan aficionado, que el patriarca de la casa arrastraba desde su época de niño una permanente cojera, por lo que fácil es deducir que no le resultara cómodo ni placentero el asunto de tener que desplazarse a patita, hasta la otra punta del pueblo, aunque cierto es y hay que decirlo, que una vez puesto en faena y con el regusto de la fiesta , lo dificultoso era emprender el camino de regreso.

    La primera parada era en La Puente, junto a la tienda de Santiaguillo, donde empezaban a estar ubicadas, como en desfile procesional y a lo largo de toda la calle, las casetas de turrón y de juguetes. Allí se inauguraba el rosario de peticiones con la adquisición de un trozo de aquella masa dura y salpicada de almendras, que unos tropeles de moscas volanderas habían saboreado con deleite y anterioridad sin ningún tipo de compasión, mas no eran estos tiempos de ascos y repugnancias por lo que el dulce sabor del preciado manjar resultaba placentero como maná de los dioses. Así, entre saludos a conocidos y paradas para tomar aire llegábamos al Cortijo, tasca de reducidas dimensiones, que estaba situada en los bajos del cine de Antonio Laguna y de la que mi padre era cliente preferencial, por aquello de la cercanía del bar en cuestión con su taller de zapatería. Tomado un refrigerio seguía la marcha atravesando el real de la feria compuesto por un mar de cacharros, casetas y artilugios. La noria, el látigo, la ola, y el trenillo de La Bruja, en el que trabajaba un elemento cuya cara era calcada a la de Rod Steward, ( ... gracias amigo Testón por recordarmelo), amén de los puestos de algodon dulce, salpicado por las motas de  tierra que levantaban los pies de los viandantes. La siguiente etapa había de llevarnos a las inmediaciones de la verbena, al regusto y saborcillo de los pinchitos del bar Alaska. ¡Qué decir de tan preciados morunos! y como aseverar a todos aquellos que gozan de menos años y no conocieron esta taberna volatinera, que no hubo, habido, ni habrá, carne como la cocinada en sus maravillosos fogones.

 

   Imagínense, amigos leedores, que hago como de fotógrafo si les cuento que a lo largo del parque había un rosario de bares con sus sillas abatibles de madera y en ellas aposentaban sus posaderas los sufridos pobladores de la villa. Aquellos que, durante un año interminable, sin vacaciones, fiestas, ni apenas descanso habían conseguido juntar como tesoro, un puñado de pesetas para gastar en las esperadas ferias. Así, el vino corría a raudales y a falta de urinarios, retretes, letrinas y excusados, era al cobijo de los árboles del parque, donde cada cual a su manera realizaba sus más estrictas necesidades.

 

   Terminada, y siguiendo con el relato, la estancia en el bar Alaska y llegados en fraternal y familiar paseo al final del parque de Sales Córdoba(.. así se llamaba entonces), era momento de probar suerte en las casetas de tiro, practica en la que mi padre era avezado y muy diestro, por lo que siempre lograba algún muñeco sin fuste o un paquete de cigarros del que llamaban Palmitas y del que también decían, de eso me enteré más tarde, que era tabaco de p…as, de mujeres de mal vivir­. A la vuelta y por costumbre, era llegado el momento en que mi progenitor había de dar una vuelta en los coches eléctricos, que por aquellos entonces eran para mi asunto muy temido y respetado, en tanto que se decía y comentaba, que fallecimientos y hasta electrocuciones habían acaecido en aquellos autos que recuerdo negros, como pájaros de mal agüero. Adivinaran entonces los lectores que, con perdón, el acojonamiento que me entraba mientras sentado iba en aquella premonitoria silla eléctrica era de padre y muy señor mío, motivo por el cual era imposible gozar y disfrutar de los viajes y choques en cuestión.

   Mi gozo, deleite y satisfacción venía a continuación, cuando con una ficha en la mano me dirigía al coche del Santo, héroe televisivo de éxito muy celebrado que interpretaba Roger Moore, en el carrusel de caballitos y autos de la familia Mena. Allí, dando vueltas sin ton, ni son, me sentía cual héroe peliculero imaginando hazañas, aventuras y proezas en el espacio escaso de unos minutos, los que tardaba en marcar la salida y parada de la atracción la bella Ana, que años más tarde se convertiría en la esposa del amigo Arturo Piña. En esta etapa del festivo deambular tocaban siempre riñas, discusiones y altercados, pues imbuido como estaba de tan procelosas gestas imaginativas, era ardua la tarea de hacer que bajase del automóvil y volviese a la cruda realidad terrena y puedo asegurarles que ni las famélicas fieras del circo Roma, que aposentaba sus reales cruzando la carretera, en los terrenos de Fernando Castro, podían alegrar mi compungido semblante.

  Los churros con chocolate, completaban la última etapa de la estancia en el ferial, del que después sin prisas, pero sin pausa habíamos de emprender el camino de regreso, hacia el horno calcinado de la casa de mi infancia, con mi padre asegurando que ya estaba bien de feria y un servidor, pidiendo y suplicando la benevolencia de un día más de holganza, asueto y divertimento.

 


 

 

 

 

 

 


19 comentarios:

  1. Que bonitos son tus recuerdos :) y que bonitos los cuentas... me ha gustado mucho este post, la foto que lo encabeza no tiene precio, jeje, pero el anterior, el de los titireteros que fuistéis, aún me gustó más. Un beso

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  2. Mauro, este tema de la feria tiene para mucho. Yo recuerdo que los coches eléctricos eran de los primeros que llegaban al pueblo. Descargaban todos los tarugos de madera, luego las planchas de hierro y demás artilugios e iban levantando poco a poco esa pista que a todos nos parecía espectacular. Era el comienzo de unos días de ilusión donde todo se volvía mágico. El “tren de la bruja”, que siempre era el mismo lo llevaba una familia en el que uno de ellos me recordaba a Rod Stewart. Luego han estado viniendo un montón de años mas... y después les he perdido la pista. Pero siempre recordaré cuando lo montaban, puesto que yo era uno de los que me quedaba absorto como trabajaban y ponían a punto todas las atracciones (seguramente porque esto de verlos trabajar era gratis y allí estábamos invertidos mucho tiempo), y hasta se me vienen a la memoria los dibujos tan tétricos que adornaban este “tren monstruoso”. Sin embargo, debe de ser por algún trauma de aquella época, lo que menos me gustaba era “El Látigo”. En Valdepeñas, lo he visto hace dos días y es exactamente igual al de hace treinta años. Lo que no es igual es la percepción y la ilusión. Ahora son mis hijos los que gozan de ese privilegio y cuando nos hemos acercado al recinto, iban saltando como cuentas tú, con los nervios a flor de piel y me recuerdan aquellas tardes interminables hasta que llegaba la hora de “Ir a la feria”.
    Es una narración estupenda que nos trae a todos unos recuerdos muy especiales. Por cierto, esa foto subido en el coche creo que era típica. Yo tengo una, y hasta me atrevo a decir que era el mismo choche.
    ¿Y que me dices de las nubes de algodón, las manzanas dulces, el coco, las chufas, y las casetas de tiro con escopetilla de plomos donde tenías que partir un palillo, o dos, según el caso para llevarte un llavero, o un cigarro Pipermint o More?
    Recibe un abrazo y un beso “festivo”.

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  3. El mundo de la infancia no es el mismo que el de los adultos. El primero es de colores.

    Fernando González Fuentes

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  4. Las manzanas dulces, eso de las manzanas dulces siempre tuvo mucho misterio para mi. O es que mi boca era demasiado pequeña o es que las manzanas dulces solo eran de adorno. El caso es que siempre conseguia que me compraran una manzana y siempre a los dos minutos terminaba en el suelo llena de arena con solo dos lineas de hendiduras dentales. Tuvo que pasar mucho tiempo hasta que descubriera que realmente había manzana debajo del caramelo.

    Lo que más recuerdo de esas fiestas era la extraña tradición en mi familia de comernos cada uno una berenjena antes de volver a casa. Mi padre las llamaba culonas y así terminamos llamandolas todos. Y las llamaba así porque nos partiamos de la risa viendo a las señoras comer las berenjenas.

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  5. @Alma

    No creas que son tan bellos, querida amiga, solo ocurre que con el paso de los años, como dice Fernando en un comentario posterior, lo que era en blanco y negro se nos torna de colores, tendiendo a pensar que que todo estaba imbuido de felididad. Si es cierto que todo tenía un regusto diferente y eso se recuerda placenteramente. Los titiriteros continuaran, si la pereza y otras cuestiones de mayor envergadura, no me dejan sumido en la apatía.Puedo asegurarte que hay corte para rato. Mil gracias por asomarte a esta ventana de recuerdos añejos y un beso volatinero desde mi terruño manchego.

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  6. @José Testón Marín
    Digo yo, que porque no has hecho un artículo, en vez de desperdiciar tu sabiduria y conocimiento comentando lo escrito por este pobre desharrapado y que visto lo visto te debe haber "dejao" sin resuello. Fijate si me habrá servido de ayuda que ya he modificado algunas cosas de mi entrada, que fue hecha a bote pronto y sin pensarla. A mi el latigo me daba pánico, tal vez por aquello de que siempre fuí asustadizo y el capullo de Rod Steward se escondia en el pasillo oscuro del trenillo para saltar sobre tus fauces como un león en la sabana. Te diré y estoy convencido de que nuestros hijos disfrutan de estos momentos, pero de distinta manera, sin aquel aire de novedosa novedad e ilusión que llevaban implicitas nuestras vidas de entonces. Gracias Pepillo, por asomarte a esta fabrica de recuerdos. Un beso de vuelta.

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  7. @An�nimo
    Me alegra sobremanera querido Fernando, encontrarte por este rincon de pensamientos y palabras. Ademas lo has hecho con una máxima bella y aplastante, por lo que de cierta tiene. Un gusto sentirte por estos ajados rincones y una petición sincera de vuelta, siempre que lo desees. Un saludo, un abrazo, de un amigo.

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  8. @Marga
    Pero Marga del alma mía, ¿que haces a las 5,44 de la mañana leyendo las chochezes de este ajado cincuentón?. Gracias sinceras por estar ahí y fijate, yo no recuerdo las manzanas dulces, a las que también Pepito hace mención. Será porque nunca fue fruta de mi agrado. De las berenjenas culonas si me acuerdo, y de las orzas de barro que las contenían, de donde eran extraidas con un tenedor de alambre largo, muy largo. Un gusto sentirte por la factoría y un bezazo grande, muy grande.

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  9. tu y solo tu ers capaz de recordarnos esas ferias de nuestra niñez. Gracias amigo y feliz verano.
    Zamora

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  10. Pues gracias por tus palabras Mauro. Tampoco es que yo esté disfrutando mucho de la feria, no es mi punto fuerte, de hecho la he visitado un día y me ha sobrado. Cuando era pequeña pues si que me gustaba, pero ahora....será que me hago mayor(por no decir vieja,je,je).
    Me gusta más la cocina, pero ahora estoy un poquito paradilla, con estos calores....pero no creas, que mis recetas no engordan, sólo quien se las come,je,je. Un saludo amigo.

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  11. A propósito de recuerdos, y remedando lo que has puesto en el Bloc, yo también añoro esas entrañables ferias de “antaño”.

    Donde cada cual esperaba impaciente, -y mas desde la tierna infancia y la inocencia que nos contemplaba-, tenia presas en nuestras pequeñas y aviesas cabecillas, esos días, que esperaban con impaciencia que llegase el mágico día del 18 de Julio, en el que rayando la noche, y desde la casa Consistorial, daban el pistoletazo de salida con la marcha, encabezada por Gigantes y Cabezudos y seguidos de todo el consistorio y la banda de música hasta llegar al Real de la Feria, con lo cual se daba por inaugurada.

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  12. Recuerdo perfectamente como iba todo estructurado, -si de alguna manera se puede decir- delante iban dos policías municipales a ambos lados de la calle, no para abrir paso, pues casi todo el pueblo ya estaba esperando en la feria, mas bien era como algo anecdotico y para demostrar que había un orden en todo, les seguían dos personas con un buen ramo de cohetes, a los que de vez en cuando hacían estallar en el cielo para alertar a todo el pueblo de que se estaba a punto de inaugurar la ¡¡FERIA!!.

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  13. Como bien comentabas, en la calle de San Sebastián ya estaban dispuestos los “turroneros” a hacer su Agosto aunque estuviésemos en Julio.

    Y ya en el paseo del parque, que si mal no recuerdo era todo de “gravilla” a la derecha se situaban al principio unas cuantas casetas de viandas variadas y algún que otro garito intentando demostrar que lo que allí se exponía, era cosa nunca vista.

    Entre otros, recuerdo una caseta a la que mi padre me llevaba para degustar unos pinchos morunos, ¡¡esos si que eran verdaderos!! con cordero, y con un buen té de menta que sabia a gloria aunque te abrasases el gaznate.
    Por este orden les seguían las casetas de las “escopetillas”, en las cuales hacia mis delicias disparando a los palillos mondadientes, nunca se me dio mal el ejercicio de disparar, y tuve en mas de una ocasión altercados con los dueños de las casetas, ya que decían que si seguía disparando así, los arruinaría, nunca los creí, solo que si te llevabas mas de un paquete de cigarrillos con solo 6 disparos, preferían que otros menos avezados en la destreza del tiro, se dejasen las pesetillas allí.

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  14. ¡¡Como no recordar a las famosas tómbolas!!, esas en las que te daban unas tiras de papel azul con una serie de números, que por vaya usted a saber por que arte de magia, nunca salían, y si algo te tocaba, no dejaba de ser una pastilla de jabón, y con un poquito mas de suerte, un peluche “despeluznao”.

    A la izquierda del paseo y al fondo quedaban las atracciones de montar, digo montar porque se trataba de eso: La Noria, Los cochecitos eléctricos, el Látigo y como no, el Tren de la bruja, ¡¡la de escobazos que me habré llevado!!, eso si, también dispuse de paseos gratuitos, pues cada vez que le quitábamos la escoba a la bruja, el premio era un viaje gratis.

    Pero donde de verdad alucinábamos, (nunca mejor dicho en colores), era cuando enfilábamos la calle donde se situaban las casetas de los juguetes, ahí ya se disparaba nuestra locura, y de paso, volvíamos locos a nuestros padres, pues bien sabido era que, antes de partir hacia la feria la advertencia de nuestros progenitores, -ya sabes que solo puedes elegir un solo juguete, no hay para mas-, y claro, el ir y venir de una caseta a otra se convertía en un calvario para nuestros padres, (ahora lo entiendo, antes no), hasta que por fin nos decidíamos, yo casi siempre iba pensando en lo mismo, ¡¡llevarme un rifle de repetición!!, pero amigo, eso eran palabras mayores para esos tiempos, y al final tenia que conformarme con la escuálida escopetilla con la culata de madera roja y un tapón de corcho agarrado en el cañón con una cuerdecita para que no se perdiese.

    Ese era -a grandes rasgos- nuestro primer día de Feria. La Verbena por aquellos años se quedaba para los mayores, y aunque siempre fui un melómano, no me atraía aún lo suficiente como para estar a la vera de la tapia escuchando los paso dobles y tangos que alguna orquesta de nombre rimbombante y con menos “chicha que limoná” desgranaba en la noche.

    La vuelta a casa solía ser triste, pero para hacerlo mas llevadero, siempre había una parada, o bien en el señor que vendía los barquillos con sabor a polvo, o en una caseta turronera para coger alguna bolsa de almendras garrapiñadas y un trozo de calabaza dulce de colores inimaginables.

    El resto de los días que había feria, seria siempre igual, un acoso y derribo por parte nuestra para ir cuanto antes al parque y poder disfrutar de algo tan inusual como la “FERIA”

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  15. Siento haber echo tantos comentarios seguidos, pero no me dejaba poner todo lo escrito de una sola vez. Ruego me perdoneis.

    Un cordial saludo
    Pepe

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  16. @Pepe
    Un placer encontrarte al fín en este rincón de la nostalgia. Veo que al final lograste encontrar el modo de poner tus comentarios, que una vez leidos me han dejado con un regusto extraordinario. Me pregunto porqué no te dedicas, aunque también es verdad que ignoro si lo haces, a este asunto de la escritura porque cierto es que manejas la cuestión con avidez y soltura. Ademas, has iluminado mi maltrecha memoria, trayendome desde el recuerdo fotogramas que se habían perdido. Con todos tus comentarios, se podría hacer una entrada perfecta en la página de Santa Cruz en la Red, de la que creo que formas parte. Lo dicho, un gusto encontrarte por estos lugares y cuando lo tengas a bién no tienes más que llamar a la puerta. Un abrazo.

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  17. Muchas gracias Mauro a vosotros por acogerme en este lugar,
    donde al menos no se conocen reyertas,de las que no quisiéramos hablar.
    Bastante hablan ya en otros sitios y nunca paran de abordar, rencillas del pasado, que a ningún sitio ya van.

    A raíz del tema de la Feria, hace unos años, (pocos) a un buen amigo y paisano le contesté en trovo, verso, o poesía, como cada cual lo quiera tratar, y aunque esta personalizado, en el siguiente post lo expongo para que lo podáis comparar.
    Un cordial saludo.
    Pepe

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  18. LA FERIA EN LA ACTUALIDAD

    Esta feria amigo Marce que describes con añoranza, es del todo irreal,
    Ahora son fiestas y algarabía, con excusa para todo lo irracional.

    Ya no suenan los pasodobles de la banda en el pabellón del parque,
    Solo se escuchan ruidosos altavoces con decibelios galopantes

    Las campanas de la Iglesia parecen mudas, y no de envidia,
    Ahora suenan ruidos infernales, boleros de pacotilla.

    El olor de los campos segados parece haber claudicado,
    A esos olores nauseabundos de detritus abandonados.

    Si quieres oler tomillo, del pueblo mucho te has de alejar,
    Darte una vuelta por los campos, y con suerte los hallarás.

    Las berenjenas parecen de plástico, hechas parecen con maldad,
    Aderezadas con fino polvo y grava, de los niños al trotar.

    ¡¡Que suerte tienen algunos de aún podérselas en casa arreglar!!
    Esas si que son como las de antaño, y no de un mundo irreal.

    Y a esas tiernas mozas a las que aludes, por las ventanas mirar,
    A esas horas están durmiendo, ¡¡pobrecitas!! del lbotellón y bacanal.

    La misa de doce y el paseo a la plaza, aún no lo he podido constatar,
    Pero algo me dice que el vermouth de La Campana, pasó también a otro lugar.

    Aunque a decir verdad, (ya lo dijo Machado) queda España de Charanga y Pandereta,
    Pero reducido a los ancianos del lugar, que van a la Verbena, a ver si pueden “jotear”.

    Pero algo de todo esto si que se puedo salvar,
    Una reunión de amigos y ¡¡una cena de verdad!!

    No lo tomes con envidia, se te echó de menos, a ti…, y a los demás,
    ¡¡Que ricos estaban los conejos al ajillo en ese remanso de paz!!

    Ya sabes que me refiero a las Virtudes, el Oasis del lugar,
    Y quede constancia que brindamos, -algunos mas que otros-

    Pero alzamos nuestras copas………. en aras de la Amistad.


    José Marín de la Rubia

    Para Marcelino

    Agosto de 2005

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  19. Sé que me llamareis pesado, lo sé, pero siempre que comienzo algo nuevo, es como si quisiera abarcarlo todo de una "brazada".

    Os dejo este link abajo, por si alguien no lo vio de la Semana Santa de Santa Cruz. Está colgada en You Tube desde hace algún tiempo, está en alta resolución, para poder verlo bien, os aconsejo que lo dejeis en pausado para que se carge, y ponerlo a pantalla completa.
    Espero que os guste
    Un abrazo
    Pepe

    http://www.youtube.com/watch?v=U_dFVqZ_gNw

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