Ante cualquier adversidad de la existencia, cuando no podemos salvar los diarios escollos, al desprendernos de un ser querido, cada vez que cualquier desengaño disfrazado llama a nuestra puerta, con amargura pensamos que la vida no es justa, que nos zancadillea, que no merecemos aquello que nos está pasando y unas veces es así, pero otra inmensa mayoría la vida no nos quita cosas: NOS LIBERA DE ELLAS.
Nos alivia de peso, nos aligera lastre y de esa forma volamos más alto para
ir alcanzando la plenitud. Así desde que nacemos hasta que morimos la vida es
un eterno aprendizaje, una escuela donde se mezclan todas las materias del
hacer diario y sus cotidianos asuntos. Tal vez por la misma razón y circunstancia
lo que llamamos problemas son lecciones. Lecciones de vida, de comportamiento,
de saber estar ante la adversidad. Durante este discurrir no debieran existir
las obligaciones y con ello quiero decir, que jamás debemos hacer aquello que
no nos salga del alma; difícil y complicada cuestión en el mundo que nos rodea,
donde casi nadie hace nada por nadie y donde el amor, motor que debe impulsar
esta máquina, vive arrinconado, denostado, sin valor y sin aprecio. Si solo
hiciésemos lo que amamos, seríamos felices, pero nos complicamos con
puerilidades sin sentido, con querer lograr metas que una vez alcanzadas nos
dejan igual de vacíos.
Mucho hay para gozar: la amistad de los amigos, el ruido de las olas al
atardecer, la lluvia que golpea en los cristales en estos días de invierno, la
lectura de un buen libro o los acordes de una música que nos eleva el espíritu,
por decir solo unos ejemplos. Tengo un amigo que suele decirme: sabes que no
estás solo, piensa en lo que posees, dile a todos aquellos que quieres cuanto
los necesitas y encuentro que lleva razón y a la vez le contesto: en esta vida
hay que tener buena salud y mala memoria. Buena salud, porque de este forma
emprenderemos todo lo que queramos realizar con entusiasmo y energía. Mala
memoria, porque de esa manera olvidaremos los malos rollos, que a ningún sitio
positivo nos conducen y tanto nos amargan la existencia.
No obstante son esas pequeñas cosas las que nos definen como personas. El mundo sería muy distinto si, como dices, las cosas se hiciesen con amor.
ResponderEliminarEse amor del que normalmente carecemos y nos hace ir por la vida como autómatas sin pararnos a pensar en los sentimientos de los demás.
Uno solo puede intentar cambiarse a sí mismo.
Una frase que se me quedó grabada de una gran película decía: QUIEN SALVA UNA VIDA, SALVA AL MUNDO. La vida es la mayoría de las veces un reflejo de nuestro estado de ánimo y estoy seguro que con personas como tú este mundo es mucho mejor.
Gracias amigo Mauro por todo el tiempo que hemos compartido y que nos queda por compartir.
la vida es asi, y lo mas grande es que nosotos no estamos en la vida, nosotros somos la vida y es ella la que vive en notros.
ResponderEliminarEl mundo y la vida es mejor con nostros.
Un fuerte abrazo compañero de blog y de gremio.
Esa manía de ver la botella medio vacia y de hacer la lista de lo que nos falta..... Me gusta tu blog, ya tienes otra lectora.
ResponderEliminarUn beso chico
Vale,las palabras son una estupenda herramienta que nos diferencia del resto de los seres vivos que nos acompañan,pero es lo unico bueno que nos diferencia,por lo demas somos un saco de errores de la naturaleza.Tu verborrea es muy sutil y un poco recargada,pero intuyo que eres de los que se esfuerza por limar esas taras,y eso te mejora y te hace valiente.Adelante.
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