Hoy les sirvo en la barra de nuestra taberna un fragmento de ANDAMIOS,
poderoso y a su vez gran libro, del maestro Benedetti, que nos viene a mostrar
la agonía de espíritu que embarga al ser humano cuando se ve entre rejas por el
simple hecho de proclamar sus ideas diciendo lo que piensa y pensando lo que
dice. Y como vivimos en un tiempo de hipocresía, donde hay quien dice ser una
cosa resultando ser la otra, me pareció oportuno el ponerle voz a estas
palabras incidiendo en que jamás debemos olvidar a quien, con arrojo y
valentía, luchó porque los que habrían de continuarle vivieran en un mundo
mejor. Esos, los que se dejaron la piel, son los imprescindibles. Y no los
idealistas militantes de salón, de cualquier cuño y vertiente, que no sirven
para nada.
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