Me gusta ese día otoñal
gris, oscuro,
inapetente,
lluvioso, de monótono
tedio.
Deslucido día en que el
alma se recoge
se viste de paz y se
ensancha
abriéndose paso entre
las oscuras brumas
y el infinito tintineo
de mil gotas de lluvia
golpeando el cristal de
las ventanas,
deslizándose incoloras
como lágrimas de sal
amarga.
¿Qué tiene ese soplo de
tiempo
en que la luz se esconde
y se pierde el destello azul,
donde el sol, fugaz y
tímido,
gime oculto entre velos
de nubes negras?
Es la honda sensación,
el sereno bienestar
de sentirme ausente y
solo.
Solo eso. Casi nada y
todo.
Casi nada y todo ! Hay sitios que poseen una magia primordial capaces de implantarnos una paz, una serenidad,que pocas veces hemos conocido.Y a partir de esa escala del Tiempo,nos transformamos.Contemplamos un lago,pero como dicen algunos filósofos chinos, el Lago nos estaba esperando para abrir otros estadios de nuestra Mente. Son instantes. Que nos marcan.
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