Estando cercano el día de la patrona, fecha en la que todos los habitantes del corral y las gallinas venideras, apreciadas y queridas, habremos de ir en romería procesional hacia este venerado lugar, digo yo que es buen momento para extraer del baúl de los recuerdos la humilde poesía que hube de componerle a tan adorado paraje. Mientras, esperemos que las musas no sigan pasando de mí ...
Está cambiando el paisaje, tonos y
colores nuevos
los valles, campos y cerros se
olvidaron del invierno.
Ahora la tierra es más tierra, el
cielo azul es mas cielo
y el día sea va alargando, hasta
parecer eterno.
Las amapolas florecen, viste el
árbol su esqueleto
para que el pájaro anide y encuentre
la sombra el perro.
El rosal llama a la rosa y el
gorrión a sus pequeños
cae el agua del Pilar, navega por
los regueros
de alameda en alameda, por entre
arbustos y setos.
Llegó, pues la, primavera, tiempo
de renacimiento.
Ese sol, ese sol que germina entre
los cerros
que se cuela por encinas, entre
piedras y romeros
candente, quieto en el cielo,
iluminando senderos
cubriendo de luz chaparros, los
nidos de los polluelos
¡que lento va el caracol!, entre
las hojas del seto.
Sobre peñas los lagartos, aman este
sol de infierno
la boca abierta al calor,
inmovilizados, quietos.
Las golondrinas viajeras anidan en
los aleros
los grillos entonan sones
orquestados y diversos.
Todo lo envuelve el verano con
tonos de luz y fuego.
Esa lluvia, esa lluvia que golpea
los tejados
Embarrando los caminos, inundando
los pedazos.
Esa lluvia que viaja por los
cristales, que golpea en las ventanas
que lava los peñascales y llena de
agua el arroyo
que corre por las canales y se
oculta entre las piedras
dándole vida al paisaje en esta
tarde de otoño.
El árbol se nos desnuda y sus
hojas caen al suelo
ahora los días son grises, de
plomo se viste el cielo
que gime en un canto sordo de
relámpagos y truenos
para anunciar que es otoño, cuna
de los sentimientos.
El frío ha calado hasta los huesos
y los chopos han mostrado su
esqueleto
las encinas perduran en el monte
resistiendo los envites del
invierno.
La Chopera viste un blanco
inmaculado
con las copas de los árboles
nevadas
y el Pilar sigue echando agua del
chorro
entre cimas de cerros blanqueadas.
Es invierno en Las Virtudes y en
el fuego
arden leños crepitando entre las
llamas.
Genial Maurito, me gusta muchisimo, eres un maestro, no te comento ahora muy amenudo, por que apenas tengo tiempo, aver si cada mochuelo se va a su olivo, todo se normaliza, y yo tengo mas tiempo, Pero que conste que aunque no te comente te leo...
ResponderEliminarGracias como siempre por tu fidelidad y decirte que me gusta que a su vez te guste este escrito que quiere humildemente convertirse en poesía. Se te quiere y espera.
EliminarY digo yo Mauro, ya que en esto de la Poesía, Rima y otros menesteres del tintero.
ResponderEliminarHaciendo tan bien como lo haces, ¿por que no te metes a Trovero?. Arte no te falta por todo lo que llevas dentro, y así poder deleitarnos con poesías y cuentos.
Si no te lo agradecen todos, eso ya lo sabemos, aunque siempre tendrás el apoyo, de los que si te valoramos y entendemos.
Felicidades paisano, por esas cuatros estaciones tan bien pinceladas de ese lugar tan maravilloso como son Las Virtudes.
Pepe
Gracias Pepe. A fin de cuentas lo que uno trata es eso, contar lo pasa, pasó y acontece. Unas veces en prosa, las más, otras de manera más poética y siempre teniendo como referencia aquello que fue pasando y dejando huella. Las Virtudes es mi primera casa Pepe. Allí viví los mejores momentos de mi niñez y eso nunca se olvida. Gracias por parar en estos andenes. Un abrazo.
EliminarMuchas gracias Mauro, siempre es un placer leerte :-)
ResponderEliminarY un gusto sentir que estas ahí, aunque no adivine quien eres. Un placer
EliminarMauro: También Poeta ! Y titiritero ! Dueño de un blog!Estos últimos meses me ha tocado dedicarme a los barnices y las lacas. Cordiales saludos.
ResponderEliminarSe hace lo que se puede en este menester de juntar letras Beatriz. Un abrazo.
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