Puedes soportar todo siempre que junto a ti esté un amigo. Aunque este no pueda hacer más que darte aliento o tenderte una mano. En la vida un amigo es como el pan y el vino, una bendición. En las dificultades diarias un amigo es el consuelo más grande. El diagnóstico competente de un asistente social, de un psiquiatra o del psicólogo más experimentado sirven de bien poco comparados con el gesto amable y la palabra afectuosa de un amig@ .

Has llegado hasta el blog de Mauro Navarro Ginés. Un cuaderno de bitácora donde se tratan los asuntos de la vida a través del poso añejo que dejaron los recuerdos sin nostalgias, las cotidianas reflexiones y sus diarios aconteceres. Si gustas, estas en tu casa. Siéntate a la mesa, busca y encontrarás .
Como mandamientos:
jueves, 3 de octubre de 2024
Amigos
Puedes soportar todo siempre que junto a ti esté un amigo. Aunque este no pueda hacer más que darte aliento o tenderte una mano. En la vida un amigo es como el pan y el vino, una bendición. En las dificultades diarias un amigo es el consuelo más grande. El diagnóstico competente de un asistente social, de un psiquiatra o del psicólogo más experimentado sirven de bien poco comparados con el gesto amable y la palabra afectuosa de un amig@ .
martes, 6 de agosto de 2024
Carta a mi padre
Hoy
quiero regresarte del olvido padre. Del olvido al que el tiempo somete a los
que se fueron hace demasiados años. Y conste, no te me vayas a enfadar, que
digo lejanos y los siento muy cercanos. Tanto, que cuando observo a Adrián, tu
nieto, rozando ya la treintena, establezco, inevitablemente, un lazo entre la
edad que ahora tiene y el tiempo que hace que te marchaste. Tenía, ¿recuerdas?,
apenas un mes y medio cuando sacaste el billete de ida hacía esos lugares que
nos cuentan que son plácidos y de los que nadie, que conste y se sepa, ha
vuelto jamás.
Te diré, para empezar, que si te dieras
una vuelta por este mundo que hoy nos soporta te llevarías muchas y muy
variadas sorpresas. Y unas las habría gratas y otras no lo serían tanto. Te
cuento algunas y ya verás. Ahora, y esta te habrá de sorprender, el personal lleva
hasta el teléfono en el bolsillo. Y, en ese trasto demoniaco, siguen los
partidos de fútbol, ven películas, como aquellas, aunque con menos fuste, a las que
eras tan aficionado y siempre veías en el CINE RECREO que ubicado estaba en el Casino.
También consultan en este cacharro el tiempo, oyen música y la radio, cotillean
en unas cosas que llaman redes sociales y, esto ya te va a poner los pocos
pelos que te quedaban casi de punta, saben hasta los pasos que dan a lo largo
de todo un día. Como lo oyes.
También
tenemos televisores que casi parecen pantallas de cine y que boquiabierto te
habrían dejado; como te dejó aquel GRUNDING que le compraste a Cantero y que le
fuimos pagando en “cómodos plazos”, por cien mil pesetas de las de entonces.
Esa es otra padre. Cuando te cuente esto te vas, en el buen sentido de la
palabra y por poner un ejemplo ilustrativo, a cagar: las pesetas ya no existen.
¿A que te has “quedao” de piedra? Verás, resulta que un buen día, por enero del
2002 creo recordar - ya olvido y hasta chocheo- las cambiaron por un engendro
llamado euro. Al estilo de como pasó, y siempre contabas, después de la incivil
guerra. Solo que esta vez nos birlaron hasta el nombre y nos la metieron, como
sabes que decimos en el pueblo, bien “doblá” porque, de golpe y porrazo, y como
por arte de magia, las cosas pasaron a costar, de un día para otro, casi el
doble de lo que costaban. Un despropósito inentendible y que, casi treinta años
después, aún soportamos a cuadros y seguimos pagando.
Padre, te
refería antes algo del Casino y he de decirte que anda muy de capa caída. En
tus tiempos era como una segunda casa a la que nunca renunciabas a acudir en
busca de unos chatos de vino cuando terminabas con tus quehaceres en la
zapatería. Ahora, según cuentan, se debate entre velos de abandono porque la
gente gusta, acertadamente o no, de otras aficiones que te costaría entender.
También, buscando horizontes nuevos, emigra el personal del pueblo, como
antaño, y este, como tantos otros a lo largo y ancho de toda España, se muere y
languidece lentamente.
Bastará
con decirte para que me entiendas que, desde que te marchaste hasta estos días,
el censo ha bajado en casi dos mil habitantes y de los comercios que conociste
apenas quedan vestigios. Te sigo contando y verás. El BAR AVENIDA, que
frecuentabas en tus últimos años, dejó de existir y ahora es un aparcamiento
subterráneo; y en el BAR DE LOS BOTAS, buenos amigos tuyos que también nos
fueron dejando, edificaron un mamotreto de pisos y a continuación, donde estaba
la CARNICERIA DE POTE, nos han “plantao” tienda unos chinos venidos desde la
patria de Mao Tse Tung. El comercio de LOS PESCADEROS también es pasto de los
ratones y la casa donde estaba ubicado el BAR DE LUIS la han tenido que echar
abajo porque se caía a pedazos. Por cierto, ahora que te hablo de derribos, te
dolerá en el alma saber que la casa infernal que habitábamos en la Calle de
Máximo Laguna hasta entrados los ochenta y que, como buen Navarro cabezón, te
empeñabas en comprar, también se está cayendo, por entregas y a plazos, y
contemplarse puede como un espantajo con los balcones abiertos y los tejados
por el suelo. La tienda de MANOLITO, donde compraste el primer ventilador que
nos refrescó y el transistor VANGUARD en el que oíamos al atardecer las
andanzas de LUCECITA, también pasó a mejor vida. En fin, no seguiré por este
cauce el relato porque, de hacerlo,
habrás de pensar que anda el pueblo como cerrado por derribo. Y tampoco
es para tanto. Ni más ni menos que muchos otros de lo que se ha dado en llamar
la España vaciada.
Te diré,
por cambiar de tema, y para irme despidiendo – que luego el amigo Valverde me
monta el pollo porque me alargo- que de la que fue tu familia solo queda tu
cuñada Víctor “La Nacha” a la que adornan más de cien años. Los demás, por ley
de vida, nos han ido poquito a poco dejando. Como nos dejó este año, sin que
esa ley se cumpliera, mi cuñada Merce. ¿Te acuerdas cuando contabas que la
veías pasar cada día camino de la peluquería? Pues así siguió hasta el
final. Te confieso padre, desde el fondo
de mis adentros, que nos está costando, sobre todo a Carmen, tu nuera, asumir
esta pérdida. Será porque nunca se está preparado para ver partir a los que de
corazón quieres. Para darte una alegría, que ya está bien de referir solo
tristezas y pulmonías, te he de contar que tu hija, la niña de tus ojos, se nos
“metió” hace tiempo a sacristana. Como lo oyes también. Sin sotana, se acabaron
con Sandalio y es algo que no se estila, ayuda al párroco Don Amadeo y a Don
Justino, que ahora ejerce de coadjutor, en las cosas de la misa y la parroquia.
Y es feliz que, a fin de cuentas, es lo importante.
Y
decirte, para terminar esta carta que me fluye desde el corazón, que también
tienes una nieta, Amparo, a quien te hubiese encantado conocer porque es
“navarrilla” pura. Tú ya me entiendes.
Dale un
abrazo muy grande a madre que, a buen seguro, andará por ahí a tu lado
diciéndote que no fumes porque, conociendo como cazas, de haber por esos mundos
tabaco, seguro que, por no variar y seguir con la costumbre, andas con un
pitillo entrelazado en los labios. Y eso, que os quiero infinitamente a los dos
y os echo mucho de menos. Siempre en mi recuerdo. Día tras día. Un abrazo padre
y hasta que nos volvamos a ver.