Como mandamientos:

Es bueno ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivirla con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho para ser insignificante.
Charles Chaplin

A veces uno sabe de que lado estar simplemente viendo los que están del otro lado.
Leonard Cohen

martes, 6 de agosto de 2024

Carta a mi padre


 


     Hoy quiero regresarte del olvido padre. Del olvido al que el tiempo somete a los que se fueron hace demasiados años. Y conste, no te me vayas a enfadar, que digo lejanos y los siento muy cercanos. Tanto, que cuando observo a Adrián, tu nieto, rozando ya la treintena, establezco, inevitablemente, un lazo entre la edad que ahora tiene y el tiempo que hace que te marchaste. Tenía, ¿recuerdas?, apenas un mes y medio cuando sacaste el billete de ida hacía esos lugares que nos cuentan que son plácidos y de los que nadie, que conste y se sepa, ha vuelto jamás.

        Te diré, para empezar, que si te dieras una vuelta por este mundo que hoy nos soporta te llevarías muchas y muy variadas sorpresas. Y unas las habría gratas y otras no lo serían tanto. Te cuento algunas y ya verás. Ahora, y esta te habrá de sorprender, el personal lleva hasta el teléfono en el bolsillo. Y, en ese trasto demoniaco, siguen los partidos de fútbol, ven películas, como aquellas, aunque con menos fuste, a las que eras tan aficionado y siempre veías en el CINE RECREO que ubicado estaba en el Casino. También consultan en este cacharro el tiempo, oyen música y la radio, cotillean en unas cosas que llaman redes sociales y, esto ya te va a poner los pocos pelos que te quedaban casi de punta, saben hasta los pasos que dan a lo largo de todo un día. Como lo oyes.

     También tenemos televisores que casi parecen pantallas de cine y que boquiabierto te habrían dejado; como te dejó aquel GRUNDING que le compraste a Cantero y que le fuimos pagando en “cómodos plazos”, por cien mil pesetas de las de entonces. Esa es otra padre. Cuando te cuente esto te vas, en el buen sentido de la palabra y por poner un ejemplo ilustrativo, a cagar: las pesetas ya no existen. ¿A que te has “quedao” de piedra? Verás, resulta que un buen día, por enero del 2002 creo recordar - ya olvido y hasta chocheo- las cambiaron por un engendro llamado euro. Al estilo de como pasó, y siempre contabas, después de la incivil guerra. Solo que esta vez nos birlaron hasta el nombre y nos la metieron, como sabes que decimos en el pueblo, bien “doblá” porque, de golpe y porrazo, y como por arte de magia, las cosas pasaron a costar, de un día para otro, casi el doble de lo que costaban. Un despropósito inentendible y que, casi treinta años después, aún soportamos a cuadros y seguimos pagando.

    Padre, te refería antes algo del Casino y he de decirte que anda muy de capa caída. En tus tiempos era como una segunda casa a la que nunca renunciabas a acudir en busca de unos chatos de vino cuando terminabas con tus quehaceres en la zapatería. Ahora, según cuentan, se debate entre velos de abandono porque la gente gusta, acertadamente o no, de otras aficiones que te costaría entender. También, buscando horizontes nuevos, emigra el personal del pueblo, como antaño, y este, como tantos otros a lo largo y ancho de toda España, se muere y languidece lentamente.

    Bastará con decirte para que me entiendas que, desde que te marchaste hasta estos días, el censo ha bajado en casi dos mil habitantes y de los comercios que conociste apenas quedan vestigios. Te sigo contando y verás. El BAR AVENIDA, que frecuentabas en tus últimos años, dejó de existir y ahora es un aparcamiento subterráneo; y en el BAR DE LOS BOTAS, buenos amigos tuyos que también nos fueron dejando, edificaron un mamotreto de pisos y a continuación, donde estaba la CARNICERIA DE POTE, nos han “plantao” tienda unos chinos venidos desde la patria de Mao Tse Tung. El comercio de LOS PESCADEROS también es pasto de los ratones y la casa donde estaba ubicado el BAR DE LUIS la han tenido que echar abajo porque se caía a pedazos. Por cierto, ahora que te hablo de derribos, te dolerá en el alma saber que la casa infernal que habitábamos en la Calle de Máximo Laguna hasta entrados los ochenta y que, como buen Navarro cabezón, te empeñabas en comprar, también se está cayendo, por entregas y a plazos, y contemplarse puede como un espantajo con los balcones abiertos y los tejados por el suelo. La tienda de MANOLITO, donde compraste el primer ventilador que nos refrescó y el transistor VANGUARD en el que oíamos al atardecer las andanzas de LUCECITA, también pasó a mejor vida. En fin, no seguiré por este cauce el relato porque, de hacerlo,  habrás de pensar que anda el pueblo como cerrado por derribo. Y tampoco es para tanto. Ni más ni menos que muchos otros de lo que se ha dado en llamar la España vaciada.

     Te diré, por cambiar de tema, y para irme despidiendo – que luego el amigo Valverde me monta el pollo porque me alargo- que de la que fue tu familia solo queda tu cuñada Víctor “La Nacha” a la que adornan más de cien años. Los demás, por ley de vida, nos han ido poquito a poco dejando. Como nos dejó este año, sin que esa ley se cumpliera, mi cuñada Merce. ¿Te acuerdas cuando contabas que la veías pasar cada día camino de la peluquería? Pues así siguió hasta el final.  Te confieso padre, desde el fondo de mis adentros, que nos está costando, sobre todo a Carmen, tu nuera, asumir esta pérdida. Será porque nunca se está preparado para ver partir a los que de corazón quieres. Para darte una alegría, que ya está bien de referir solo tristezas y pulmonías, te he de contar que tu hija, la niña de tus ojos, se nos “metió” hace tiempo a sacristana. Como lo oyes también. Sin sotana, se acabaron con Sandalio y es algo que no se estila, ayuda al párroco Don Amadeo y a Don Justino, que ahora ejerce de coadjutor, en las cosas de la misa y la parroquia. Y es feliz que, a fin de cuentas, es lo importante.

     Y decirte, para terminar esta carta que me fluye desde el corazón, que también tienes una nieta, Amparo, a quien te hubiese encantado conocer porque es “navarrilla” pura. Tú ya me entiendes.

     Dale un abrazo muy grande a madre que, a buen seguro, andará por ahí a tu lado diciéndote que no fumes porque, conociendo como cazas, de haber por esos mundos tabaco, seguro que, por no variar y seguir con la costumbre, andas con un pitillo entrelazado en los labios. Y eso, que os quiero infinitamente a los dos y os echo mucho de menos. Siempre en mi recuerdo. Día tras día. Un abrazo padre y hasta que nos volvamos a ver.

 


 

                 

 

          

     


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